19 de septiembre 2013. Sala We Rock
De un tiempo a esta parte proliferan en nuestra geografía las bandas tributo o de versiones (síntoma de nostalgia, respeto a los clásicos o de falta de creatividad de nuestros músicos, vaya usted a saber, supongo que un poco de todo). Las hay que, con mayor o menor acierto le dan un enfoque distinto a los originales, otras que se limitan a calcar sus composiciones de forma más o menos correcta pero aportando apenas alma, cuando no las destrozan sin más, pero también hay unas cuantas elegidas (Tutto Toto, Rock & Roll Band o The Bon Scott Band se me vienen ahora a la cabeza) que respetando el legado de los grandes son capaces de revivirlo manteniendo su esencia haciéndonos revivir los mejores tiempos de nuestro rollo. El pasado día 19 tuvimos la suerte de poder disfrutar por primera vez en Madrid de una de ellas, RISING.
A la vista de su nombre evocando a uno de los discos de la banda a la que homenajean (de los más grandes de la historia del rock, tanto “Rising” como Rainbow), y de los músicos que la forman teníamos pocas dudas de que estábamos ante algo grande. Esto se palpaba en el magnífico ambiente generado antes del inicio del show, con una entrada más que considerable para ser un día laborable previo a un fin de semana repleto de oferta musical en directo en la capital, y con una abundante presencia de músicos y fans de siempre de Rainbow que nos juntamos para disfrutar de una fantástica actuación.
La verdad es que daba casi igual el repertorio que eligieran, creo que Rainbow es una de las pocas bandas que no tienen un solo tema de relleno en ninguna de sus épocas, pero es que además los cinco musicazos que componen Rising tuvieron un gran gusto a la hora de elegir las canciones a interpretar. Inevitablemente siempre se nos quedará alguna fuera que nos hubiera gustado escuchar (“Street Of Dreams”, “Magic”, “A Light In The Black”, “All Night Long”, “Can’t Happen Here”, en fin, por dar ideas para la próxima).
Aunque por el contrario nos encontramos con una esplendida ejecución de otras canciones quizá menos previsibles, como la majestuosa “Eyes Of The World” que dio apertura al concierto. Desde que empezó a envolvernos con el sonido de sus teclas de la mano de un inspiradísimo Giovani Tradardi (Tete Novoa Band) entramos en una especie de trance que se fue prolongando en todos y cada uno de los temas creciendo en intensidad y clase sin apenas descanso.
Con esa primera andanada ya vimos como se las gasta en directo el señorito Ronnie Romero (ex Santelmo, ex Nova Era) capaz de ajustarse a las exigencias marcadas por cantantes tan inmensos como Graham Bonnet, Joe Lynn Turner o su tocayo Dio, pero dándole su personalidad propia, no siendo un simple clon. Así en “The Man On The Silver Mountain” rasgó más su registro tirando de poderío para dar cumplida réplica a los acordes que exprimía uno de los guitarristas más grandes de España, Don Armando De Castro, que desde su Fender Stratocaster rindió pleitesía al mago Blackmore.
No se quedaron atrás en su labor otros dos de los mejores músicos de nuestro país, el versátil y siempre brillante batería Andy C. (Saratoga, ex Dark Moor), y el inquieto bajista Gorka Alegre (Barón Rojo, ex Ñu) que tengo entendido es el alma mater de esta sugerente aventura como de otras muchas en las que se ve involucrado habitualmente.
Los cinco sonando de impresión, rotundos, sólidos, compactos, disfrutando y haciendo disfrutar a los presentes, creo que pocas veces he visto sonreír tanto en un concierto a Armando y a Andy, haciendo que cada momento fuera especial. Desde el ritmo vacilón y rockanrolero de “Starstruck”, con sus magníficos redobles y breaks, o “Death Alley Driver”, clavando su impresionante duelo de teclas y guitarra, para sin aparente esfuerzo pasar a envolvernos con la evocadora “Sixteenth Century Greensleeves” con un Ronnie magistral derrochando sentimiento, o con la inmensa “Gates Of Babylon” todo un curso de lo que debe ser un tema épico de nuevo con Armando De Blackmore en plan estelar.
Nuevo recuerdo para el ampliamente representado “Rising” con la más directa y aparentemente sencilla “Do You Close Your Eyes” coreada a pleno pulmón por los presentes, al igual que la inevitable “I Surrender” para la que invitaron a Manuel Escudero (ex Medina Azahara, ex Santelmo). Algo que me sorprendió, no el hecho de la presencia de Manuel que ya estaba anunciada, si no porque eligiera un tema de la etapa Turner cuando siempre le hemos visto mucho más cercano a Dio en su estilo, pero el que vale, vale, y se marcó una potentísima interpretación del clásico entre clásicos de la banda del Arco Iris.
A todo esto llegamos al Ecuador del show disfrutando como enanos para seguir haciéndolo con otro de esos temas que marcan, la esotérica “Tarot Woman” con esas teclas que nos transportan a tierras zíngaras para que Ronnie siguiera dando un curso de interpretación, acelerándose en una rotunda revisión de la exigente “Spotlight Kid” sin su habitual intro del texto de la película “El Mago de Oz”, y que sirvió como puente para llegar a la incendiaria “Still I’m Sad” que nos subió a lomos de su cabalgante ritmo una vez más con un Andy tremendo, un Gorka híper motivado y con un Armando sublime que seguidamente adquirió mayor protagonismo aun para dejarnos absortos con la madre de todas las instrumentales “Difficult To Cure” que fue una absoluta gozada.
Se relajó un poco el ambiente con la preciosa “Stone Cold” con Ronnie y Giovani rivalizando en exquisitez melódica siendo de las más cantadas por el público que prácticamente no paró de corear ya hasta el final, con un pequeño respiro para apreciar la belleza de “Stargazer” otra de esas composiciones que transpiran magia y que supuso uno de los momentos cumbres de la noche.
La recta final no podía ser menos y a golpe de ritmos más crudamente hard rockeros pasamos por la diversión que propone la pegadiza “Since You’ve Been Gone”, por la energía desbocada del himno “Long Live Rock’n’Roll” con el pertinente juego de voces con la audiencia, para cerrar por todo lo alto tras un breve receso con la cañera “Kill The King” dejándonos exhaustos de satisfacción, recordándonos una vez más por qué nos gusta tanto el hard rock y en especial nuestros entrañables Rainbow de los que no podremos volver a disfrutar en su formato original, pero que siguen más vivos que nunca con pequeñas-grandes experiencias como la que aquí reflejamos.
Como decía anteriormente, siempre se echan de menos temas (además de los citados no cayó ninguno del “Strangers In Us All” con Doogie White), siempre nos queda la espina clavada de no haber podido ver a los originales en su momento, pero cuando las cosas se hacen con tanta altura y gusto no queda más remedio que disfrutar esperando que sea la primera de muchas otras veces.
Long Live Risng!!!
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez
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