24 de septiembre 2019. Sala Caracol
Volvía a la capital uno de los
vocalistas más carismáticos y apreciados por el público madrileño dentro del
hard rock internacional, algo que debería augurar una buena respuesta de sus
habitualmente fieles fans. Pero en esta ocasión, entre que la fecha no era la mejor,
martes de finales de mes, que el evento no se promocionó de la mejor manera
posible, y que el artista norteamericano se presentaba bajo la cabecera de su
proyecto más actual y cañero con el que parece no terminar de convencer a sus
seguidores más melódicos, el resultado fue la entrada más pobre que ha
registrado Jeff Scott Soto en todas
las visitas que ha realizado a Madrid con cualquiera de sus formaciones.
En definitiva poco más de un
centenar de asistentes en una sala Caracol que presentaba un aspecto que nada
tenía que ver con la de la primera vez en la que Jeff pisaba sus tablas con un, incluso peligroso, lleno de
reventón, y a la que aludía días antes el mismo en su Facebook como “El lugar
en el que empezó todo”. Por desgracia dieciséis años después de aquella
histórica actuación parece que el interés del público madrileño se ha
desvanecido notablemente, pero afortunadamente lo que no cambia con el paso del
tiempo es la pasión y entrega del cantante norteamericano y de sus acompañantes
sean quienes sean estos.
Menor aún fue la acogida que
recibieron las dos bandas encargadas de abrir la velada, los alemanes BIG CLYDE y los suecos JD MILLER, a los que no se cuanta gente
llego a ver dado lo temprano de sus actuaciones y el desconocimiento general de
la mayoría de los presentes, entre los que no me contaba ya que cuando quise
darme cuenta ya había finalizado sus conciertos y llegué tarde, por lo tanto no
puedo comentaros nada al respecto. Sí que pudimos ver a sus respectivos
cantantes colaborando como invitados del cabeza de cartel al final de su
actuación como detallaré más adelante.
Entré en la sala justo con la
intro que abre “Origami” el último
trabajo de SOTO que nos venían a
presentar y tras la cual enlazaron directamente con “Hypermania” el primer
corte del mismo y con el que nos llevamos una muy desagradable sorpresa, aunque
ya íbamos avisados. Y no es que el tema sonara mal, sencillamente es que casi ni
se escuchaba a pesar del derroche habitual de energía por parte del grupo, el
volumen era irrisorio, como si el concierto se estuviera desarrollando con un
tabique entre el grupo y el público.
Según parece esto se debió a la
prohibición de sobrepasar los 95 decibelios de potencia, una cifra ridícula que
no se a quien compete establecerla (Ayuntamiento, Comunidad, Ministerio), pero
que nos dio un enorme bajón que por suerte se solucionó en buena parte a lo
largo del show, previo acercamiento a la primera fila junto al escenario
escuchando casi directamente lo que salía de los amplis.
Ya situados a una distancia acorde
a las circunstancias, pudimos empezar a disfrutar algo más con “Freakshow” otra
enérgica pieza de la cosecha más actual de Soto
y con la que las guitarras de Jorge
Salán y BJ, enormes ambos toda
la noche, empezaron a crujir con más poderío dentro de ese sonido moderno y
trabajado en el que fuerza y melodía comparten protagonismo sobre la rotunda y
técnica pegada de Edu Cominato en la
batería formando el sustento rítmico junto al recientemente incorporado Tony Dickinson que con su bajo de ocho
cuerdas ocupó con sobrada solvencia el enorme hueco dejó el tristemente fallecido
David Z que fue recordado con cariño
a lo largo del show, al igual que Marcel
Jacob bajista de Talisman que
nos dejó hace unos años.
Como siempre Jeff ejerció de divertido maestro de ceremonias, mostrando un muy
buen estado vocal, con el apoyo de partes grabadas de teclados, algo que
siempre me parece que desluce un poco el show al no ser ejecutadas por un
teclista en directo, actualmente BJ
se centra en su tarea como guitarra rítmica y vocal resaltando sobre todo esta
última faceta volviendo a mostrar su gran nivel como cantante.
