lunes, 16 de noviembre de 2015

BLACK STAR RIDERS

14 de noviembre 2015. Sala Arena

Justo una semana después del gran concierto de UFO en Madrid, el público capitalino volvimos a disfrutar de otro enorme show de pura esencia hard rockera de la mano de BLACK STAR RIDERS. Una formación acertadamente rebautizada así tras estar durante algún tiempo utilizando el nombre de los inmortales Thin Lizzy con el guitarrista Scott Gorham al frente como único miembro perteneciente a la alineación gloriosa de la banda irlandesa. Una vez dado ese paso, insisto muy acertado en mi opinión, y tras algunos cambios de formación la banda se ha asentado con dos grandísimos álbumes grabados, siempre manteniendo y honrando el sonido de Thin Lizzy.
Junto a Gorham destaca sobre todo la tremenda solvencia y carisma del cantante Ricky Warwick (The Almighty) que si ya nos gustó en disco, en directo ratificó sobradamente lo que ya intuíamos con un poderío y una puesta en escena realmente notable. Me sorprendió también muy gratamente el guitarrista Damon Johnson (Witness, Brother Cane) doblándose perfectamente con Gorham, haciendo muy buenos solos y acompañando en los coros junto al experimentado bajista Robby Crane (Ratt, Adler's Appetite) que formó una perfecta base rítmica con el batería Jimmy De Grasso (Y&T, Megadeth, White Lion).  Todos estuvieron muy bien.
Tras la actuación de dos grupos teloneros a los que no tuve ocasión de ver, llegamos a la sala que registraba una entrada decente de unas cuatrocientas personas más o menos calculo, y casi sin darnos cuenta apareció en escena el quinteto para empezar a descargar las primeras notas de la guerrera “Bloodshot”, con un sonido algo saturado que se corrigió bastante aun sonando muy potentes a partir del tercer o cuarto tema, estaba claro que habían salido a por todas desde el minuto uno y que no iban a hacer prisioneros. Así, sin tregua enlazaron con una gloriosa “Jailbreak” como primer recuerdo a Thin Lizzy en la que resultó espectacular ver el gusto y el respeto con que la interpretó Warwick recogiendo la esencia Lynott pero con personalidad propia, aunque me resultó bastante chocante que le mencionaran en ningún momento del concierto.
Mínimo parón para saludar y recordar a las víctimas del atentado sucedido en París el día antes y a seguir descargando buenísimos temas como la también marcial “Soldierstown”, o la más tranquila “Charlie I Gotta Go” que resultó de lo más emotivo con unas buenísimas voces, antes de acelerar con una contundente revisión de “Are You Ready” de Thin Lizzy haciéndonos mover el cuello con su frenético ritmo y que, al igual que en “Jailbreak” tuvo a Warwick como tercer guitarrista. Cambió seguidamente el vocalista británico la eléctrica por la acústica para acompañar una preciosa “Hey Judas”, volviendo a la vena más áspera con “Through The Motions”.
Vuelta a Thin Lizzy con “Waiting For An Alibi”, brillante y coreada por todo el público con un magnífico trabajo de la pareja de guitarristas, que se prolongó en la hechizante “Hoodoo Voodoo” que me sonó incluso mejor que en disco con mucho rollo, la igual que el tema que da título al primer disco de Black Star Riders, “All Hell Breaks Losse”, otro espectacular ejercicio de hard rock perfecto heredero de Thin Lizzy, enlazado brillantemente con el mega single “The Boys Are Back In Town” que sonó increíble.
Otra mínima pausa para presentar a los componentes del grupo por parte de Warwick antes de atacar ya sin respiro una maravillosa “Bound For Glory” llena de encanto y fuerza, que se relajó un poco con la más tranquila “Blindsided” de nuevo con la acústica en manos de Ricky que siguió rasgándola en otros dos grandes temas como “Kingdom Of The Lost” de clara ascendencia celta irlandesa pero llena de poderío, marca de la casa, y “Finest Hour” con una melodía espectacular tanto de voces como de guitarras.
Claro que para espectacular la interpretación que se marcaron de “Emerald”, sencillamente sublime, encarando una recta final que siguió con “The Killer Instinct” muy bien ejecutada, dejando para la traca final dos himnos intemporales como “Rosalie” palmeada con devoción por los presentes, y una inconmensurable “Whiskey In The Jar” que curiosamente he podido escuchar en múltiples versiones recientemente por un viaje a Dublín, pero que en ningún caso llegó a sonar con la clase e intensidad de la noche del pasado sábado en Madrid.
Broche de oro a noventa minutos de puro goce musical suponiendo lo que, a falta de lo que nos puedan ofrecer FM el próximo día 21 en la Sala Cats, ha sido para mí el mejor concierto del año 2015 en Madrid. Phil Lynott puede estar orgulloso, su legado está muy buenas manos.
Mariano Palomo

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