Siempre es un placer volver a
disfrutar de Molina y sus huestes.
Tenemos suerte en Madrid. Casi todos los años hay algún barrio que les contrata
para sus fiestas. Es divertido comprobar cómo estos conciertos se convierten en
un punto de reunión más que en otra cosa. No puedes apenas dar un paso sin
encontrarte con algún conocido.
Con un retraso de apenas cinco
minutos los Ñu arrancaron con
“Animales Sueltos”, que fue el primer tema de una tetralogía dedicada a la
chaladura: “No Hay Ningún Loco”, “La Granja Del Loco”, y “Manicomio” en su
versión más acelerada. Esta es una de las poquísimas veces en las que hemos
podido ver una formación de Ñu en la
que sólo hay cuatro músicos. Casi siempre han contado con un teclista. Esta vez
la banda la integraban Ramón Álvarez al
bajo, Romero en la guitarra, y el
casi eterno Bumper a la batería. Habría
que añadir, claro, al propio Molina, quien además de aportar voz y flauta, toca
prácticamente cualquier instrumento que sea necesario. El sonido fue bastante
bueno, como suele ocurrir en los conciertos al aire libre, si bien, no muy alto de volumen, al haber viviendas muy
cercanas.
Como hemos dicho, Molina es prácticamente un hombre
orquesta, empuñando si se tercia la guitarra como en “Tocaba Correr”. Tras “El
Golfo De La Guerra”, también se ocupó de los teclados en “Ella” y repetiría más
adelante en otras canciones. Pero antes nos deleitó con “La Bailarina”, que fue
una de las mejor recibidas. Recordemos que tuvo una temporada, no hace mucho, en la que interpretaba los temas sustituyendo su voz
con la flauta, pero esa manía parece haber pasado. Lo que no puede eliminar es su
gusto por los instrumentales, y tras un solo de flauta vino “De Fiesta”, en la
que intercaló algún fragmento de “Smoke On The Water”.
A continuación pareció recuperar
el gusto por los bloques temáticos, con “Fuego” y “El Hombre De Fuego”. Lástima
que después tuvimos la racha más floja de toda la velada, con un segundo
instrumental en el que José Carlos ni
siquiera estuvo presente en el escenario, y que fue seguido de respectivos
solos de guitarra, bajo y batería. La cosa se prolongó más de lo aconsejable.
“Viejos Himnos Para Nuevos Guerreros”, la única que sonó del homónimo último
álbum, no era la más apropiada para volver a encauzar la actuación. Pero sí lo
consiguió definitivamente con “Más Duro Que Nunca”, que sonó algo cambiada, más
pausada que de costumbre, tras la cual hubo un pequeño descanso.
El bis sólo fueron dos canciones
a causa del límite horario, pero muy bien escogidas. Nada menos que “El Tren” y
“El Flautista”, con las cuales nos marchamos todos muy contentos. Molina, una vez más, no defraudó
Nacho Jordán y Marta Bailón
No hay comentarios:
Publicar un comentario