28 de febrero 2014. Sala Shoko
Atractiva cita marcada en los calendarios de los seguidores del hard rock para terminar el mes de febrero con uno de los proyectos más interesantes del género, Burning Kingdom, que liderados por el guitarrista Manuel Seonane presentaban en Madrid su último trabajo con una renovada formación internacional de altura con el principal aliciente de volver a disfrutar en la capital del vocalista norteamericano Danny Vaughn.
Pero antes teníamos oportunidad de asistir a una nueva descarga de BLACK ROCK, trabajador grupo madrileño que está haciendo cada vez más ruido con la imponente presencia siempre de su vocalista Bárbara Black, logrando concitar la atención de un buen número de files que acabaron por completar un aforo bastante decente cercano a los tres centenares que teniendo en cuenta coincidencias de conciertos el mismo día, finales de mes, y demás circunstancias creo que no estuvo nada mal. Por cierto, todo un descubrimiento la Sala Shoko a la que accedía por primera vez y que me pareció de lo más interesante que tenemos en Madrid para conciertos de aforo medio, con muy buena distribución, visibilidad y sonido, aunque lo del precio de las bebidas sigue siendo excesivo, nueve euros por un mini de cerveza es un estacazo se pongan como se pongan.
Arrancaron la máquina tras la pertinente intro grabada “The Warning Message” para dar paso a una acelerada “Rock & Roll Riders”, cogiéndole el punto al sonido que tardaron algo en redondear, notando excesivamente excitados a los músicos de la banda, sobre todo a Bárbara que no sé si por lo señalado del evento, por la premura de tiempo, o por la responsabilidad de tocar ante bastante gente que les descubría esa noche, me dejó cierta sensación atropellada que fue corrigiendo en el desarrollo del concierto.
Por su parte David Villareal cumplió con su guitarra dando buena cuenta de solos y riffs sin complicarse en exceso pero encajándolos con acierto dentro de la solida base rítmica que formaron Fabián Tejada al bajo, muy activo y protagonista a lo largo de todo el show, y el carismático Pol D.Q. a la batería, siendo lo más regular y preciso del grupo.
Fue entonándose más la cosa tras la explícita “Sexy Metal Woman” perfectamente representada por Bárbara que no escatimó en sugerentes movimientos en su provocativa puesta en escena, algo exagerada por momentos para mi gusto, pudiendo llegar a eclipsar por momentos su principal virtud que es la de ser una magnífica cantante, bien apoyada siempre en las por la pareja de coristas que ya acompañaron al grupo en su presentación en la sala We Rock hace ya algunas semanas.
Con “Fighters” tema potente y directo elegido como primer single de “Just My Kiss Rocks”, último disco de la banda, la gente ya empezó a interactuar más y a calentarse coreando su guerrero estribillo, para recordar a continuación su primer trabajo en español con la tórrida “En Mi Cama” ejecutada con mucho rollo y gracejo, que se tornó en algo más de seriedad y agresividad con la rápida “10 Seconds To K.O.” con Bárbara embozada en su bata roja de boxeo cual púgil lista para el combate.
Cayó la única versión de la actuación, la exigente “Addicted To The Rush” de Mr. Big, resuelta correctamente pero algo menor que en su anterior aparición capitalina, resarciéndose en cierta medida con una contundente “No Healer” que sonó muy heavy, para llegar al final bastante arriba con la más clásica “Fugitivo” con su deje blues setentero algo metalizado, cerrando definitivamente con la incendiaria “You Got A Light?” para dejar un buen sabor de boca, a pesar de haberme parecido algo menos precisos y brillantes que en el citado concierto de We Rock en el que jugaban con el factor sorpresa que en este caso ya no existía. A seguir creciendo.
Como decía al inicio de esta crónica teníamos la ocasión de asistir a la presentación de “Simplified” nuevo y excelente trabajo de BURNING KINGDOM, apreciado por muchos como uno de los mejores discos de hard rock melódico publicados últimamente en nuestro país, aunque la mayoría de sus protagonistas procedan de fuera de nuestras fronteras, algo que no se notó en absoluto en lo que a coordinación, acoplamiento y solidez se refiere a la hora de desarrollar un show intenso, de alto nivel técnico, y tremendamente efectivo desgranando buena parte de los temas del mencionado “Simplified” amén de alguna sorpresa, más o menos acertada para mi gusto y que luego comentaré.
