16 de febrero 2013. Sala Caracol
Desde que me enteré que el 16 de febrero se celebraría en directo el décimo aniversario de la publicación del primer disco de CUATRO GATOS me apunté la fecha en rojo en mi calendario y la reservé para poder asistir al show de una de mis bandas favoritas a nivel nacional. Y a la vista de la respuesta popular fuimos muchos los que nos programamos la noche en clave gatuna, grandísima entrada la que presentaba la sala Caracol rozando el lleno total, con numerosa presencia de músicos y medios, demostrando el gran cariño que muchos tenemos por este grupo que volvía a actuar en la capital después de bastante tiempo sin hacerlo.
Lo mejor, aparte del mencionado respaldo del público, fue que se cumplieron las expectativas generadas por los comentarios de los protagonistas del evento que anunciaban un gran show lleno de detalles que sorprendieron a más de uno durante el desarrollo de una actuación cuidada hasta el más mínimo detalle, sin por ello perder la frescura y chispa habituales de los componentes del grupo.
A las 22:30 h. con la sala prácticamente en ebullición, se apagaron las luces y empezaron a sonar las notas de la intro que dio paso al primer tema de “La Caja de Música”, cuyo cumpleaños celebrábamos y que tocaron casi íntegramente, comenzando por los redobles épicos a cargo de Joaquín “El Niño” Arellano que dieron entrada a “Hermano Enemigo” que sigue siendo una de sus composiciones bandera sonando ya muy bien con Juanmi Rodríguez como frontman total mostrándose muy cómodo, poderoso con su voz a la que daba réplica en clave más melódica la preciosa Covadonga Martínez en un segundo plano en este inicio para ir tomando mayor presencia a lo largo del concierto.
Por su parte Filthó se encargaba de las teclas teniendo bastante protagonismo compartiéndolo con Pedro Vela que mostraba su clase y entrega a la guitarra apareciendo incialmente su sombra tras una pantalla blanca a modo de biombo translúcido en un extremo del escenario mientras el otro lo ocupaba con idéntica puesta en escena el bajista Cherokee que también me gustó mucho a lo largo de toda la actuación.
Siguiendo el orden de su debut discográfico continuaron con “Tras El Cristal” más desgarrada y “Más Allá de la Realidad” con esos coros magníficos de su estribillo que fueron seguidos por parte de un público que se metió de lleno arrastrado por el torrente musical que salía del escenario, interrumpido brevemente por Juanmi para saludar y dar la bienvenida presentando “Sin Trampa, Sin Miedo”, un nuevo tema en el que pasó a segunda línea para tocar su teclado y dejar las tareas vocales a Covadonga, a la que se le escuchó algo baja su voz resultando algo deslucida.
Mejoró con la pegadiza “Adiós”, con Juanmi tirando de guitarra acústica y con los juegos de voces muy logrados, al igual que en la más cañera “Cruce de Caminos” en la que se marcaron un dueto algo teatral, culminado por una instrumental en la que Filthó y Juanmi cruzaron notas desde sus teclados, para volver a bajar el ritmo con la performance que se marcaron de “A Quién Pueda Escucharme” con Covadonga sentada de lado en el centro del escenario tirando de vena lírica creando una ambientación especial, apoyada por las proyecciones tanto frontales como laterales que la acompañaron y por unas acertadas luces que destacaron también a lo largo del show.
Previo paso por el recuerdo a "Desde El Rincón", llegó el momento de lucimiento para Pedro que con un breve solo de guitarra completado por el resto de los instrumentistas del grupo, dio paso a “Mañana Quizá Sea Peor” con Juanmi enérgico a la voz que siguió en su papel casi de hombre orquesta para alternar teclado y acústica en la instrumental “Ecos”, recordando el más olvidado “Esférica”, dejándose llevar por su vena más sinfónica, cortada por la rotunda “Inmortal”, a la que sucedieron los breves solos de batería del Niño y de teclados del propio Juanmi que con sus delicados sonidos de piano y con las palmas del público nos llevó hasta esa maravilla de composición que es “Caja de Música” en la que Covadonga se desquitó haciéndose con la voz principal.
Había pasado casi hora y media y llegaba el momento de presentar a los músicos, por si alguien todavía a esas alturas no les conocía, y de introducirnos en otro de los momentos álgidos de la noche con la interpretación de “Me Arriesgaré” fantástico tema que daba título al último trabajo del grupo publicado hace ya tres años y que sonó fresco y encantador con la pareja vocal en plenitud.
Justo antes de los bises mayor carga de dramatismo progresivo para “El Sueño de la Razón”, que sirvió prácticamente como preludio de lo que se nos venía encima posteriormente con la recreación de la operística “El Fantasma de la Opera” con todos los músicos, salvo Covadonga afortunadamente, ocultando su rostro tras máscaras blancas como lo hacía el protagonista del musical, dando un toque de lirismo y teatralidad magníficos.
El final no pudo ser más acertado (aunque eché en falta “Es El Momento” la adaptación del clásico “Heat of the Moment” de Asia), con la entrañable “Tocaba Correr” cantada por el personal acompañando a Juanmi y Covadonga rememorando los tiempos del primero en Ñu consiguiendo que no extrañáramos en exceso la flauta de Molina por el buen trabajo de Pedro a la guitarra y de Filthó a los teclados. Se despidieron definitivamente con sus “Argumentos de Fe” de forma festiva y directa de la mano de su pegadizo y reivindicativo estribillo “¡Basta Ya, Basta Ya, Joder!” que nos puso a botar y corear para cerrar una fantástica velada.
Creo, sin temor a equivocarme, que este concierto de Cuatro Gatos ha sido de los mejores de los ofrecidos por el grupo, sin duda el más elaborado y completo, y espero que tras el apoyo recibido les valga de aldabonazo para seguir adelante ofreciéndonos tan buenos y divertidos momentos como los que pudimos disfrutar el pasado sábado en Caracol.
Mariano Palomo
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