sábado, 1 de diciembre de 2012

ÑUAGE

22 de Noviembre de 2012. Sala Hebe

Casi de casualidad y de forma improvisada ha surgido una banda de tributo a Ñu. Y se han dado prisa en debutar en directo, les ha bastado dos ensayos. Aunque en realidad no es de extrañar. Todos los músicos en algún momento de su trayectoria han pasado por la banda de los cuernos, así que las canciones ya las tenían aprendidas. A la voz, a los teclados y a la flauta se encuentra Jorge Calvo. En la guitarra, Nacho De Carlos. Gorka Alegre al bajo. En cuanto a la batería… José Carlos Molina junior, ex-Leyenda y actual Lágrima Negra.
El Hebeestaba repleto de caras conocidas. Para ser jueves la asistencia fue bastante buena. Tras una intro, la primera tanda fue “Que Alguien Nos Pague”,“Manicomio” y “La Casa Del Rey”. Excepto por la voz, que evidentemente no es la misma, aquello sonaba a Ñu por los cuatro costados. Alguna vez se les notaba la precipitación y la falta de horas en el local, pero en general todo lo resolvían sin ningún problema. Al que le tocó la peor parte fue a Jorge. Un hombre-orquesta con la experiencia que atesora Molina puede cantar, tocar la flauta y los teclados, todo en la misma canción y sin despeinarse.
Pero a Jorge aún le falta un poco para alcanzar la soltura del maestro, había momentos en los que se le veía un tanto agobiado por tener que atender a tantas cosas a la vez. E incluso diría que a veces estaba leyendo la letra. No obstante, atreverse a ocupar el puesto de uno de los mejores músicos de nuestro país ya demuestra un gran coraje, y salir airoso fue un gran mérito aunque le costase un poco de esfuerzo. En “No Hay Ningún Loco” subió al escenario el violinista Dani, que también les acompañó en “La Granja del Loco”.
Las cosas iban saliendo razonablemente bien y la gente disfrutaba. Tras “Ella”, “La Bailarina” y “El Flautista” volvieron a contar con el violín para “El Tren”(que acortaron un poco al suprimir el solo) y “Alabanza”. La recta final llegó con “Trovador De Ciudad”, “Más Duro Que Nunca” y “Los Caballeros De Hierro”.
En principio la cosa debía terminar, pero al haber tenido tan poco tiempo para prepararse sólo llevaban unos minutos más de una hora, y la gente pedía más. Así que invitaron a dos de los asistentes a unirse a ellos en “Una Copa Por Un Viejo Amigo”. Christian Molina sustituyó a su hermano José Carlosen los tambores, y para cantar se incorporó un invitado de verdadero lujo, nada menos que el gran Miguel Oñate, que alardeó de de un chorro de voz impresionante.
Suponemos que este nuevo proyecto no tendrá mucha continuidad, no tiene demasiado sentido que un grupo de homenaje esté funcionando mientras la banda homenajeada continúa en activo. Cuando dentro de (esperemos) muchos años la edad o la salud obliguen a José Carlos Molina a retirarse, será imprescindible alguien que mantenga vivo su legado. Y tras lo visto esta noche, nadie lo podrá hacer mejor.
Nacho Jordán

martes, 20 de noviembre de 2012

TEN

17 de noviembre 2012. Sala Live (Carabanchel)

