jueves, 26 de septiembre de 2019

SOTO / JD MILLER / BIG CLYDE


24 de septiembre 2019. Sala Caracol


Volvía a la capital uno de los vocalistas más carismáticos y apreciados por el público madrileño dentro del hard rock internacional, algo que debería augurar una buena respuesta de sus habitualmente fieles fans. Pero en esta ocasión, entre que la fecha no era la mejor, martes de finales de mes, que el evento no se promocionó de la mejor manera posible, y que el artista norteamericano se presentaba bajo la cabecera de su proyecto más actual y cañero con el que parece no terminar de convencer a sus seguidores más melódicos, el resultado fue la entrada más pobre que ha registrado Jeff Scott Soto en todas las visitas que ha realizado a Madrid con cualquiera de sus formaciones.

En definitiva poco más de un centenar de asistentes en una sala Caracol que presentaba un aspecto que nada tenía que ver con la de la primera vez en la que Jeff pisaba sus tablas con un, incluso peligroso, lleno de reventón, y a la que aludía días antes el mismo en su Facebook como “El lugar en el que empezó todo”. Por desgracia dieciséis años después de aquella histórica actuación parece que el interés del público madrileño se ha desvanecido notablemente, pero afortunadamente lo que no cambia con el paso del tiempo es la pasión y entrega del cantante norteamericano y de sus acompañantes sean quienes sean estos.

Menor aún fue la acogida que recibieron las dos bandas encargadas de abrir la velada, los alemanes BIG CLYDE y los suecos JD MILLER, a los que no se cuanta gente llego a ver dado lo temprano de sus actuaciones y el desconocimiento general de la mayoría de los presentes, entre los que no me contaba ya que cuando quise darme cuenta ya había finalizado sus conciertos y llegué tarde, por lo tanto no puedo comentaros nada al respecto. Sí que pudimos ver a sus respectivos cantantes colaborando como invitados del cabeza de cartel al final de su actuación como detallaré más adelante.

Entré en la sala justo con la intro que abre “Origami” el último trabajo de SOTO que nos venían a presentar y tras la cual enlazaron directamente con “Hypermania” el primer corte del mismo y con el que nos llevamos una muy desagradable sorpresa, aunque ya íbamos avisados. Y no es que el tema sonara mal, sencillamente es que casi ni se escuchaba a pesar del derroche habitual de energía por parte del grupo, el volumen era irrisorio, como si el concierto se estuviera desarrollando con un tabique entre el grupo y el público.

Según parece esto se debió a la prohibición de sobrepasar los 95 decibelios de potencia, una cifra ridícula que no se a quien compete establecerla (Ayuntamiento, Comunidad, Ministerio), pero que nos dio un enorme bajón que por suerte se solucionó en buena parte a lo largo del show, previo acercamiento a la primera fila junto al escenario escuchando casi directamente lo que salía de los amplis.

Ya situados a una distancia acorde a las circunstancias, pudimos empezar a disfrutar algo más con “Freakshow” otra enérgica pieza de la cosecha más actual de Soto y con la que las guitarras de Jorge Salán y BJ, enormes ambos toda la noche, empezaron a crujir con más poderío dentro de ese sonido moderno y trabajado en el que fuerza y melodía comparten protagonismo sobre la rotunda y técnica pegada de Edu Cominato en la batería formando el sustento rítmico junto al recientemente incorporado Tony Dickinson que con su bajo de ocho cuerdas ocupó con sobrada solvencia el enorme hueco dejó el tristemente fallecido David Z que fue recordado con cariño a lo largo del show, al igual que Marcel Jacob bajista de Talisman que nos dejó hace unos años.

Como siempre Jeff ejerció de divertido maestro de ceremonias, mostrando un muy buen estado vocal, con el apoyo de partes grabadas de teclados, algo que siempre me parece que desluce un poco el show al no ser ejecutadas por un teclista en directo, actualmente BJ se centra en su tarea como guitarra rítmica y vocal resaltando sobre todo esta última faceta volviendo a mostrar su gran nivel como cantante.

