viernes, 13 de mayo de 2011

QUIREBOYS

5 de mayo 2011. Sala El Sol

Da igual que no tengan disco nuevo que presentar, que hayan tocado en Madrid prácticamente año tras año sin excepción desde hace un lustro, que sea entre semana, que anuncien una hora de comienzo de sus shows y aparezcan más de una hora tarde, da igual. Porque estos, cada vez más veteranos, rockeros británicos han conseguido que sus fieles nos reunamos una y otra vez poniendo hasta arriba su sala fetiche en la capital del Reino siempre que tienen a bien visitarnos.

Y es que los QUIREBOYS nunca fallan, podrán sonar más o menos limpios, normalmente más, tocar temas más o menos actuales, aparecer con material más o menos nuevo, pero la diversión siempre está asegurada. La crónica de este concierto de 2011 prácticamente podría copiarse de cualquiera de las anteriores, salvo por algunos lógicos cambios en el repertorio. Hay que seguir hablando de actitud, de diversión, de alcohol, de clase, de calidad, de sentimiento, en fin de Rock And Roll.

Empezaron de forma original, con los primeros acordes enlatados de “Hoochie Coochie Man” de Mudy Waters a los que se engancharon para descargarla en directo y empezar la fiesta a las 23:45 durando más de hora y media que nos dejó muy satisfechos. Casi sin descanso el gran Spike, pelotazo en mano, se erigió en maestro de ceremonias dando paso a la maravillosa “Misled” con la destacada labor del teclista Keith Weir que con su característico sonido de pianola hizo que más de uno se desbocara, como sucedió con la tremenda “C’mon”, con la coreadísima y directa “There She Goes Again” y con la más bluesy “Tramps And Thieves”.

A todo esto Guy Griffin y Paul Guerin sacando humo de sus guitarras a base buenísimos riffs y solos, junto al pintón bajista Damon Williams y al poderoso batería Phil Martini, para demostrarnos a continuación que pueden ser igual de intensos en temas lentos como las entrañables “Mona Lisa Smile” que no les hubiera importado firmar a los Faces, al igual que “Roses And Rings” con Spike fantástico a la voz, quebrándola como pocos saben hacerlo.

Vuelta al movimiento con más temas dedicados al alcohol, cosas de del frontman que ya había brindado con la audiencia unas cuantas veces, caso de “I Love This Dirty Town”, o la cachonda “Lorraine Lorraine”. Momento emotivo con la menos conocida “Searching” que dedicaron al recientemente desaparecido Gary Moore y me pareció entender que al padre de Spike, siguiendo la diversión con “The Finer Stuff” y con la frenética “This Is Rock ‘n’ Roll”.

Y de aquí al final sin parar de gozar con los clásicos de su magistral debut discográfico, “Hey You” pura fiesta con la slide de Griffin sonando espectacular, “Whippin’ Boy” cargando el ambiente de ese rollo western tan especial, “Sweet Mary Ann” entrañable, y “7 O’Clock” mostrando una vez más por qué fue elegida en su momento como primer single.

Bises rapidos, primero con uno de los baladones de la historia del rock como es “I Don’t Love You Anymore” demostrando que se puede hacer un tema lento sin perder la fuerza y el sentimiento cuando se tiene a músicos como estos en escena, y cerrando la fiesta con la inevitable y desparramante “Sex Party” que nos acabó de arrancar los últimos bailes de la noche.

Noche memorable una vez más de esta banda cuyos conciertos en Madrid sólo se pueden mejorar por pequeños detalles en próximas ocasiones: a ver si puede ser en fin de semana, en un local de mayor capacidad y cumpliendo el horario previsto. Por lo demás que no cambien nada, sencillamente Inmensos.
Mariano Palomo

CROWN OF THORNS

27 de abril 2011. Sala Caracol

Una de esas bandas que debía habernos visitado hace más de veinte años lo hacían por fin en uno de los días menos indicados para hacerlo, y el resultado como era previsible casi no pudo ser más desolador. No llegábamos al centenar los fieles que nos dimos cita en la céntrica sala de Embajadores el día en el que estos norteamericanos decidieron tocar por primera, y me temo que única, vez en España un miércoles, a las 22:45 h. con uno de los partidos del siglo como telonero, obteniendo el escaso éxito comentado. Y es que no simpre se cumple al 100% eso de “Más vale tarde que nunca”.