Después del buen sabor de boca que nos dejaron en su reciente actuación en el Firfest, teníamos la oportunidad de poder disfrutar con mayor amplitud de Gary Hughes y sus chicos en nuestra propia ciudad. Con unas perspectivas de asistencia bastante pesimistas por parte de los organizadores, finalmente por suerte la gente se animó a última hora y la sala carabanchelera acabó registrando una entrada bastante buena que calculo rondaría los trescientos fieles que nos dimos cita llegados no sólo de Madrid y de otras partes de España, si no que había también incondicionales italianos, ingleses y alemanes que se dejaron notar.
Con el personal todavía accediendo al local empezaron a descargar los burgaleses PUSSY & MONEY, un quinteto que basó su repertorio íntegramente en versiones de The Cult y que sirvió para ir caldeando el ambiente interpretando con desigual acierto algunos de los temas más conocidos de Atsbury, Duffy y compañía (“Wild Flower”, “She Sells Santuary”, “Fire Woman”, “Love Removal Machine”, “Sweet Soul Sister”, “New York City”) en los aproximadamente cuarenta minutos de que dispusieron. Correctos, pero un poco metidos con calzador me da la impresión dado el estilo del cabeza de cartel que poco tenía que ver con ellos.
Y tras el aperitivo, a eso de las diez menos cuarto de la noche, con la sala ya registrando prácticamente su entrada definitiva, empezaron a sonar las notas enlatadas de la instrumental “The Gates Of Jerusalem”  como preludio y anuncio de la actuación de TEN. Un concierto que se abrió igual que su último disco continuado con la magnífica “Arabian Knights” ya con el sexteto entregándose y mostrando un gran aspecto y predisposición como justa reciprocidad hacia sus fans con un Gary Hughes al que se le veía tremendamente cómodo y feliz.
Tenía curiosidad por ver como evolucionaría sobre el escenario el nuevo guitarrista Dan Mitchell, ya que me habían avisado que le habían pedido mayor movilidad en su ejecutoria, y bueno, sin ser el colmo de la expresividad sí le vi bastante más suelto  que en Nottingham y manteniendo su tremendo nivel de técnica y virtuosismo que por momentos pudo llegar a parecer excesivo. Le acompañó bien con la rítmica el siempre cumplidor John Halliwell, que tiene al menos la misma importancia como corista que como guitarrista, rodeando la voz de Hughes junto al pelirrojo bajista Steve McKenna y al teclista Darell Treece-Birch creando buenas ambientaciones este último que al igual que en el Firefest me pareció que estaba algo escaso de volumen.  Por su parte, imagen casi garajera aparte, el batería Max Yates cumplió bien sin necesidad de explayarse en exceso.
Tras transportarnos con su música hasta tierras árabes en el inicio, continuaron con la contundente “Gunrunning”, uno de los temas más duros de “Heresy and Creed”, del que dieron buena cuenta, no en vano venían presentándolo y en las dos horas de show que nos ofrecieron dio tiempo a dejarnos en directo la mitad del mismo. Temas  estos nuevos bastantes celebrados por el público, como lo fue a continuación la coreada “Spellboud” con ese ritmo de guitarra taladrante y ese estribillo que se meten en la cabeza sin remedio.
Después de este vigoroso comienzo nueva vuelta a la épica tan del gusto de Gary con “Ten Fathoms Deep” que fue creciendo sobre sus teclas, pasando algo desapercibida, al igual que la más hard aunque lineal “Book Of Secrets” que fue mejorando según fue avanzando con su estribillo ultra melódico. Se bajó todavía más el ritmo con “Raven’s Eye” un precioso tema de ambientación medieval envolvente que resultó algo más dura que en directo, como la siguiente “The Lights Go Down” que sirvió para corear una vez más y para que Mitchell siguiera mostrando su excelente técnica instrumental a la guitarra.
A partir de aquí entramos en una parte algo más sosa y aburrida con dos temas del penúltimo disco del grupo “Stormwarning”, la extensa “Endless Symphony” y la muy melódica “The Hourglass and the Landslide” que me resultaron más flojas que en estudio, con la voz de Hughes excesivamente alta tapando un poco al resto. Mejoró bastante este aspecto con una apuesta segura como es el clásico “The Robe” uno de los indispensables de Ten que levantó de nuevo al público que volvió a meterse de lleno en el show, para volver a tesituras más cercanas al A.O.R. con “Another Rainy Day” que fue de las que más me gustó, al igual que “Black Shadows”, metiendo entre medias la más irregular “Love Song” que se hizo algo larga.
Encararon el último tercio del concierto con otro de los pilares de la discografía de los ingleses “After The Love Has Gone”, maravillosa una vez más con la gente totalmente volcada, para volver a relajarnos con la balada “Valentine” en la que el piano de Darrell y la voz de Gary tomaron el protagonismo, llegando al final de nuevo con poderío de la mano de la hard rockera “Unbelievable” que sonó bastante dura y dinámica con Mitchell tocando su guitarra con los dientes en algún momento, estaba desatado el chico.
Antes del bis otra fantástica interpretación de “Red”, hard épico por definición con esos arreglos celtas a lo Gary Moore-Thin Lizzy que sigue siendo de las que mejor funciona en directo, al igual que el tema franquicia “The Name Of The Rose” con el que acabaron de vaciarse tras dos horas de concierto. Un concierto que superó en cuanto a sonido, dinamismo y entrega al de Nottigham de un mes antes, pero que por momentos se hizo algo aburrido con demasiados pasajes lentos que cortaron un poco el rollo del personal que empezó como un tiro, y acabó en todo lo alto para terminar con un muy buen sabor de boca.
Gary Hughes repitió en varias ocasiones que le tendremos de nuevo por aquí en el 2013, y a la vista de la satisfacción general que pude observar creo que muchos de los que estuvimos el pasado sábado en la Sala Live volveremos a reencontrarnos, esperemos que en una sala más acorde con el nivel del grupo para poder disfrutarles en plenitud. Tras asistir en menos de un mes a dos de sus últimos conciertos Ten han vuelto a engancharme recordándome por qué llegaron a ser una de mis bandas favoritas a finales de los noventa.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Rubén Liñán