Tras los dos primeros temas más actuales, momento para el recuerdo con un buen medley de “Colour My XTC” de Talisman y “21st Century” de JSS que ya habíamos podido disfrutar en directo en otras ocasiones, al igual que una poderosa “Drowing” que sigue siendo lo mejorcito de aquel “Lost In The Translation” (2004) y en la que, junto a unos tremendos coros, brilló la guitarra de Jorge marcándose el primero de un puñado de vibrantes solos. Vuelta a la actualidad con la pesada “Wrath” que pasó más desapercibida a pesar de los esfuerzos de Soto intentando interactuar con el público, mejorando un poco con “Weight of the World” sobre todo por la magnífica melodía evocadora de su estribillo, de nuevo con BJ destacando a las voces.

Mayor respuesta popular obtuvo “Soul Divine” con buenos juegos de voces interactuando con el público, a pesar del referido límite de volumen al que hizo alusión Jeff y tras lo cual fue provocado por el guitarrista brasileño para, al más puro estilo Marc Gasol, beberse de un trago un vaso con aspecto de té helado pero que no estoy muy seguro de que era. Después del momento divertido, tiempo para el recuerdo más entrañable a David Z y a su sobrino recién nacido con la descarnada y moderna “The Fall” interpretada por Jeff de rodillas con los ojos tapados por su fular para dotarla de mayor dramatismo y teatralidad con las teclas sampleadas dejándose notar entre pesados riffs de guitarra.

Tras la avalancha de distorsión momento más relajado pero no menos intenso para marcarse un excelente medley de temas de W.E.T. (el proyecto más melódico de Jeff junto a miembros de Work of Art y Eclipse) y que nos sonó magnífico enlazando las notas de “Watch the Fire”, “Learn to Live Again” y “One Love”, con BJ haciéndose cargo con acierto de las partes vocales originales de Erik Martensson, sirviendo además como preludio de una divertida presentación de los componentes del grupo con un vacilón guiño a Bruno Mars. Siguió la caña con otros dos temas enlazados sin pausa de “Origami”, el propio tema título ejecutado a toda velocidad con un adictivo riff central y la más pesada con partes casi a capela “Detonate” rematada en su parte final por una virtuosa exhibición técnica de bajo y guitarra a cargo de Dickinson y de Salan, enlazando con una acortada versión de la maravillosa “Eyes Of Love” con la que recordaron el fantástico álbum “Prism” (2002) de JSS para disfrute de los más melódicos.

Nos acercábamos al tramo final del show con “World Collide”, el último tema que cayó del nuevo disco que enriquecieron de nuevo a modo de medley (van a terminar siendo los reyes del medley) con fragmentos de “Frozen” de Madonna y de “Crazy” de Seal, de sobra conocidos ya por los fans y haciéndolos imprescindibles en sus sets, de nuevo interactuando con el respetable que palmeó y coreó con ganas. Se prolongó la comunión con la inevitable “I’ll Be Waiting” cantada por Jeff en muchos momentos sin micro mostrando un chorro de voz tremendo respondido desde enfrente del escenario por la escasa pero entregada audiencia.

Mínimo descanso y vuelta de nuevo en clave vacilona con mínimos guiños a “Daddy, Brother, Lover, Little Boy” de Mr. Big, “Highway Star” de Deep Purple”, “You’ve Got Another Thing Coming” de Judas Priest y “The Trooper” de Iron Maiden que dieron paso a los dos temas más representativos de Steel Dragon en la banda sonora de “Rock Star”, “Livin’ the Life” y “Stand Up”, haciendo corear al público en el primero e invitando a cantar a los vocalistas de Big Clyde y JD Miller en la segunda creando un pequeño y divertido caos en el escenario, con Jeff pasando el micro de mano en mano, pulsando los trastes del bajo de Tony, y sin parar de moverse y provocar al resto de la banda.

Cierre divertido para un buen concierto que a pesar de estar lastrado desde el principio por el problema del volumen resultó variado y entretenido en su hora y cuarenta minutos de duración, quizá con demasiados momentos de charla entre los temas, y que mostró una vez más a Jeff Scott Soto como un enorme frontman y a SOTO como una enorme banda. Aunque su sonido actual no acabe de enganchar a todos sus seguidores, siempre es una garantía de calidad y diversión.

Mariano Palomo