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martes, 7 de enero de 2020
INDICE CRONICA DE CONCIERTOS
IRON SAVIOR / DRAGONHAMMER / AQUELARRE
12
de Diciembre de 2019. Sala Silikona
Ya empezábamos a perder la esperanza de ver a IRON SAVIOR de nuevo por Madrid. Porque de su primera y única visita han pasado casi 20 años, pues tuvo lugar el 6 de Abril de 2000, junto a Grave Digger en la sala Macumba. Desde entonces han estado en España en varias ocasiones, sobre todo en festivales. Especialmente sonado fue el Rock Machina de 2001, que significó la despedida de Kai Hansen de la banda. Pero por nuestra capital, ni rastro. Esperemos que de ahora en adelante vengan con un poco más de frecuencia.
Ya empezábamos a perder la esperanza de ver a IRON SAVIOR de nuevo por Madrid. Porque de su primera y única visita han pasado casi 20 años, pues tuvo lugar el 6 de Abril de 2000, junto a Grave Digger en la sala Macumba. Desde entonces han estado en España en varias ocasiones, sobre todo en festivales. Especialmente sonado fue el Rock Machina de 2001, que significó la despedida de Kai Hansen de la banda. Pero por nuestra capital, ni rastro. Esperemos que de ahora en adelante vengan con un poco más de frecuencia.
El día escogido no fue
muy afortunado, dado que cayó en jueves. Ni siquiera sabíamos que los alemanes
tocarían con más grupos, ya que ni en la entrada ni en los carteles venía una
sola palabra. A pocos días del evento, se nos ocurrió buscar en las redes
sociales alguna pista sobre la hora de comienzo, que tampoco figuraba por
ninguna parte, y fue cuando supimos que compartían escenario con dos bandas
más. De los compatriotas AQUELARRE nada
podemos contar, dado que, como hemos dicho, era jueves y no pudimos llegar con
puntualidad al local. Al parecer estuvieron presentando su tercer álbum “Suevia”. Por lo que nos contaron,
estuvieron bastante bien echando muchas ganas.
Por los pelos pudimos
asistir al comienzo de los segundos de la noche, los italianos DRAGONHAMMER. Como nos enteramos de que
tocaban junto a Iron Savior muy
pocos días antes, no tuvimos apenas tiempo de conocer su música. Se puede decir
que lo suyo es el power metal continental. En general tuvieron un buen sonido,
sólo nos pareció que era mejorable el de la batería. Supieron mover a un
público que no les conocía, lo cual siempre dice mucho a favor de una banda.
Recordamos particularmente el tema “Children Of The Sun”, que sin haberlo
escuchado nunca nos encontramos botando y coreándolo como si lo conociéramos de
toda la vida. Si la memoria no nos falla fueron en total nueve canciones,
cerrando con la que da nombre a la banda, la propia “DragonHammer”.
Por los motivos que fuera,
había un retraso acumulado de unos 20 minutos. Esto provocó un recorte de
tiempo para Iron Savior, quienes
tuvieron que eliminar tres temas de los que pudimos ver después en el set list.
Con apenas media entrada (insistimos una vez más en que era jueves), pero con
suficiente público para dar buen ambiente, había mucha expectación después de
tantos años sin verles por aquí. Pero la cosa no puede decirse que empezara
bien. Al arrancar con “Way Of The Blade” nos quedamos atónitos al ver que la
voz de Piet Sielck no se oía
absolutamente nada. No es que estuviera bajo el volumen, no, es que parecía que
tuviera el micrófono apagado.
Poco a poco se fue corrigiendo en el transcurso de la actuación, pero sin que nunca se llegase a oír a un nivel óptimo. Tiene narices que los cabezas de cartel tuvieran un sonido mucho peor que el de los supuestos teloneros. Por si fuera poco, no había mucho entendimiento con el batería Patrick Klose, pues en dos ocasiones tuvieron que cortar una canción recién empezada para volver a comenzarla de nuevo. Y para rematar, Piet sudaba de una forma como no hemos visto a nadie jamás en un escenario. Era un auténtico surtidor humano. Para él la toalla era un elemento tan imprescindible como la púa de la guitarra. Entre tema y tema se veía obligado a parar para secarse, cortando así el desarrollo normal del concierto. No sabemos qué le puede ocurrir, sólo podemos decir que en las dos anteriores veces en que le vimos, en 2000 y en 2001, no tenía este problema.
