5 de mayo 2011. Sala El Sol
Da igual que no tengan disco nuevo que presentar, que hayan tocado en Madrid prácticamente año tras año sin excepción desde hace un lustro, que sea entre semana, que anuncien una hora de comienzo de sus shows y aparezcan más de una hora tarde, da igual. Porque estos, cada vez más veteranos, rockeros británicos han conseguido que sus fieles nos reunamos una y otra vez poniendo hasta arriba su sala fetiche en la capital del Reino siempre que tienen a bien visitarnos.
Y es que los QUIREBOYS nunca fallan, podrán sonar más o menos limpios, normalmente más, tocar temas más o menos actuales, aparecer con material más o menos nuevo, pero la diversión siempre está asegurada. La crónica de este concierto de 2011 prácticamente podría copiarse de cualquiera de las anteriores, salvo por algunos lógicos cambios en el repertorio. Hay que seguir hablando de actitud, de diversión, de alcohol, de clase, de calidad, de sentimiento, en fin de Rock And Roll.
Empezaron de forma original, con los primeros acordes enlatados de “Hoochie Coochie Man” de Mudy Waters a los que se engancharon para descargarla en directo y empezar la fiesta a las 23:45 durando más de hora y media que nos dejó muy satisfechos. Casi sin descanso el gran Spike, pelotazo en mano, se erigió en maestro de ceremonias dando paso a la maravillosa “Misled” con la destacada labor del teclista Keith Weir que con su característico sonido de pianola hizo que más de uno se desbocara, como sucedió con la tremenda “C’mon”, con la coreadísima y directa “There She Goes Again” y con la más bluesy “Tramps And Thieves”.
A todo esto Guy Griffin y Paul Guerin sacando humo de sus guitarras a base buenísimos riffs y solos, junto al pintón bajista Damon Williams y al poderoso batería Phil Martini, para demostrarnos a continuación que pueden ser igual de intensos en temas lentos como las entrañables “Mona Lisa Smile” que no les hubiera importado firmar a los Faces, al igual que “Roses And Rings” con Spike fantástico a la voz, quebrándola como pocos saben hacerlo.
Vuelta al movimiento con más temas dedicados al alcohol, cosas de del frontman que ya había brindado con la audiencia unas cuantas veces, caso de “I Love This Dirty Town”, o la cachonda “Lorraine Lorraine”. Momento emotivo con la menos conocida “Searching” que dedicaron al recientemente desaparecido Gary Moore y me pareció entender que al padre de Spike, siguiendo la diversión con “The Finer Stuff” y con la frenética “This Is Rock ‘n’ Roll”.
Y de aquí al final sin parar de gozar con los clásicos de su magistral debut discográfico, “Hey You” pura fiesta con la slide de Griffin sonando espectacular, “Whippin’ Boy” cargando el ambiente de ese rollo western tan especial, “Sweet Mary Ann” entrañable, y “7 O’Clock” mostrando una vez más por qué fue elegida en su momento como primer single.
Bises rapidos, primero con uno de los baladones de la historia del rock como es “I Don’t Love You Anymore” demostrando que se puede hacer un tema lento sin perder la fuerza y el sentimiento cuando se tiene a músicos como estos en escena, y cerrando la fiesta con la inevitable y desparramante “Sex Party” que nos acabó de arrancar los últimos bailes de la noche.
Noche memorable una vez más de esta banda cuyos conciertos en Madrid sólo se pueden mejorar por pequeños detalles en próximas ocasiones: a ver si puede ser en fin de semana, en un local de mayor capacidad y cumpliendo el horario previsto. Por lo demás que no cambien nada, sencillamente Inmensos.
Mariano Palomo
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