- IRON SAVIOR / DRAGONHAMMER / AQUELARRE
- ÑU / MANHATTAN ROCK BAND
- ALCATRAZZ
- SOTO / JD MILLER / BIG CLYDE
- ARMANDO ROCK
- ASFALTO
- CIRCULO VICIOSO / SOGA
- FM / DARE
- BARÓN ROJO / OBÚS
- THE DEAD DAISIES / CATSTRIKE
- VANJEDANT
- VIXEN
- SAXON / FM / RAVEN
- ‘77 (SEVENTY SEVEN)
- BARÓN ROJO / OBÚS
- 7 ALMAS / RAVE IN FIRE
- JOE LYNN TURNER / JORGE SALAN / REGRESION
- SILVER FIST / GRAPESHOT / PROMETHEUS
- ECLIPSE / BIGFOOT
- GRAHAM BONNET BAND / SEXPLOSION
- RATA BLANCA / WALTER GIARDINO’S TEMPLE
- HARDLINE / XTASY
- FREEDOM CALL / TAKEN / MIDNIGHT MINUET
- MR. BIG / THE ANSWER / FASTER PUSSYCAT
- BROTHER FIRETRIBE / SHIRAZ LANE
- FOREIGNER
- KALOS FESTIVAL
- VOODOO TALES / SINESTRESS
- HARD ROCK ATTACK: 7 ALMAS / XTASY / GURU
- PACHO BREA / JOLLY JOKER
- ARMANDO ROCK
- PRAYING MANTIS / BAJOPRESION
- ARMANDO ROCK
- TEQUILA SUNRISE
- DARE / DEAF LEOPARD
martes, 7 de enero de 2020
INDICE CRONICA DE CONCIERTOS
IRON SAVIOR / DRAGONHAMMER / AQUELARRE
12
de Diciembre de 2019. Sala Silikona
Ya empezábamos a perder la esperanza de ver a IRON SAVIOR de nuevo por Madrid. Porque de su primera y única visita han pasado casi 20 años, pues tuvo lugar el 6 de Abril de 2000, junto a Grave Digger en la sala Macumba. Desde entonces han estado en España en varias ocasiones, sobre todo en festivales. Especialmente sonado fue el Rock Machina de 2001, que significó la despedida de Kai Hansen de la banda. Pero por nuestra capital, ni rastro. Esperemos que de ahora en adelante vengan con un poco más de frecuencia.
Ya empezábamos a perder la esperanza de ver a IRON SAVIOR de nuevo por Madrid. Porque de su primera y única visita han pasado casi 20 años, pues tuvo lugar el 6 de Abril de 2000, junto a Grave Digger en la sala Macumba. Desde entonces han estado en España en varias ocasiones, sobre todo en festivales. Especialmente sonado fue el Rock Machina de 2001, que significó la despedida de Kai Hansen de la banda. Pero por nuestra capital, ni rastro. Esperemos que de ahora en adelante vengan con un poco más de frecuencia.
El día escogido no fue
muy afortunado, dado que cayó en jueves. Ni siquiera sabíamos que los alemanes
tocarían con más grupos, ya que ni en la entrada ni en los carteles venía una
sola palabra. A pocos días del evento, se nos ocurrió buscar en las redes
sociales alguna pista sobre la hora de comienzo, que tampoco figuraba por
ninguna parte, y fue cuando supimos que compartían escenario con dos bandas
más. De los compatriotas AQUELARRE nada
podemos contar, dado que, como hemos dicho, era jueves y no pudimos llegar con
puntualidad al local. Al parecer estuvieron presentando su tercer álbum “Suevia”. Por lo que nos contaron,
estuvieron bastante bien echando muchas ganas.
Por los pelos pudimos
asistir al comienzo de los segundos de la noche, los italianos DRAGONHAMMER. Como nos enteramos de que
tocaban junto a Iron Savior muy
pocos días antes, no tuvimos apenas tiempo de conocer su música. Se puede decir
que lo suyo es el power metal continental. En general tuvieron un buen sonido,
sólo nos pareció que era mejorable el de la batería. Supieron mover a un
público que no les conocía, lo cual siempre dice mucho a favor de una banda.
Recordamos particularmente el tema “Children Of The Sun”, que sin haberlo
escuchado nunca nos encontramos botando y coreándolo como si lo conociéramos de
toda la vida. Si la memoria no nos falla fueron en total nueve canciones,
cerrando con la que da nombre a la banda, la propia “DragonHammer”.
Por los motivos que fuera,
había un retraso acumulado de unos 20 minutos. Esto provocó un recorte de
tiempo para Iron Savior, quienes
tuvieron que eliminar tres temas de los que pudimos ver después en el set list.
Con apenas media entrada (insistimos una vez más en que era jueves), pero con
suficiente público para dar buen ambiente, había mucha expectación después de
tantos años sin verles por aquí. Pero la cosa no puede decirse que empezara
bien. Al arrancar con “Way Of The Blade” nos quedamos atónitos al ver que la
voz de Piet Sielck no se oía
absolutamente nada. No es que estuviera bajo el volumen, no, es que parecía que
tuviera el micrófono apagado.