Poco a poco se fue corrigiendo en el transcurso de la actuación, pero sin que nunca se llegase a oír a un nivel óptimo. Tiene narices que los cabezas de cartel tuvieran un sonido mucho peor que el de los supuestos teloneros. Por si fuera poco, no había mucho entendimiento con el batería Patrick Klose, pues en dos ocasiones tuvieron que cortar una canción recién empezada para volver a comenzarla de nuevo. Y para rematar, Piet sudaba de una forma como no hemos visto a nadie jamás en un escenario. Era un auténtico surtidor humano. Para él la toalla era un elemento tan imprescindible como la púa de la guitarra. Entre tema y tema se veía obligado a parar para secarse, cortando así el desarrollo normal del concierto. No sabemos qué le puede ocurrir, sólo podemos decir que en las dos anteriores veces en que le vimos, en 2000 y en 2001, no tenía este problema.
Con tantos ingredientes
para el desastre, los teutones se salvaron de la catástrofe con dos formidables
armas, su buen hacer y su arrolladora simpatía. Tanto el ex–Helloween como el bajista Jan-Süren Eckert demostraron ser dos
grandes showmans animando a la gente, combatiendo los problemas con bromas y
dirigiéndose al público en un español desastroso pero muy divertido. Todos
supimos agradecer su esfuerzo. El que no resultó tan comunicativo fue el
segundo guitarrista, Joachim “Piesel” Küstner.
Tocó muy bien, pero no ayudó en la labor de motivar a los asistentes, de hecho
ni siquiera colaboraba en los coros.
El repertorio estuvo
basado casi en su totalidad en la tercera etapa de la banda, la que se abrió en
su regreso en 2011 con “The Landing”.
Y con una gran presencia de su último trabajo “Kill Or Get Killed”, del que cayeron cinco composiciones. El resto
del set se completó con canciones de “Titancraft”
y de la propia “The Landing”. Sólo
cayeron dos muestras de álbumes anteriores, pero no adelantaremos
acontecimientos. Nos parece elogiable que una banda con más de 20 años a sus
espaldas no mire al pasado. Pero como fans veteranos nos entristece no haber
podido escuchar apenas nada de la magistral tetralogía que formaron los
primeros álbumes, particularmente de sus dos grandes obras maestras “Unification” y “Dark Assault”. Pero de todo esto nos dimos cuenta después,
mientras duró la actuación lo estábamos pasando tan bien que no echamos en
falta nada hasta que todo terminó.
Dentro de los álbumes que
hemos dicho, eligieron muy bien los temas. De “Kill Or Get Killed”, por ejemplo, no faltaron las tres mejores
canciones del disco, la misma “Kill Or Get Killed”, “Stand Up And Fight” y “Never
Stop Believing”. Los momentos más intensos llegaron en la recta final, con un
público ya entregado y con una banda que se notaba que estaba disfrutando. En
“Heavy Metal Never Dies”, uno de los temas más comerciales de su historia
reciente, dividieron a la gente en dos sectores y nos hicieron competir a ver
quién cantaba más alto.
Este tipo de rollos terminan haciéndose pesados, pero no fue el caso, nos divertimos mucho. Tras “Legends Of Glory”, llegó el fin de fiesta con tres sorpresas. En primer lugar, “Break The Curse”, de “Battering Ram”, y sobre todo, “Atlantis Falling”, de su trabajo de debut “Iron Savior”. Hubiera estado muy bien acompañarlo de la propia “Iron Savior” o de la legendaria “Watcher In The Sky”. Pero el tiempo se había echado encima. Llegaban las 01:30, y después de catorce canciones y de cerca de hora y media, la traca final fue el “Breaking The Law” de Judas Priest, al igual que en el álbum en directo “Live At The Final Frontier”. Ojalá los promotores se animen a traerles más a menudo y no haya que esperar otros 19 años largos para poder ver al Salvador de Hierro de nuevo por Madrid.
Este tipo de rollos terminan haciéndose pesados, pero no fue el caso, nos divertimos mucho. Tras “Legends Of Glory”, llegó el fin de fiesta con tres sorpresas. En primer lugar, “Break The Curse”, de “Battering Ram”, y sobre todo, “Atlantis Falling”, de su trabajo de debut “Iron Savior”. Hubiera estado muy bien acompañarlo de la propia “Iron Savior” o de la legendaria “Watcher In The Sky”. Pero el tiempo se había echado encima. Llegaban las 01:30, y después de catorce canciones y de cerca de hora y media, la traca final fue el “Breaking The Law” de Judas Priest, al igual que en el álbum en directo “Live At The Final Frontier”. Ojalá los promotores se animen a traerles más a menudo y no haya que esperar otros 19 años largos para poder ver al Salvador de Hierro de nuevo por Madrid.
Nacho Jordán
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