Seguramente por lo frío del ambiente la actuación de CROWN OF THORNS creo que no satisfizo casi a ninguno de los presentes, sobre todo por lo breve de su duración sobrepasando escasamente la hora sobre las tablas. No llegó a haber prácticamente en ningún momento clima ni ambiente de concierto, más bien parecía una especie de ensayo con público, y además sin acabar de sonar todo lo bien que hubiéramos deseado, aunque eso sí, mejor que hace un par de años en el Firefest de Nottingham.
Una vez expuesto lo menos bueno, vamos con lo que mereció más la pena del paseo hasta Caracol. Esto fue sin duda el carisma que mantiene intacto el gran vocalista que es Jean Beaouvir, la selección de temas que, dentro de lo escasa que fue, al menos no obvió los cuatro o cinco clásicos indispensables que todos queríamos escuchar, además de algunos guiños a proyectos anteriores del líder del grupo, y poco más.

Porque los coros fueron tan relaes como flojos, especialmente sangrantes por parte del bajista que apareció a modo de clon de Rudy Sarzo sustiuyendo al gran Michael Paige que con mucho menos aspavientos es mucho más efectivo con las cuerdas, tanto las de su bajo como las vocales. Por su parte el guitarrista Tommy Lafferty cumplió bien, sin alardes pero sin cantadas, mientras que el sólido batería Hank López sí que dejó alguna que otra gamba para el recuerdo dentro de una correcta actuación. En general sonaron bastante más heavies que en sus discos de estudio, algo que por una parte se agradece por su actitud más viva y agresiva, pero que por otra hace que se pierden matices y nitidez que son unas virtudes que siempre han tenido como buena banda de hard rock melódico.
Con tanto follón de empezar después del fútbol y demás historias, entramos en la sala cuando ya habían descargado un par de temas “Faith” y “Are You Ready”, de los que obviamente no os podemos hablar, llegando a presenciar prácticamente íntegra la alegre y bailona “Hike It Up” en la que los movimientos de Beauvoir delataban su amplia experiencia junto a Paul Stanley. Tras una intrascendente “Secret Jesus”, tuvieron a bien obsequiarnos con dos buenos recuerdos de aquel gran “Vol.1 The Awekening” (aunque nucna hubo vol. 2) que publicaron Voodoo X a finales de los 80’s, “Like A Knife” y “I’m On Fire” sonaron bastante bien y no desentonaron con el resto del repertorio.

Volvieron a endurecerse un poco con “Rock Ready” que sonó muy cañera, para relajarse a continuación con una magnífica “Standing On The Corner” que tocaron con sentimiento y calidez, para atacar hasta antes de los bises con sus tres temas de referencia que por fin pusieron a corear un poco al personal, así cayeron “Crown Of Thorns” lástima de coros tan flojitos y fuera de tono, “Dying For Love” que fue la mejor de la noche, junto a la tremenda “The Healer” que hay que hacerla muy mal para que no siga siendo magnífica.
Y cunado nos preguntábamos que dejarían para el final, soprendieron a casi todos, sobre todo a los más aoristas, con dos versiones de los míticos Ramones pertenecientes a la etapa que Jean compartió trabajando con los neoyorquinos. Una sosilla “Bonzo Goes To Bitburg” que no convenció a casi nadie, mejorando bastante con la final “Something To Believe In”, igual de desconocida para la mayoría pero más alegre y divertida. Y así, sin más, se acabó lo que se daba (previo pago de los 25 euros de la entrada, obviamente).

Eso sí, diez minutos depués, los cuatro integrantes del grupo tuvieron el detalle de salir a saludar, firmar y fotografiarse con los que aun quedaban en la sala. Seguro que más de uno pensó que menos fotos y más temas, pero en fin, cuando las cosas vienen torcidas lo normal es que acaben torcidas, y a lo mejor nos estábamos mal acostumbrando con conciertos de coetaneos suyos en similares circunstancias que sí han triunfado recientemente en Madrid (FM, por ejemplo). Me imagino que visto lo visto no tendrán muchas ganas de volver a quitarse la espina, pero si así fuera tampoco tengo muy claro que fuera verles mucha más gente. Una pena.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Ana Ouro