Poco a poco se fue corrigiendo en el transcurso de la actuación, pero sin que nunca se llegase a oír a un nivel óptimo. Tiene narices que los cabezas de cartel tuvieran un sonido mucho peor que el de los supuestos teloneros. Por si fuera poco, no había mucho entendimiento con el batería Patrick Klose, pues en dos ocasiones tuvieron que cortar una canción recién empezada para volver a comenzarla de nuevo. Y para rematar, Piet sudaba de una forma como no hemos visto a nadie jamás en un escenario. Era un auténtico surtidor humano. Para él la toalla era un elemento tan imprescindible como la púa de la guitarra. Entre tema y tema se veía obligado a parar para secarse, cortando así el desarrollo normal del concierto. No sabemos qué le puede ocurrir, sólo podemos decir que en las dos anteriores veces en que le vimos, en 2000 y en 2001, no tenía este problema.
Poco a poco se fue corrigiendo en el transcurso de la actuación, pero sin que nunca se llegase a oír a un nivel óptimo. Tiene narices que los cabezas de cartel tuvieran un sonido mucho peor que el de los supuestos teloneros. Por si fuera poco, no había mucho entendimiento con el batería Patrick Klose, pues en dos ocasiones tuvieron que cortar una canción recién empezada para volver a comenzarla de nuevo. Y para rematar, Piet sudaba de una forma como no hemos visto a nadie jamás en un escenario. Era un auténtico surtidor humano. Para él la toalla era un elemento tan imprescindible como la púa de la guitarra. Entre tema y tema se veía obligado a parar para secarse, cortando así el desarrollo normal del concierto. No sabemos qué le puede ocurrir, sólo podemos decir que en las dos anteriores veces en que le vimos, en 2000 y en 2001, no tenía este problema.
Con tantos ingredientes
para el desastre, los teutones se salvaron de la catástrofe con dos formidables
armas, su buen hacer y su arrolladora simpatía. Tanto el ex–Helloween como el bajista Jan-Süren Eckert demostraron ser dos
grandes showmans animando a la gente, combatiendo los problemas con bromas y
dirigiéndose al público en un español desastroso pero muy divertido. Todos
supimos agradecer su esfuerzo. El que no resultó tan comunicativo fue el
segundo guitarrista, Joachim “Piesel” Küstner.
Tocó muy bien, pero no ayudó en la labor de motivar a los asistentes, de hecho
ni siquiera colaboraba en los coros.
El repertorio estuvo
basado casi en su totalidad en la tercera etapa de la banda, la que se abrió en
su regreso en 2011 con “The Landing”.
Y con una gran presencia de su último trabajo “Kill Or Get Killed”, del que cayeron cinco composiciones. El resto
del set se completó con canciones de “Titancraft”
y de la propia “The Landing”. Sólo
cayeron dos muestras de álbumes anteriores, pero no adelantaremos
acontecimientos. Nos parece elogiable que una banda con más de 20 años a sus
espaldas no mire al pasado. Pero como fans veteranos nos entristece no haber
podido escuchar apenas nada de la magistral tetralogía que formaron los
primeros álbumes, particularmente de sus dos grandes obras maestras “Unification” y “Dark Assault”. Pero de todo esto nos dimos cuenta después,
mientras duró la actuación lo estábamos pasando tan bien que no echamos en
falta nada hasta que todo terminó.
Dentro de los álbumes que
hemos dicho, eligieron muy bien los temas. De “Kill Or Get Killed”, por ejemplo, no faltaron las tres mejores
canciones del disco, la misma “Kill Or Get Killed”, “Stand Up And Fight” y “Never
Stop Believing”. Los momentos más intensos llegaron en la recta final, con un
público ya entregado y con una banda que se notaba que estaba disfrutando. En
“Heavy Metal Never Dies”, uno de los temas más comerciales de su historia
reciente, dividieron a la gente en dos sectores y nos hicieron competir a ver
quién cantaba más alto.
Este tipo de rollos terminan haciéndose pesados, pero no fue el caso, nos divertimos mucho. Tras “Legends Of Glory”, llegó el fin de fiesta con tres sorpresas. En primer lugar, “Break The Curse”, de “Battering Ram”, y sobre todo, “Atlantis Falling”, de su trabajo de debut “Iron Savior”. Hubiera estado muy bien acompañarlo de la propia “Iron Savior” o de la legendaria “Watcher In The Sky”. Pero el tiempo se había echado encima. Llegaban las 01:30, y después de catorce canciones y de cerca de hora y media, la traca final fue el “Breaking The Law” de Judas Priest, al igual que en el álbum en directo “Live At The Final Frontier”. Ojalá los promotores se animen a traerles más a menudo y no haya que esperar otros 19 años largos para poder ver al Salvador de Hierro de nuevo por Madrid.
Este tipo de rollos terminan haciéndose pesados, pero no fue el caso, nos divertimos mucho. Tras “Legends Of Glory”, llegó el fin de fiesta con tres sorpresas. En primer lugar, “Break The Curse”, de “Battering Ram”, y sobre todo, “Atlantis Falling”, de su trabajo de debut “Iron Savior”. Hubiera estado muy bien acompañarlo de la propia “Iron Savior” o de la legendaria “Watcher In The Sky”. Pero el tiempo se había echado encima. Llegaban las 01:30, y después de catorce canciones y de cerca de hora y media, la traca final fue el “Breaking The Law” de Judas Priest, al igual que en el álbum en directo “Live At The Final Frontier”. Ojalá los promotores se animen a traerles más a menudo y no haya que esperar otros 19 años largos para poder ver al Salvador de Hierro de nuevo por Madrid.