jueves, 15 de noviembre de 2012

SCORPIONS / THE ELECTRIC DUCKS

10 de noviembre 2012. Zenith, Pau (Francia)

Tras el aplazamiento de sus conciertos previstos para el mes de abril en tierras galas, la banda alemana de hard rock más grande de la historia por fin se acercaban el pasado sábado 10 de noviembre a unos pocos kilómetros de nuestra frontera pirenaica, que es lo más cerca que los hemos tenido de España en su gira de despedida, al menos eso dicen, ya veremos si no hacen como otros (Kiss, Rolling Stones, Judas Priest…).
Una oportunidad que no podíamos dejar pasar y que nos llevó a desplazarnos, a un servidor junto a tres buenos compañeros de viaje (Miguel, Jorge y Marina) hasta el magnífico Zenith de Pau, recinto con unas impresionantes instalaciones perfectamente acondicionadas únicamente para este tipo de eventos, de lo mejorcito que he visto en locales de conciertos. Antes y después estuvimos en Fuenterrabía con mis amigos Mariano y Maite que nos trataron de lujo haciéndonos sentir como en casa, gracias chicos, amenazamos con volver.
Homenajes gastronómico-etílicos aparte y centrándonos en el motivo principal del viaje, llegamos a Pau con bastante tiempo de margen, mejor prevenir por si nos perdíamos, y lo primero que nos llamó la atención fue el enorme parking gratuito a disposición de los asistentes acorde con la capacidad del recinto (7.500 personas), distribuidas entre localidades de asiento y a pie de pista, todas ellas cubiertas con las entradas (nada baratas por cierto, entre 60 y 85 euros), vendidas desde unas semanas antes, con buena representación entre el público de incondicionales llegados desde la Península. Eso sí, las bebidas en el bar del recinto mucho más económicas de lo que estamos acostumbrados por aquí, aunque la verdad es que la cerveza era bastante flojita, por dos euros tampoco se pueden pedir milagros.
No había teloneros anunciados, pero nada más llegar al interior de la sala nos encontramos con un gran telón en el que se podía leer THE ELECTRIC DUCKS presentando la actuación de una banda con este nombre absolutamente desconocida para nosotros. Luego nos enteramos que eran de Montpellier, algo que ayudó mucho en la buena respuesta de un público que se metió bastante en su concierto. Aprovecharon el tiempo del que dispusieron, que no llegó a media hora, para hacernos mover el pie descargando cinco temas llenos de ritmo y electricidad en los que el influjo de AC/DC se dejó notar a base de bien, rematando con un pseudo striptease por parte de su guitarrista principal que tocó el último tema únicamente cubierto por unas alas y una corona de ángel y por su Explorer tapando sus partes nobles. Divertidos y descarados, buen aperitivo para el palto fuerte que pudimos degustar a continuación.