Tras una breve intro, el melódico tema título comenzó a sonar con brío y clase llevándonos a lo que sería aproximadamente hora y media vibrante en la que todos y cada uno de los músicos rallaron a gran altura, pero con el irresistible magnetismo que siempre irradia Danny Vaughn atrayendo las miradas hacia uno de los frontmen más en forma y constantes del panorama desde hace años. Bien secundado en los coros por todos sus compañeros de fatigas, y con la aportación extra de Bárbara Black que hacía doblete y a la que curiosamente me pareció ver más cómoda y suelta en sus aportaciones vocales en segundo plano que previamente con su propia banda.
Como decía el trabajo de toda la banda fue sensacional, y al igual que ocurría con Black Rock, la base rítmica sonó tremenda, rotunda, técnica, con el batería Johnny Benson exhibiendo pegada y con el bajista Tosi Galen manejando sus cuatro cuerdas con solvencia y brillo, ocupando también con poderío el escenario. Tampoco se quedó atrás en cuanto a protagonismo el teclista/guitarrista rítmico Rasmus EhrBorn con bastante presencia alternando teclas y mástil para dar cobertura al desbordante Manu Seoane que mostró una vez más su gran clase y rollo a la hora de tocar la guitarra.
Una vez metidos en harina todo se fue desarrollando prácticamente sin pausa, cayendo uno tras otros el puñado de temas que nos dejaron, con pegadiza y resultona “Watching As It Burns” mostrando categoría y feeling, con un Vaughn tremendo llegando donde había que llegar con su voz, siguiendo en la misma línea con la más sencilla e inmediata “Big Bang”, tema compuesto en su momento por Niagara en 1992 y que Seoane recuperó para su primer trabajo “Livin’ Now”, sonando igual de festiva y potente suponiendo un grato recuerdo para los que ya vamos teniendo una edad.
Vuelta a la actualidad cono la contagiosa y rockanrolera “That’s My Boogie” que nos hizo mover con fruición siguiendo su ritmo vacilón que se relaja con ese interludio central a lo Van Halen-Vai en el que lució sobremanera Seoane con un fantástico solo, para seguir creciendo en intensidad con una buenísima “Fom On High” que fue de las que más se me quedó clavada con ese estribillo coreado que tardó unas cuantas horas en salir de mi cabeza.
Llegamos a una de las partes más “tranquilas” del concierto con la asequible “Falling Down” que desde la primera vez la escuche me recuerda una barbaridad a las piezas electro-acústicas de Tyketto y que también bordaron, para volver a los inicios del grupo con “Livin’ Now” que me pasó algo más desapercibida, desembocando además en un correcto solo de batería a cargo de Johnny Benson que, como me sucede casi siempre, poco o nada me aportó.
Se recuperó el pulso más atractivo y melódico con “We Are A Wall” brillando los coros de Bárbara y el resto del grupo, para desaparecer las voces seguidamente dejando que todos los focos se centraran en el fundador de la banda con la instrumental “Walking Alone”, que resultó realmente entretenida mostrando el altísimo nivel de los instrumentistas del grupo con un inconteniblemente feliz Manu Seoane que no paró de sonreír.
Tras una misteriosa intro de teclados a cargo de Rasmus, llegamos a la más pesada “Killing Time” el tema más duro de los que sonaron en toda la noche, pero que resultó igualmente interesante con Danny rasgando su voz y Manu tirando de distorsión alta, para despedirse por primera vez antes de volver a escena.
Volvieron casi de inmediato acompañados por prácticamente todos los miembros de Mago de Oz, creando un pequeño caos en escena, tanto física como musicalmente, a la hora de interpretar “Love Never Dies (Tell Me)” versión en inglés de “Hechizos, Pócimas y Brujería” que Vaughn grabó en el último disco del grupo “Celtic Land”, y que la verdad me pareció que sobró un poco, no me pareció que encajara demasiado en show de Burning Kingdom, a pesar de poder volver a disfrutar una vez más de la voz de Patricia Tapia, junto a las de Zeta y del propio Danny.
Llegábamos al final mejorando sensiblemente con la siempre entrañable “Wings” de Tyketto que me supo a gloria con una fantástica interpretación por parte de toda la banda, que se despidió definitivamente con el tema himno “Rock On The Radio” también perteneciente a “Livin’ Now” (por cierto, me sorprendió un poco que no tocaran nada del segundo disco “Down To The Road”), que sigue sonando igual de fresco y vigente que cuando lo escuchábamos por primera vez hace cinco años.
“Outro” y foto de rigor con el público de fondo para rematar un muy buen concierto de esta gran formación que espero tenga continuidad, además de la suerte y reconocimiento que se merece, para poder seguir dándonos más satisfacciones tanto en estudio como en directo.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez
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