Nacho Jordán
viernes, 18 de octubre de 2019
ÑU / MANHATTAN ROCK BAND
5
de Octubre de 2019. Sala Universo Rock. Pinto
Hace algunos meses tuvimos noticia de la apertura de una nueva sala de conciertos bajo el nombre de Universo Rock, a la cuya inauguración en Valdemoro tuvimos el gusto de asistir. Casi desde el minuto uno se anunció que se celebrarían conciertos y que Ñu actuarían en Octubre. De forma totalmente sorpresiva y sin ninguna explicación, nos enteramos de que el local se había trasladado y bajo el mismo nombre pasaba a estar en Pinto. De cualquier modo, el cambio de sede no había afectado a lo ya programado, y no sólo se mantenía Ñu sino que además las entradas estaban a punto de agotarse.
Con cierta curiosidad nos encaminamos el día de autos a la nueva Universo Rock. Se trata de una discoteca ubicada en pleno centro de la localidad, en una zona peatonal. Su estructura recordaba un poco a la de las dos desaparecidas Canciller, con dos plantas en torno a una pista. Aunque de dimensiones más reducidas, su aforo no debe pasar de las 500 personas. Para los residentes en Pinto terminaremos antes si decimos el anterior nombre de la sala: Opción. Aún se veían carteles con la antigua denominación. Aquello estaba lleno, y hemos de agradecer a los organizadores que tuvieran la sensatez de no dejar entrar a más gente. Posiblemente hubiera podido caber unas 40 personas más, pero aquello habría sido una olla a presión.
Hace algunos meses tuvimos noticia de la apertura de una nueva sala de conciertos bajo el nombre de Universo Rock, a la cuya inauguración en Valdemoro tuvimos el gusto de asistir. Casi desde el minuto uno se anunció que se celebrarían conciertos y que Ñu actuarían en Octubre. De forma totalmente sorpresiva y sin ninguna explicación, nos enteramos de que el local se había trasladado y bajo el mismo nombre pasaba a estar en Pinto. De cualquier modo, el cambio de sede no había afectado a lo ya programado, y no sólo se mantenía Ñu sino que además las entradas estaban a punto de agotarse.
Con cierta curiosidad nos encaminamos el día de autos a la nueva Universo Rock. Se trata de una discoteca ubicada en pleno centro de la localidad, en una zona peatonal. Su estructura recordaba un poco a la de las dos desaparecidas Canciller, con dos plantas en torno a una pista. Aunque de dimensiones más reducidas, su aforo no debe pasar de las 500 personas. Para los residentes en Pinto terminaremos antes si decimos el anterior nombre de la sala: Opción. Aún se veían carteles con la antigua denominación. Aquello estaba lleno, y hemos de agradecer a los organizadores que tuvieran la sensatez de no dejar entrar a más gente. Posiblemente hubiera podido caber unas 40 personas más, pero aquello habría sido una olla a presión.
Se suponía que MANHATTAN ROCK BAND iban a comenzar a
las 21:45, pero su show no arrancó hasta las 22:17. Como es bien sabido, se
trata de una excelente banda de versiones que cuenta entre sus filas como
batería a Cristian Molina, hijo de José Carlos. En youtube hemos podido
ver actuaciones con muy nombrados cantantes de nuestro rollo, pero actualmente
la vocalista es una chica, Mer, que
cumple muy bien con su papel. Tuvo que enfrentarse a un volumen demasiado bajo.
Con su buen hacer apenas se notaba cuando cantaba. Pero cuando entre tema y
tema se dirigía al público todo el mundo le decía: “¡no se oye!”. Durante
exactamente una hora pudimos disfrutar de legendarias canciones de Deep Purple, Bon Jovi, Rainbow, Journey o Europe, Quizá la más sorprendente fue una versión acústica de “I
Need A Hero”, de Bonnie Tayler. La
mayoría de la gente no dio muchas muestras de reconocerla, pero al final fue
bien recibida.
Resulta muy sorprendente que en el repertorio no tengan ninguna
versión de Doro o de Warlock, creemos que encajaría muy bien
con la forma de cantar de Mer. Ya en
la recta final se solucionó el problema del volumen de la voz, cosa que dio
renovados bríos a la actuación. El último tema fue “Maldito sea tu nombre” de Ángeles del Infierno, el único en
castellano y sin la menor duda el más coreado de la noche. Ello debería
hacerles reflexionar y animarse a introducir más canciones en nuestro idioma.
Como único aspecto a mejorar, vendría muy bien que el resto de músicos ayudaran
un poco con los coros.
En apenas un cuarto de
hora estaba hecho el cambio de equipo, y a las 23:32 los cabezas de cartel
empezaban su descarga. Ya se sabía gracias a las redes sociales que en la
primera parte del show sería tocado íntegramente el primer LP de ÑU, “Cuentos
de Ayer y de Hoy”. Y lamentablemente cumplieron con su palabra. Decimos
lamentablemente, porque una obra maestra en disco puede no ser adecuada para
interpretarla en directo, y algunas canciones de aquel trabajo se hacen pesadas
en vivo por muy bien que las toques, muy especialmente “Paraíso de Flautas”. Pero
aquello sólo fue un pequeño bajón, y la segunda parte del concierto fue
inaugurada con un instrumental que dio paso a “No Hay Ningún Loco”.