Para mi ver a SCORPIONS siempre es algo especial, muy especial, ya que fue al primer concierto grande al que asistí con 16 años cuando tocaron en el Campo del Rayo Vallecano en 1986 (aunque realmente el primero fue el de McAuley Schenker Group que se encargó de abrir), y seguramente sea a la banda que en más lugares diferentes haya visto (Madrid, San Sebastián, Lorca, Puertollano, Suecia, Francia), siempre teniendo la suerte de poder disfrutar de su tremenda categoría ofreciéndonos espectáculos memorables. Y esta vez no iba a ser una excepción.
Ya el montaje con tres pantallas de vídeo enormes en el fondo, con unas estructuras de luces impresionantes (incluidos cuatro cañones de luz manejados por sendos operarios colgados en lo alto casi tocando el techo), y la pasarela que se abría paso entre el público, presagiaban el gran show del que pudimos ser partícipes a continuación. Se apagaron las luces y nos encontramos con la plataforma de la batería elevada por unas cadenas unos cuantos metros por encima del suelo para que el peculiar James Kottak empezara a dar caña con “Sting In The Tail”, el tema título del último disco del grupo (el de versiones “Comeblack” aparte).
Si ya sonaron bien The Electric Ducks, cuando empezaron a sonar Scorpions todo subió de nivel exponencialmente, sobre todo la voz de Klaus Meine que ya no me cabe ninguna duda que ha hecho un pacto con el diablo. Impresionante la fuerza y el carisma que transmite siempre este señor, estilismos de vestuario aparte, sin duda una de las mejores voces que ha dado el rock y que sigue en un excelente estado de forma, algo que me sorprendió muy gratamente a la vista de algún que otro vídeo reciente donde parecía no llegar donde nos tiene acostumbrado.
Tras el comienzo arrollador más actual, primer recuerdo con uno de mis temas favoritos de los escorpiones, “Make It Real” con esa melodía de guitarra a cargo de Matthias Jabs que sigue siendo la elegancia personificada, aunque también estuvo muy dinámico y divertido para dar réplica a las “locuras” de Rudolf Schenker que sigue siendo esencial en el sonido del grupo, mientras que Pawel Maciwoda muestra su solidez con el bajo participando también de poses y guiños al público aunque en menor medida que los veteranos.
“Is There Anybody There?” con su rollo más setentero y “The Zoo” con esa cadencia puramente rítmica adornada por el talk box de Jabs, nos llevaron a otro de los momentos más destacados de la noche de mano de la maravillosa instrumental “Coast To Coast” cuya melodía de guitarras, incluida la de Kalus Maine, siempre me ha parecido de lo mejorcito. Siguieron en el recuerdo con la entrañable “Loving You a Sunday Morning” para pasar a tesituras más relajadas bajando poco a poco el ritmo con “The Best Is Yet To Come” que sonó fantástica a medio tiempo.
Se metieron de pleno en las baladas con “Send Me An Angel” que me convenció bastante más de lo que me esperaba, y sobre todo con la inmensa “Holiday” que por mucho tiempo que pase y por muchas veces que la escuche sigue poniéndome la piel de gallina (sólo superarda para mí por la injustamente olvidada "Lady Starlight") y para la que se colocaron al final de la pasarela haciendo desde ahí su primera parte acústica, con Kottak dándole al cajón de percusión, y con todo el público entregado cantando y coreando.
Tras recuperar sus posiciones iniciales con la última parte eléctrica de “Holiday”, enorme, llegó el que fue para mí el tema de la noche “Raised On Rock” puro Scorpions de su último disco que sonó increíblemente potente y pegadizo, con la voz de Klaus llegando arriba con una facilidad pasmosa y con unas guitarras hechizantes que se perdieron un poco a continuación en “Tease Me Please Me”. Más por culpa del perjudicado Kottak, que se confundió en la entrada de batería arrastrando al resto durante todo el tema que arreglaron un poco al final, de lo poco que no sonó como debía durante el concierto.
Se recuperó el pulso con la impactante “Hit Between The Eyes” ya con los redobles más acompasados, como preludio del show “Kottak Attack” que no es el típico solo de batería, ya que en el mismo se mezclan imágenes de vídeo espectaculares del propio James y de la historia del grupo dando contenido a los golpes y excentricidades del aporreador que acaba luciendo su espectacular tatuaje con la leyenda “Rock & Roll Forever” cubriendo su espalda.
Aprovechando la aceleración continuó el desenfreno hasta antes de los bises con la incendiaria “Blackout” con Rudolf caracterizado como en la portada del disco con los tenedores en los ojos y la cabeza vendada haciendo kilómetros a lo largo del escenario. La breve instrumental guitarrera “Six String Sting” a mayor gloria de Matthias dio paso a “Big City Nights” uno de esos temas inmortales que siempre funcionan bien en directo y que de nuevo hizo vibrar a los fieles mientras se reproducían unas curradas imágenes y juegos de luces en los leds de las pantallas.
Tras una breve espera volvieron a las tablas para dejar de nuevo dos de sus baladas más representativas, primero la incombustible “Still Loving You” con la que me pasa lo mismo que con “Holiday” consiguiendo emocionarme una vez más con su feeling inconmensurable. Por contra “Winds Of Change” sigue resultándome excesivamente empalagosa, y además en esta ocasión Rudolf se fue de ritmo y no sonó todo lo bien que debiera, siendo lo mejor su letra y su silbido que Klaus sigue clavando.
Fin de fiesta total con la arrolladora “Rock You Like A Hurricane” con ese riff inconfundible que hace que los puños salgan disparados al aire mientras los músicos corren de lado a lado para acabar de quedarse sin aliento. Cierre magnífico para una velada en la que Scorpions volvieron a demostrar una vez más por qué son una de las bandas más grandes del planeta. Esperemos que no sea la última, ojalá se arrepientan y sigan girando mucho más tiempo (a ser posible pasando por España) porque tras lo visto en Pau, facultades siguen teniendo de sobra.
Mariano Palomo

