lunes, 29 de abril de 2019

ASFALTO


27 de abril 2019. Sala Mon

Tras el rotundo éxito cosechado a primeros de marzo en La Riviera colgando el cartel de “No hay billetes”, la reunión de la formación de Asfalto que grabó para muchos sus dos mejores discos “Más Que Una Intención” (1983) y “Cronophobia” (1984), repetía experiencia en este caso en un local de un tercio de aforo respecto a la primera obteniendo el mismo éxito de convocatoria llenando la sala Mon de Moncloa.

Una segunda oportunidad que muchos no dejamos pasar y que supuso un maravilloso reencuentro que ya tuvo su aperitivo en el mismo lugar, cuando todavía se llamaba Penélope, hace un tres años con la actual formación de la banda comandada por el guitarrista Julio Castejón que invitaba al vocalista Miguel Oñate a participar en media docena de temas. Una delicia que nos dejó con ganas de más, y que no hacía presagiar que hubiera oportunidad de darnos el atracón del menú completo de todos los temas de los dos discos mencionados anteriormente, con un par de extras incluidos.

Al igual que en La Riviera, además de Castejón y Oñate, participaron otros dos de los pilares aquella época, el bajista José Ramón Pérez “Guny” y el teclista Jorge García Banegas, quedando la presencia del batería Enrique Cajide como prácticamente testimonial tocando en un solo tema dado su estado físico. Para ocupar los tambores resulta difícil encontrar a nadie mejor que José Martos (Atlas, Niágara, Barón Rojo, Topo), y él fue el encargado de dar ritmo y solidez a los temas que sonaron de lujo durante todo la velada.

Una velada que comenzaba pasadas las nueve de la noche entre las notas de fondo de la banda sonora de “Encuentros en la Tercera Fase” como oportuno preludio a “El Regreso” con el que arrancaron para empezar a subir una temperatura ya de por sí bastante alta en la sala, no hubiera estado mal que hubieran puesto el aire acondicionado al principio del concierto y no al final del mismo.

En cualquier caso esta circunstancia no parecía importar demasiado a una entregada audiencia que siguió disfrutando con la divertida “Que Siga El Show” en la que lució sobremanera la guitarra de Julio, para sin pausa pasar a dar más protagonismo a los coros y teclados en una maravillosa “Es Nuestro Momento” que sonó de impresión. Un sonido que se tornó más sinfónico y envolvente en la intensa “Joven Ruso”, adecuadamente ilustrada en la pantalla de vídeo con imágenes de la Guerra Fría, para volver a terrenos más directos y asequibles con socarrona “Concierto Fatal”.

Primer bloque superado, chaqueta fuera de Oñate, y a seguir con otro de los momentos destacados de la noche con “Desaparecido” en la que el vocalista mostró un poderío y capacidad interpretativa al alcance de muy pocos y que fue capaz de mantener hasta el final del show, algo que la verdad sorprendió muy gratamente a buena parte del respetable entre los que me encuentro. Con “Frente al Espejo” se relajó el ambiente mostrándonos su lado más tierno con Guny sentado en una banqueta y con Julio cambiando de guitarra para desgranar esta deliciosa pieza.

Volvieron a subir el ritmo tras una vacilona entradilla instrumental con “Contrarreloj” otro señor temazo con el que nos hicieron vibrar, al igual que con “Tenías Razón” de lo más cañero de la noche con Banegas en primera línea con uno de sus teclados colgado al hombro y con Castejón tirando de Ibanez para darle un sonido más hard rockero, algo que no es demasiado habitual en el veterano guitarrista.

Tras una pequeña charla de Oñate siguieron en la misma línea con “Richi (Estrella del Rock)”, para continuar compartiendo voces con Julio en la desenfadada “Secuestro Legal” pasando después a, probablemente, el momento más intimista y entrañable de la actuación sentándose Castejón al piano para cantar “El Hijo de Lindbergh” acompañado a la acústica de doce cuerdas por su hijo Enrique. Una deliciosa interpretación como lo fue la de “Tiempo Gris” con otro Enrique como protagonista, Cajide, que se tomó las baquetas tras una emotiva introducción  de su amigo con el que comenzó la aventura musical hace más de cuatro décadas. Para la ocasión contaron también con Lorenzo Azcona al saxo dándole el toque jazzie, ya con Miguel de vuelta a la voz.

Retomaron el pulso más brioso con dos de los temas más celebrados y directos del set, “La Batalla” y “Buffalo Vil”, que sonaron magníficos con el grupo transmitiendo una energía tremenda, para sorprendernos seguidamente con dos temas que aparecieron como caras b en su momento y que acertadamente recuperaron para la ocasión. El primero de ellos “Dinos Que Fue” es básicamente la segunda parte del mítico “Rocinante” de su álbum de debut, continuando con la historia del mítico caballo quijotesco, desarrollándose a medio tiempo sobre una preciosa melodía de guitarra y teclados. El segundo “Justo y Traidor” resultó mucho más rotundo rozando de nuevo el hard rock, y era más reconocible por los fans, además de por su pegadizo estribillo, porque ya aparecía en la grabación del vídeo LP de “Más Que Una Intención” grabada al aire libre en los Montes de Toledo.

Para el cierre antes de los bises quedaba la traca final con la celebérrima “Más Que Una Intención” que sonó como lo que es, un himno inmortal palmeado y coreado a pleno pulmón por todos los presentes, que no tardamos mucho en seguir disfrutando con otro de los puntos culminantes del show, una espectacular interpretación de “La Paz Es Verde” en la que cantante de Craneo y Phantasy, amén de manager del grupo, Joan Cheka, se unió a Miguel para cumplir, según nos dijo, uno de sus sueños formando un espectacular dueto mostrando un gran nivel vocal.

Tras las pertinentes presentaciones y agradecimientos por parte de la banda y del propio Cheka, inductor principal de la reunión, llegaba el broche definitivo con la festiva “Nada, Nadie, Nunca”, de nuevo con Azcona acompañando con su saxo, resultando un brillante y magnífico fin de fiesta que se prolongó mientras se desalojaba la sala sonando de fondo una curiosa versión acústica de “Días de Escuela” que fue reclamada por buena parte de los fans, y que acabó sonando aunque fuera enlatada.

Excelente concierto de unos excelentes músicos que nos llevaron con la magia de su música y su buen hacer a recordar una maravillosa etapa del rock español en general y de uno de sus máximos exponentes en particular. Lo que ya no me atrevo a asegurar, ni en un sentido ni en otro, es si esta experiencia tendrá continuidad o volverá a repetirse esporádicamente en el futuro. Dado el resultado de estas dos citas en apenas un par de meses probablemente lo más normal sería que hubiera más veces, pero eso está en la mano de la banda y, al menos por ahora, es una incógnita. De momento nos quedamos con el imborrable recuerdo de la noche del pasado sábado, sin duda una de las más grandes que hemos podido disfrutar últimamente.

Gracias Asfalto.

Mariano Palomo