La sucesión de grandes
clásicos fue recibida como se merecía. ¿Quién se puede resistir a “La Granja
del Loco”, “Cruz de Hierro”, “Más Duro que Nunca” o “Sé Quién”? La formación no
ha variado desde que se grabó el directo “Madrid
Río” y los músicos están si cabe más compenetrados. En cuanto a José Carlos, ¿qué podemos decir? No es
que esté bien conservado, es que este tío es inmortal. Cabe preguntarse sus
sensaciones desde el escenario, viendo a un público que en su media de edad era
unos diez o quince años más joven que él, pero que físicamente estaban en su
mayoría mucho más machacados y deteriorados. Las calvas, las barrigas, los achaques…
nada de eso conoce el Molina, que
parece haber hecho un pacto con el diablo. Dentro de diez años todos seremos
más viejos, todos menos él, que seguirá estando igual.
La recta final se iba
aproximando. Tras “Tocaba Correr” y “El Tren” llegó “El Flautista”, quizá la
más botada de la noche, y llegó una nueva pausa. Para los bises dejaron
“Manicomio” e “Imperio de Paletos”, llegando a la 01:18 la despedida
definitiva.
Tras el buen sabor de
boca dejado por las dos actuaciones, pudimos disfrutar de una noche de heavy metal
sin movernos de la sala. Siempre es de agradecer que termine un concierto y no
te echen casi a patadas, y si encima tienes buena música y consumiciones a precio
razonable, no hay más que pedir. No pudo haber mejor forma de comenzar la nueva
etapa de Universo Rock.
Nacho Jordán
lunes, 7 de octubre de 2019
ALCATRAZZ
Sala Shoko. 03 de
octubre 2019
Volvía a Madrid casi dos años después de su
anterior visita uno de los cantantes más carismáticos y personales de la
historia del heavy rock, Mr. Graham Bonnet. Y en este caso lo hacía
directamente bajo la cabecera de ALCATRAZZ con un único, pero
sustancial, cambio en su formación haciéndose cargo de la guitarra un correcto Joe
Stump en lugar un Joey Tafolla que nos maravilló en su concierto de
diciembre de 2017. Por su parte Beth Ann Heavenstone sigue al bajo
formando base rítmica con el contundente batería Mark Benquechea,
completándose la alineación con el otro miembro original de Alcatrazz, Jimmy
Waldo a los teclados como elemento fundamental del sonido del grupo.
Apareció el quinteto sobre las tablas de la
acogedora Sala Shoko tras la actuación de los power metaleros británicos Evyltyde
que según nos cuentan cumplieron correctamente con su papel de teloneros,
aunque quizá su estilo no encajaba demasiado para el público más clásico que
mayoritariamente acabaría por completar más de la mitad del aforo de la sala
ofreciendo un aspecto bastante bueno para tratarse de un día entre semana,
mejorando en este aspecto notablemente respecto a otros conciertos, sin ir más
lejos el del Soto la semana anterior en Caracol que registró una entrada
mucho más pobre.
Con un Bonnet que se disculpó por tener
que cantar sentado en una banqueta, ya que está tocado físicamente por una
lesión en su espalda de la que será operado el próximo mes de noviembre, y tras
la pertinente bienvenida entre chascarrillos, arrancó el show con la poderosa
interpretación de un póker de temas del primer trabajo "No Parole From
Rock'n'Roll" de Alcatrazz, único del que hubo representación en
el set, a diferencia de otras ocasiones en la que si hubo sitio para canciones
de otros discos como "God Blessed Video" o "Skyfire" que se
echaron en falta.
Comenzando por la atormentada "Too Young To
Die, Too Drunk To Live" que dio paso sin pausa al himno pacifista
"Hiroshima Mon Amour", interpretadas ambas con pasión, con una voz
que por momentos registraba curiosas subidas de volumen, apoyada a lo largo de
la hora y media de concierto quizá más de la cuenta por la mesa de mezclas
disparando coros y delays como mínimo. Una circunstancia que ya se dio en su
anterior concierto en la capital y que pareció no importar en absoluto a un
entregado público que continuó disfrutando del enorme catálogo de temazos del
vocalista norteamericano.
A todo esto Stump mostrándose como un
fiel discípulo de Malmsteen calcando sus solos con ese estilo barroco y
veloz, mientras Waldo ponía el contrapunto más melódico a los teclados y
apoyaba oportunamente con su voz como en los coros del estribillo de la
exigente "Kree Nakoorie" en la que Bonnet sufrió lo suyo,
previo paso por una impactante "Jet To Jet" para la que se levantó de
su asiento arengando al personal. Un personal que se volcó aún más con el
recuerdo al clásico "All Night Long" de Rainbow que sonó curda
y real, dejándose la voz sin apoyos técnicos, para pasar a terrenos más
relajados con el principio de "Desert Song" de M.S.G.,
acompañado por las palmas del público y en la que las teclas de Waldo estuvieron
por encima de la guitarra de un Stump al que le costaba más coger el
punto al sonido Schenker.
De hecho, tras una excesivamente apoyada
"Night Games" que siempre me ha encantado pero que no esta ocasión no
terminó de convencerme, el guitarrista norteamericano intentó lucirse, sin
excesivo lustre para mi gusto, alargando el solo de "Rock You To The
Ground", tema menos conocido del "Assault Attack" y que
apareció como novedad en el set de esta gira. Mejor se desenvolvió con la
excelente "Stand In Line" de Impellitteri y con "General
Hospital", con Bonnet subiendo y bajando tonos, hasta llegar a la
maravillosa "Island In The Sun" para cerrar el repaso por el debut
discográfico de Alcatrazz.
