1 de abril 2016. Sala
Boite Live
Empieza a quedar lejos en el
tiempo la primera aparición en vivo, concretamente en la extinta sala Ritmo y
Compás una fría noche de diciembre de 2011, de una banda madrileña de rock melódico
que bajo el nombre de The Val se
reinventaba desde las cenizas de una formación ochentera llamada Yin Yang con buena parte de sus
componentes volviendo a unirse para dar forma a una nueva aventura. Desde
entonces su proyección no ha hecho más que crecer, consolidándose como uno de
los nombres más importantes del género, con dos excelentes disco en el mercado
y con un buen número de conciertos a sus espaldas tanto a nivel nacional como
internacional.
En estos días se cumple el quinto
aniversario de ese renacimiento, y se imponía celebrarlo como mejor saben
hacerlo, con un concierto muy especial que además de por lo señalado de la
fecha lo fue por la habitual calidad de la banda en directo y por el nivel de
los invitados que se dieron cita en la céntrica sala capitalina. Comenzando por
el trío que en formato acústico se encargó de abrir la velada y que, a modo de
exquisito aperitivo, desgranó durante media hora algunos de los clásicos del
hard y el A.O.R. con un excelente gusto.
El trío lo formaban la violinista
Milena Brody (Spin Gospel), el
guitarrista Antonio Pino (ex
Ankhara) y el televisivo vocalista Erik
Cruz (La Voz), que fue el que llevó la voz cantante, nunca mejor dicho,
intentando animar a una todavía escasa audiencia que fue aumentando y
enganchándose a medida que fueron cayendo los temas. Así comenzamos disfrutar
con una sorpresiva “Until You Suffer Someone (Fire & Ice)” con un delicado toque
soul recordando la etapa Kotzen de Poison en la que ya pudimos comprobar
el tremendo nivel de Erik, bien
acompañado en los coros por Milena y
con Antonio en un registro mucho más
tranquilo de lo que nos tenía acostumbrados.
Como bien indicaron para la
siguiente no hacía falta presentación, “Forever” de Kiss que también sonó muy bien siendo coreada tímidamente por un
público todavía algo adormecido, que empezó a desperezarse un poco con otra
excelente “I Saw Red” de Warrant dedicada
al desaparecido cantante del grupo americano Jani Lane, y que terminó de entrar en harina con una buenísima
revisión de la enorme “Silent Lucidity” de Queensryche
con unos preciosos adornos de
violín de Milena.
Recuerdo para Coverdale, sin tener prácticamente nada
que envidiarle a día de hoy por parte de Erik,
con una estremecedora “Soldier of Fortune” y con una menos redonda para mi
gusto “Is This Love”, antes de despedirse definitivamente, previo vacile con el
público reiterando unos acordes que igual valen para U2 o Aerosmith, como
para el himno A.O.R. por excelencia “Don’t Stop Believin’” que sonó en modo más
relajado que el original de Journey
pero con mucho encanto, suponiendo un perfecto cierre para una deliciosa y
entretenida actuación.
Después de un descanso no
demasiado largo, ya con una entrada más que aceptable y con total puntualidad,
a las 23:00 h. tomaron las tablas de la Boite los protagonistas principales de
la noche, THE
VAL ,encabezados por el magnetismo y calidez que desprende la figura
de su cantante Gabrielle De Val junto al elegante y electrizante
guitarrista Alfonso Samos.
Ambos han
sabido rodearse de unos músicos de un sobresaliente nivel técnico en lo que
parece ya una formación más que asentada. Con Alex Morell al bajo, siempre eficaz desde los inicios del grupo formando
una sólida y dinámica base rítmica con el rotundo Rubén Berengena a la batería, sustentando las melodías de Gaby, Alfonso, y del teclista Tony
Ortega, que sustituyó el original David
Erick Criado presente también entre el público de la sala, además de la
inestimable participación como segunda voz y coros de María López que se ha convertido en poco menos que imprescindible
para el sonido del grupo, al menos en directo.
Desde hacía unas semanas la banda
se encargó de anunciar este concierto como una experiencia audiovisual, dando
importancia a la puesta en escena y a las aportaciones videográficas,
comenzando por la que dio apertura al show en la pantalla trasera de la sala recordando
su último trabajo “Heading For The
Surface” dando soporte visual la impactante “Wreckage of my Heart”, con ese
ligero toque progresivo que completa una fantástica base melódica.
Todo estaba
en su sitio, sonando nítido y potente, y con el habitual derroche de simpatía
por parte de Gaby que continuó
exhibiendo su clase no exenta de fuerza en la pacifista “Crusaders” igualmente
acompañada por su vídeo y que ya se ha convertido en una de las favoritas de
los fans del grupo a la vista de la respuesta obtenida cada vez que es
interpretada en directo.
Subió la temperatura y el ritmo
con “Wish You All The Best” siempre magnífica con la voz de María haciéndose notar, y con “Up To
Where You Are”, en la que Alfonso
metió más chicha a su guitarra dejándonos su fantástico solo, volviendo a
relajarse un poco con la ya entrañable “A Kiss in a Dragon Night” que con ese
aire de fábula medieval sigue siendo de las que más encanto desprende desde que
la descubrimos en el primer disco del grupo “Back”,
que volverían a rescatar más adelante.
Antes otra excelente “My Heart Is
Beating” en onda más A.O.R. con unas cuidadas y poderosas armonías de la pareja
de vocalistas acompañada también de otro apropiado vídeo, para bajar luego el
pistón con la intimista “She’s Dumb and Blind” interpretada con una tremenda
carga emotiva, al igual que la preciosa “Roses & Chains” que
inevitablemente cada vez que la disfruto en directo o en disco hace que
recuerde a Blackmore’s Night con su
evocador aire celta. Pasado el ecuador del concierto llegó el momento más hard
rockero con la siempre eficaz y pegadiza “Johnny’s Got a Red Car”
equilibrándose con acierto y poderío teclas y guitarra haciéndonos corear con
los brazos en alto.
Tras la descarga de adrenalina,
momento para invitar a subir al escenario a un invitado especial, el gran José Carlos Molina que, flauta en
ristre y junto a Milena de nuevo con
su violín al hombro, se unió al grupo para desplegar una preciosa versión
acústica de “Borderline”, sencillamente encantadora.
Cambio de tercio y de
invitada, en este caso con Beatriz Rico,
más conocida para el gran público por su faceta de actriz pero que ya lleva
algún tiempo haciendo sus pinitos en la música, acompañando a Gaby en una especie de pelea de gatas
en la movida “I Saw Him First”, teatralizada por ambas quedando bastante
divertida.
Desde aquí hasta el final no bajo
la intensidad con una tremenda “Stardust” llena de soul en su melodía vocal y
de blues con una barbaridad de solo de guitarra de Alfonso que siguió mostrando su enorme calidad y sentimiento en la emocionante
e imprescindible “The Unwritten Songs”.
Para cerrar por todo lo alto con la
brillantísima “The Age Of The Sun” desprendiendo un positivismo y una fuerza
que hizo que, presentación musicalizada mediante de los miembros del grupo, nos
fuéramos a casa con una sonrisa en la boca después de casi hora y media de un gran
show lleno de cariño, profesionalidad y calidad.
Muchas Felicidades por estos
cinco años, y como dijo alguien, creo que fue Beatriz Rico, que sean cincuenta veces más, y que podamos seguir
disfrutándolos juntos.
Mariano Palomo
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