Tras los dos primeros temas más
actuales, momento para el recuerdo con un buen medley de “Colour My XTC” de Talisman y “21st Century” de JSS que ya habíamos podido disfrutar en
directo en otras ocasiones, al igual que una poderosa “Drowing” que sigue
siendo lo mejorcito de aquel “Lost In The
Translation” (2004) y en la que, junto a unos tremendos coros, brilló la
guitarra de Jorge marcándose el
primero de un puñado de vibrantes solos. Vuelta a la actualidad con la pesada “Wrath”
que pasó más desapercibida a pesar de los esfuerzos de Soto intentando interactuar con el público, mejorando un poco con “Weight
of the World” sobre todo por la magnífica melodía evocadora de su estribillo,
de nuevo con BJ destacando a las
voces.
Mayor respuesta popular obtuvo “Soul
Divine” con buenos juegos de voces interactuando con el público, a pesar del
referido límite de volumen al que hizo alusión Jeff y tras lo cual fue provocado por el guitarrista brasileño para,
al más puro estilo Marc Gasol,
beberse de un trago un vaso con aspecto de té helado pero que no estoy muy
seguro de que era. Después del momento divertido, tiempo para el recuerdo más
entrañable a David Z y a su sobrino
recién nacido con la descarnada y moderna “The Fall” interpretada por Jeff de rodillas con los ojos tapados
por su fular para dotarla de mayor dramatismo y teatralidad con las teclas
sampleadas dejándose notar entre pesados riffs de guitarra.
Tras la avalancha de distorsión
momento más relajado pero no menos intenso para marcarse un excelente medley de
temas de W.E.T. (el proyecto más
melódico de Jeff junto a miembros de
Work of Art y Eclipse) y que nos sonó magnífico enlazando las notas de “Watch the
Fire”, “Learn to Live Again” y “One Love”, con BJ haciéndose cargo con acierto de las partes vocales originales de
Erik Martensson, sirviendo además
como preludio de una divertida presentación de los componentes del grupo con un
vacilón guiño a Bruno Mars. Siguió
la caña con otros dos temas enlazados sin pausa de “Origami”, el propio tema título ejecutado a toda velocidad con un
adictivo riff central y la más pesada con partes casi a capela “Detonate”
rematada en su parte final por una virtuosa exhibición técnica de bajo y
guitarra a cargo de Dickinson y de Salan, enlazando con una acortada
versión de la maravillosa “Eyes Of Love” con la que recordaron el fantástico
álbum “Prism” (2002) de JSS para disfrute de los más melódicos.
Nos acercábamos al tramo final
del show con “World Collide”, el último tema que cayó del nuevo disco que
enriquecieron de nuevo a modo de medley (van a terminar siendo los reyes del
medley) con fragmentos de “Frozen” de Madonna
y de “Crazy” de Seal, de sobra
conocidos ya por los fans y haciéndolos imprescindibles en sus sets, de nuevo
interactuando con el respetable que palmeó y coreó con ganas. Se prolongó la
comunión con la inevitable “I’ll Be Waiting” cantada por Jeff en muchos momentos sin micro mostrando un chorro de voz
tremendo respondido desde enfrente del escenario por la escasa pero entregada
audiencia.
Mínimo descanso y vuelta de nuevo
en clave vacilona con mínimos guiños a “Daddy, Brother, Lover, Little Boy” de Mr. Big, “Highway Star” de Deep Purple”, “You’ve Got Another Thing
Coming” de Judas Priest y “The
Trooper” de Iron Maiden que dieron
paso a los dos temas más representativos de Steel Dragon en la banda sonora de “Rock Star”, “Livin’ the Life” y “Stand Up”, haciendo corear al
público en el primero e invitando a cantar a los vocalistas de Big Clyde y JD Miller en la segunda creando un pequeño y divertido caos en el
escenario, con Jeff pasando el micro
de mano en mano, pulsando los trastes del bajo de Tony, y sin parar de moverse y provocar al resto de la banda.
Cierre divertido para un buen
concierto que a pesar de estar lastrado desde el principio por el problema del volumen
resultó variado y entretenido en su hora y cuarenta minutos de duración, quizá
con demasiados momentos de charla entre los temas, y que mostró una vez más a Jeff Scott Soto como un enorme frontman
y a SOTO como una enorme banda. Aunque
su sonido actual no acabe de enganchar a todos sus seguidores, siempre es una
garantía de calidad y diversión.
Mariano Palomo