A partir de entonces algunas piezas previsibles
como la entrañable "Since You've Been Gone" de Rainbow cantada
a grito pelado por el público, y otras más sorprendentes como la pesada
"Leviathan" y la entretenida "Goodnight and Goodbye" de Impellitteri,
o una excelente "We Won't Be Forgotten" de Blackthorne, la
mejor de aquel irregular "Afterlife" publicado en 1993 y en el
que compartía formación con Bob Kulick, Chuck Wright y Frankie
Banali.
Para cerrar antes de los bises "Long
Island Tea", único recuerdo a su "Meanwhile Back In The
Garage" publicado el año pasado y que pasó bastante desapercibida
antes de volver a escena con dos clásicos como "Assault Attack" y
"Lost In Hollywood", esta vez sí, cantados a pleno pulmón desde
arriba y desde abajo de las tablas, suponiendo un muy buen cierre para una
velada en la que el público se lo pasó en grande, a pesar de los condicionantes
mencionados anteriormente.
Probablemente si en vez de Graham Bonnet se
hubiera tratado de otro cantante, el respetable, que ya sabía a lo que iba, no
hubiera sido tan condescendiente con el excesivo uso de la técnica de un señor
que al que avala su currículo y al que a pesar de todo hay que seguir
agradeciéndole su entrega y que de vez de en cuando se deje caer por aquí, y al
que deseamos una total recuperación de sus dolencias para poder volver a
tenerle pronto en la carretera.
Mariano
Palomo
jueves, 26 de septiembre de 2019
SOTO / JD MILLER / BIG CLYDE
24 de septiembre 2019. Sala Caracol
Volvía a la capital uno de los
vocalistas más carismáticos y apreciados por el público madrileño dentro del
hard rock internacional, algo que debería augurar una buena respuesta de sus
habitualmente fieles fans. Pero en esta ocasión, entre que la fecha no era la mejor,
martes de finales de mes, que el evento no se promocionó de la mejor manera
posible, y que el artista norteamericano se presentaba bajo la cabecera de su
proyecto más actual y cañero con el que parece no terminar de convencer a sus
seguidores más melódicos, el resultado fue la entrada más pobre que ha
registrado Jeff Scott Soto en todas
las visitas que ha realizado a Madrid con cualquiera de sus formaciones.
En definitiva poco más de un
centenar de asistentes en una sala Caracol que presentaba un aspecto que nada
tenía que ver con la de la primera vez en la que Jeff pisaba sus tablas con un, incluso peligroso, lleno de
reventón, y a la que aludía días antes el mismo en su Facebook como “El lugar
en el que empezó todo”. Por desgracia dieciséis años después de aquella
histórica actuación parece que el interés del público madrileño se ha
desvanecido notablemente, pero afortunadamente lo que no cambia con el paso del
tiempo es la pasión y entrega del cantante norteamericano y de sus acompañantes
sean quienes sean estos.
Menor aún fue la acogida que
recibieron las dos bandas encargadas de abrir la velada, los alemanes BIG CLYDE y los suecos JD MILLER, a los que no se cuanta gente
llego a ver dado lo temprano de sus actuaciones y el desconocimiento general de
la mayoría de los presentes, entre los que no me contaba ya que cuando quise
darme cuenta ya había finalizado sus conciertos y llegué tarde, por lo tanto no
puedo comentaros nada al respecto. Sí que pudimos ver a sus respectivos
cantantes colaborando como invitados del cabeza de cartel al final de su
actuación como detallaré más adelante.
Entré en la sala justo con la
intro que abre “Origami” el último
trabajo de SOTO que nos venían a
presentar y tras la cual enlazaron directamente con “Hypermania” el primer
corte del mismo y con el que nos llevamos una muy desagradable sorpresa, aunque
ya íbamos avisados. Y no es que el tema sonara mal, sencillamente es que casi ni
se escuchaba a pesar del derroche habitual de energía por parte del grupo, el
volumen era irrisorio, como si el concierto se estuviera desarrollando con un
tabique entre el grupo y el público.
Según parece esto se debió a la
prohibición de sobrepasar los 95 decibelios de potencia, una cifra ridícula que
no se a quien compete establecerla (Ayuntamiento, Comunidad, Ministerio), pero
que nos dio un enorme bajón que por suerte se solucionó en buena parte a lo
largo del show, previo acercamiento a la primera fila junto al escenario
escuchando casi directamente lo que salía de los amplis.
Ya situados a una distancia acorde
a las circunstancias, pudimos empezar a disfrutar algo más con “Freakshow” otra
enérgica pieza de la cosecha más actual de Soto
y con la que las guitarras de Jorge
Salán y BJ, enormes ambos toda
la noche, empezaron a crujir con más poderío dentro de ese sonido moderno y
trabajado en el que fuerza y melodía comparten protagonismo sobre la rotunda y
técnica pegada de Edu Cominato en la
batería formando el sustento rítmico junto al recientemente incorporado Tony Dickinson que con su bajo de ocho
cuerdas ocupó con sobrada solvencia el enorme hueco dejó el tristemente fallecido
David Z que fue recordado con cariño
a lo largo del show, al igual que Marcel
Jacob bajista de Talisman que
nos dejó hace unos años.
