martes, 20 de noviembre de 2012

TEN

17 de noviembre 2012. Sala Live (Carabanchel)

Después del buen sabor de boca que nos dejaron en su reciente actuación en el Firfest, teníamos la oportunidad de poder disfrutar con mayor amplitud de Gary Hughes y sus chicos en nuestra propia ciudad. Con unas perspectivas de asistencia bastante pesimistas por parte de los organizadores, finalmente por suerte la gente se animó a última hora y la sala carabanchelera acabó registrando una entrada bastante buena que calculo rondaría los trescientos fieles que nos dimos cita llegados no sólo de Madrid y de otras partes de España, si no que había también incondicionales italianos, ingleses y alemanes que se dejaron notar.
Con el personal todavía accediendo al local empezaron a descargar los burgaleses PUSSY & MONEY, un quinteto que basó su repertorio íntegramente en versiones de The Cult y que sirvió para ir caldeando el ambiente interpretando con desigual acierto algunos de los temas más conocidos de Atsbury, Duffy y compañía (“Wild Flower”, “She Sells Santuary”, “Fire Woman”, “Love Removal Machine”, “Sweet Soul Sister”, “New York City”) en los aproximadamente cuarenta minutos de que dispusieron. Correctos, pero un poco metidos con calzador me da la impresión dado el estilo del cabeza de cartel que poco tenía que ver con ellos.
Y tras el aperitivo, a eso de las diez menos cuarto de la noche, con la sala ya registrando prácticamente su entrada definitiva, empezaron a sonar las notas enlatadas de la instrumental “The Gates Of Jerusalem”  como preludio y anuncio de la actuación de TEN. Un concierto que se abrió igual que su último disco continuado con la magnífica “Arabian Knights” ya con el sexteto entregándose y mostrando un gran aspecto y predisposición como justa reciprocidad hacia sus fans con un Gary Hughes al que se le veía tremendamente cómodo y feliz.
Tenía curiosidad por ver como evolucionaría sobre el escenario el nuevo guitarrista Dan Mitchell, ya que me habían avisado que le habían pedido mayor movilidad en su ejecutoria, y bueno, sin ser el colmo de la expresividad sí le vi bastante más suelto  que en Nottingham y manteniendo su tremendo nivel de técnica y virtuosismo que por momentos pudo llegar a parecer excesivo. Le acompañó bien con la rítmica el siempre cumplidor John Halliwell, que tiene al menos la misma importancia como corista que como guitarrista, rodeando la voz de Hughes junto al pelirrojo bajista Steve McKenna y al teclista Darell Treece-Birch creando buenas ambientaciones este último que al igual que en el Firefest me pareció que estaba algo escaso de volumen.  Por su parte, imagen casi garajera aparte, el batería Max Yates cumplió bien sin necesidad de explayarse en exceso.
Tras transportarnos con su música hasta tierras árabes en el inicio, continuaron con la contundente “Gunrunning”, uno de los temas más duros de “Heresy and Creed”, del que dieron buena cuenta, no en vano venían presentándolo y en las dos horas de show que nos ofrecieron dio tiempo a dejarnos en directo la mitad del mismo. Temas  estos nuevos bastantes celebrados por el público, como lo fue a continuación la coreada “Spellboud” con ese ritmo de guitarra taladrante y ese estribillo que se meten en la cabeza sin remedio.
Después de este vigoroso comienzo nueva vuelta a la épica tan del gusto de Gary con “Ten Fathoms Deep” que fue creciendo sobre sus teclas, pasando algo desapercibida, al igual que la más hard aunque lineal “Book Of Secrets” que fue mejorando según fue avanzando con su estribillo ultra melódico. Se bajó todavía más el ritmo con “Raven’s Eye” un precioso tema de ambientación medieval envolvente que resultó algo más dura que en directo, como la siguiente “The Lights Go Down” que sirvió para corear una vez más y para que Mitchell siguiera mostrando su excelente técnica instrumental a la guitarra.
A partir de aquí entramos en una parte algo más sosa y aburrida con dos temas del penúltimo disco del grupo “Stormwarning”, la extensa “Endless Symphony” y la muy melódica “The Hourglass and the Landslide” que me resultaron más flojas que en estudio, con la voz de Hughes excesivamente alta tapando un poco al resto. Mejoró bastante este aspecto con una apuesta segura como es el clásico “The Robe” uno de los indispensables de Ten que levantó de nuevo al público que volvió a meterse de lleno en el show, para volver a tesituras más cercanas al A.O.R. con “Another Rainy Day” que fue de las que más me gustó, al igual que “Black Shadows”, metiendo entre medias la más irregular “Love Song” que se hizo algo larga.
Encararon el último tercio del concierto con otro de los pilares de la discografía de los ingleses “After The Love Has Gone”, maravillosa una vez más con la gente totalmente volcada, para volver a relajarnos con la balada “Valentine” en la que el piano de Darrell y la voz de Gary tomaron el protagonismo, llegando al final de nuevo con poderío de la mano de la hard rockera “Unbelievable” que sonó bastante dura y dinámica con Mitchell tocando su guitarra con los dientes en algún momento, estaba desatado el chico.
Antes del bis otra fantástica interpretación de “Red”, hard épico por definición con esos arreglos celtas a lo Gary Moore-Thin Lizzy que sigue siendo de las que mejor funciona en directo, al igual que el tema franquicia “The Name Of The Rose” con el que acabaron de vaciarse tras dos horas de concierto. Un concierto que superó en cuanto a sonido, dinamismo y entrega al de Nottigham de un mes antes, pero que por momentos se hizo algo aburrido con demasiados pasajes lentos que cortaron un poco el rollo del personal que empezó como un tiro, y acabó en todo lo alto para terminar con un muy buen sabor de boca.
Gary Hughes repitió en varias ocasiones que le tendremos de nuevo por aquí en el 2013, y a la vista de la satisfacción general que pude observar creo que muchos de los que estuvimos el pasado sábado en la Sala Live volveremos a reencontrarnos, esperemos que en una sala más acorde con el nivel del grupo para poder disfrutarles en plenitud. Tras asistir en menos de un mes a dos de sus últimos conciertos Ten han vuelto a engancharme recordándome por qué llegaron a ser una de mis bandas favoritas a finales de los noventa.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Rubén Liñán

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