Como siempre Jeff ejerció de divertido maestro de ceremonias, mostrando un muy
buen estado vocal, con el apoyo de partes grabadas de teclados, algo que
siempre me parece que desluce un poco el show al no ser ejecutadas por un
teclista en directo, actualmente BJ
se centra en su tarea como guitarra rítmica y vocal resaltando sobre todo esta
última faceta volviendo a mostrar su gran nivel como cantante.
Tras los dos primeros temas más
actuales, momento para el recuerdo con un buen medley de “Colour My XTC” de Talisman y “21st Century” de JSS que ya habíamos podido disfrutar en
directo en otras ocasiones, al igual que una poderosa “Drowing” que sigue
siendo lo mejorcito de aquel “Lost In The
Translation” (2004) y en la que, junto a unos tremendos coros, brilló la
guitarra de Jorge marcándose el
primero de un puñado de vibrantes solos. Vuelta a la actualidad con la pesada “Wrath”
que pasó más desapercibida a pesar de los esfuerzos de Soto intentando interactuar con el público, mejorando un poco con “Weight
of the World” sobre todo por la magnífica melodía evocadora de su estribillo,
de nuevo con BJ destacando a las
voces.
Mayor respuesta popular obtuvo “Soul
Divine” con buenos juegos de voces interactuando con el público, a pesar del
referido límite de volumen al que hizo alusión Jeff y tras lo cual fue provocado por el guitarrista brasileño para,
al más puro estilo Marc Gasol,
beberse de un trago un vaso con aspecto de té helado pero que no estoy muy
seguro de que era. Después del momento divertido, tiempo para el recuerdo más
entrañable a David Z y a su sobrino
recién nacido con la descarnada y moderna “The Fall” interpretada por Jeff de rodillas con los ojos tapados
por su fular para dotarla de mayor dramatismo y teatralidad con las teclas
sampleadas dejándose notar entre pesados riffs de guitarra.
Tras la avalancha de distorsión
momento más relajado pero no menos intenso para marcarse un excelente medley de
temas de W.E.T. (el proyecto más
melódico de Jeff junto a miembros de
Work of Art y Eclipse) y que nos sonó magnífico enlazando las notas de “Watch the
Fire”, “Learn to Live Again” y “One Love”, con BJ haciéndose cargo con acierto de las partes vocales originales de
Erik Martensson, sirviendo además
como preludio de una divertida presentación de los componentes del grupo con un
vacilón guiño a Bruno Mars. Siguió
la caña con otros dos temas enlazados sin pausa de “Origami”, el propio tema título ejecutado a toda velocidad con un
adictivo riff central y la más pesada con partes casi a capela “Detonate”
rematada en su parte final por una virtuosa exhibición técnica de bajo y
guitarra a cargo de Dickinson y de Salan, enlazando con una acortada
versión de la maravillosa “Eyes Of Love” con la que recordaron el fantástico
álbum “Prism” (2002) de JSS para disfrute de los más melódicos.
Nos acercábamos al tramo final
del show con “World Collide”, el último tema que cayó del nuevo disco que
enriquecieron de nuevo a modo de medley (van a terminar siendo los reyes del
medley) con fragmentos de “Frozen” de Madonna
y de “Crazy” de Seal, de sobra
conocidos ya por los fans y haciéndolos imprescindibles en sus sets, de nuevo
interactuando con el respetable que palmeó y coreó con ganas. Se prolongó la
comunión con la inevitable “I’ll Be Waiting” cantada por Jeff en muchos momentos sin micro mostrando un chorro de voz
tremendo respondido desde enfrente del escenario por la escasa pero entregada
audiencia.
Mínimo descanso y vuelta de nuevo
en clave vacilona con mínimos guiños a “Daddy, Brother, Lover, Little Boy” de Mr. Big, “Highway Star” de Deep Purple”, “You’ve Got Another Thing
Coming” de Judas Priest y “The
Trooper” de Iron Maiden que dieron
paso a los dos temas más representativos de Steel Dragon en la banda sonora de “Rock Star”, “Livin’ the Life” y “Stand Up”, haciendo corear al
público en el primero e invitando a cantar a los vocalistas de Big Clyde y JD Miller en la segunda creando un pequeño y divertido caos en el
escenario, con Jeff pasando el micro
de mano en mano, pulsando los trastes del bajo de Tony, y sin parar de moverse y provocar al resto de la banda.
Cierre divertido para un buen
concierto que a pesar de estar lastrado desde el principio por el problema del volumen
resultó variado y entretenido en su hora y cuarenta minutos de duración, quizá
con demasiados momentos de charla entre los temas, y que mostró una vez más a Jeff Scott Soto como un enorme frontman
y a SOTO como una enorme banda. Aunque
su sonido actual no acabe de enganchar a todos sus seguidores, siempre es una
garantía de calidad y diversión.
Mariano Palomo
lunes, 1 de julio de 2019
ARMANDO ROCK
14
de Junio de 2019. Sala Caracol
Por fin tuvo lugar la
presentación en Madrid de la segunda entrega de Armando Rock, o lo que es lo mismo, del L.P. “A.R. II”. Que suena muy bien y contiene grandes canciones ya lo
sabíamos todos, ahora de lo que se trataba es de ver qué tal funcionaba en
directo la nueva encarnación de la banda.
Con un pequeño retraso la
descarga arrancó con “¿Cómo Logras Funcionar?”, atacando acto seguido “Armando
Rock”, de la primera entrega. Y en ese momento nos dimos cuenta de la
genialidad de Manuel Escudero, que
no sabemos muy bien cómo, hizo suya la canción, sin que nos diéramos cuenta de
que el original era cantado por alguien con una voz de similitud nula. Y fue
algo que ocurrió en todas los temas que cayeron de “A.R. I”. La capacidad de adaptación del vocalista cordobés nos
dejó asombrados. Y no fueron precisamente pocas las canciones que sonaron del
disco de debut. De hecho los dos álbumes fueron interpretados casi completos.
Más que enumerar el set list, es mucho más cómodo y fácil mencionar los temas
que quedaron fuera, “Mi Especialidad” y “Gracias” de la primera entrega. Y en
cuanto al segundo trabajo… no faltó ni un solo corte. Curiosamente, la única
representación de Barón Rojo fue el
corto instrumental “No Odas”, que algunos no reconocieron.
Mientras se iban
alternando canciones de los dos volúmenes de “A.R.” pudimos comprobar algo que ya sospechábamos, que el grupo
funciona a la perfección, que Ángel y
Rafa se entienden perfectamente y
que todos están en excelente forma, empezando por Armando, que como siempre no se está quieto ni un solo momento. Ya
pasado el ecuador del concierto empezaron a salir los invitados de la noche. Juanjo Melero fue el primero en
intervenir, aportando su guitarra a un pedazo de tema como “La Catedral”.
Tres
canciones más, y fue José Luis Jiménez el
que saltó al escenario para cantar en “Sueños”. Tal y como podemos ver cuando
actúa con Topo, su aspecto tranquilo
engaña muchísimo y en cuanto arranca demuestra que está todavía en plena forma,
tanto física como vocal. Bailó y brincó más que ninguno. Tras “Juego de Necios”
y “Campanas del Invierno” apareció el gran Oscar
Sancho, y si el público había respondido bien hasta el momento, no fue nada
comparado con el alborozo que provocó. Hay muchísimos cantantes mejores que él,
pero como showman es indiscutiblemente el mejor de España, nadie sabe mover a la
gente como él lo hace. Aunque con la magistral “Carne de Cañón” ya tuvo la
mitad del trabajo hecho, pocos pueden resistirse ante una canción que
posiblemente sea la mejor del último disco.
Los invitados eran de
verdadero lujo, pero nos resulta totalmente incomprensible que no hubiera nadie
de la formación original. Que la actual es mejor está fuera de toda duda, pero
también es indiscutible que en su momento tanto Juan Pedro, como Vanesa,
como Carolina desempeñaron sus
puestos de forma totalmente digna y profesional. ¿Cómo es que no acudió ninguno
de ellos? ¿No quisieron venir? ¿Ninguno de los tres pudo? ¿A nadie se le
ocurrió invitarles? Desconocemos las respuestas.
Después de “No Hay Color”,
con “Enhendrix” Rafa cedió su puesto
al último fichaje de la noche, el gran José
Martos. Tras “Impresiones”, el fin de fiesta fue “Rock And Roll” de Led Zeppelin, un verdadero desparrame
sobre el escenario con todos los invitados participando. En total fueron más de
dos horas y cuarto, realmente no se puede pedir más.
Aunque todos salimos
contentos, entre los asistentes escuchamos algún comentario de decepción por no
haber escuchado canciones de Barón Rojo.
La actitud de Armando es muy
encomiable, pero quizá no acertada. No cuesta mucho complacer a tu público. Del
mismo modo que es inconcebible que Rosendo
no toque nada de Leño, ni Gatillazo de La Polla, ni El Drogas de
Barricada, Armando tendrá que interpretar algo de Barón Rojo. Y mucho más después de que finalice la gira de
despedida.
Nacho
Jordán
lunes, 29 de abril de 2019
ASFALTO
27 de abril 2019.
Sala Mon
Una segunda oportunidad que
muchos no dejamos pasar y que supuso un maravilloso reencuentro que ya tuvo su aperitivo
en el mismo lugar, cuando todavía se llamaba Penélope, hace un tres años con la
actual formación de la banda comandada por el guitarrista Julio Castejón que invitaba al vocalista Miguel Oñate a participar en media docena de temas. Una delicia que
nos dejó con ganas de más, y que no hacía presagiar que hubiera oportunidad de
darnos el atracón del menú completo de todos los temas de los dos discos
mencionados anteriormente, con un par de extras incluidos.
Al igual que en La Riviera, además
de Castejón y Oñate, participaron otros dos de los pilares aquella época, el
bajista José Ramón Pérez “Guny” y el
teclista Jorge García Banegas,
quedando la presencia del batería Enrique
Cajide como prácticamente testimonial tocando en un solo tema dado su
estado físico. Para ocupar los tambores resulta difícil encontrar a nadie mejor
que José Martos (Atlas, Niágara,
Barón Rojo, Topo), y él fue el encargado de dar ritmo y solidez a los temas que
sonaron de lujo durante todo la velada.
Una velada que comenzaba pasadas
las nueve de la noche entre las notas de fondo de la banda sonora de “Encuentros en la Tercera Fase” como
oportuno preludio a “El Regreso” con el que arrancaron para empezar a subir una
temperatura ya de por sí bastante alta en la sala, no hubiera estado mal que
hubieran puesto el aire acondicionado al principio del concierto y no al final
del mismo.
En cualquier caso esta
circunstancia no parecía importar demasiado a una entregada audiencia que
siguió disfrutando con la divertida “Que Siga El Show” en la que lució
sobremanera la guitarra de Julio,
para sin pausa pasar a dar más protagonismo a los coros y teclados en una
maravillosa “Es Nuestro Momento” que sonó de impresión. Un sonido que se tornó
más sinfónico y envolvente en la intensa “Joven Ruso”, adecuadamente ilustrada
en la pantalla de vídeo con imágenes de la Guerra Fría, para volver a terrenos
más directos y asequibles con socarrona “Concierto Fatal”.
Primer bloque superado, chaqueta
fuera de Oñate, y a seguir con otro
de los momentos destacados de la noche con “Desaparecido” en la que el
vocalista mostró un poderío y capacidad interpretativa al alcance de muy pocos
y que fue capaz de mantener hasta el final del show, algo que la verdad
sorprendió muy gratamente a buena parte del respetable entre los que me encuentro.
Con “Frente al Espejo” se relajó el ambiente mostrándonos su lado más tierno
con Guny sentado en una banqueta y
con Julio cambiando de guitarra para
desgranar esta deliciosa pieza.
Volvieron a subir el ritmo tras
una vacilona entradilla instrumental con “Contrarreloj” otro señor temazo con el
que nos hicieron vibrar, al igual que con “Tenías Razón” de lo más cañero de la
noche con Banegas en primera línea
con uno de sus teclados colgado al hombro y con Castejón tirando de Ibanez para darle un sonido más hard rockero,
algo que no es demasiado habitual en el veterano guitarrista.
Tras una pequeña charla de Oñate siguieron en la misma línea con “Richi
(Estrella del Rock)”, para continuar compartiendo voces con Julio en la desenfadada “Secuestro
Legal” pasando después a, probablemente, el momento más intimista y entrañable
de la actuación sentándose Castejón al
piano para cantar “El Hijo de Lindbergh” acompañado a la acústica de doce cuerdas
por su hijo Enrique. Una deliciosa
interpretación como lo fue la de “Tiempo Gris” con otro Enrique como protagonista, Cajide,
que se tomó las baquetas tras una emotiva introducción de su amigo con el que comenzó la aventura
musical hace más de cuatro décadas. Para la ocasión contaron también con Lorenzo Azcona al saxo dándole el toque
jazzie, ya con Miguel de vuelta a la
voz.
Retomaron el pulso más brioso con
dos de los temas más celebrados y directos del set, “La Batalla” y “Buffalo Vil”,
que sonaron magníficos con el grupo transmitiendo una energía tremenda, para
sorprendernos seguidamente con dos temas que aparecieron como caras b en su
momento y que acertadamente recuperaron para la ocasión. El primero de ellos “Dinos
Que Fue” es básicamente la segunda parte del mítico “Rocinante” de su álbum de
debut, continuando con la historia del mítico caballo quijotesco,
desarrollándose a medio tiempo sobre una preciosa melodía de guitarra y
teclados. El segundo “Justo y Traidor” resultó mucho más rotundo rozando de
nuevo el hard rock, y era más reconocible por los fans, además de por su
pegadizo estribillo, porque ya aparecía en la grabación del vídeo LP de “Más Que Una Intención” grabada al aire
libre en los Montes de Toledo.
Para el cierre antes de los bises
quedaba la traca final con la celebérrima “Más Que Una Intención” que sonó como
lo que es, un himno inmortal palmeado y coreado a pleno pulmón por todos los
presentes, que no tardamos mucho en seguir disfrutando con otro de los puntos
culminantes del show, una espectacular interpretación de “La Paz Es Verde” en
la que cantante de Craneo y Phantasy, amén de manager del grupo, Joan Cheka, se unió a Miguel para cumplir, según nos dijo, uno
de sus sueños formando un espectacular dueto mostrando un gran nivel vocal.
Tras las pertinentes
presentaciones y agradecimientos por parte de la banda y del propio Cheka, inductor principal de la
reunión, llegaba el broche definitivo con la festiva “Nada, Nadie, Nunca”, de
nuevo con Azcona acompañando con su
saxo, resultando un brillante y magnífico fin de fiesta que se prolongó
mientras se desalojaba la sala sonando de fondo una curiosa versión acústica de
“Días de Escuela” que fue reclamada por buena parte de los fans, y que acabó
sonando aunque fuera enlatada.
Excelente concierto de unos
excelentes músicos que nos llevaron con la magia de su música y su buen hacer a
recordar una maravillosa etapa del rock español en general y de uno de sus
máximos exponentes en particular. Lo que ya no me atrevo a asegurar, ni en un
sentido ni en otro, es si esta experiencia tendrá continuidad o volverá a
repetirse esporádicamente en el futuro. Dado el resultado de estas dos citas en
apenas un par de meses probablemente lo más normal sería que hubiera más veces,
pero eso está en la mano de la banda y, al menos por ahora, es una incógnita.
De momento nos quedamos con el imborrable recuerdo de la noche del pasado
sábado, sin duda una de las más grandes que hemos podido disfrutar últimamente.
Gracias Asfalto.
Mariano Palomo
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