miércoles, 14 de noviembre de 2012

FIREFEST 2012

19, 20 y 21 de octubre. Nottigham Rock City (Inglaterra)

Una vez más llegaba la cita ineludible con el rock melódico europeo y tras un año de ausencia por diversos motivos ALIANZA no podía faltar. Con el elenco de artistas más completo e interesante de todos lo que ha reunido en sus nueve años de historia el FIREFEST, esta edición de 2012 se convertía, más si cabe, como de obligada asistencia para unos fieles que llegados de todas las partes del Globo agotaron los tickets de los tres días de conciertos en los que se concentraban en un mismo cartel algunos de los nombres más importantes de la escena melódica internacional.
Mérito tremendo de los organizadores capaces de aglutinar y organizar con brillantez las actuaciones de grupos y artistas que en algunos casos podríamos creer incluso retirados de los escenarios, con el aliciente añadido de la gran cantidad de bandas americanas, tanto estadounidenses como canadienses, que de no ser por este bendito festival, sería prácticamente imposible poder haberlas disfrutado en directo en nuestro viejo continente. Gracias una vez más a nuestro entrañable Bruce Mee y al resto del equipo (Kieran, Phil, Sue, Tony...) que hicieron que nos sintiéramos como en casa.
Como decíamos antes la organización magnífica, como siempre, dando el tiempo suficiente de actuación a los grupos para poder lucir sus virtudes pero sin hacer los conciertos excesivamente largos, con mucha agilidad en los cambios entre grupos, haciendo que la cantidad de horas que nos tiramos dentro del Rock City pasaran más rápido y con bastante comodidad dentro de lo que implica un “sold out” que apreciamos con más intensidad durante las actuaciones de los nombres con mayor tirón del cartel (Tyketto, Gotthard, Danger Danger, Work Of Art, Robin Beck). Lo cual no quiere decir necesariamente, en algún caso sí, que fueran los que más nos gustaron a nosotros que tenemos nuestro particular “Top” que podréis ir deduciendo en el desarrollo de cada crónica detallada.

Sábado 19 de octubre

A diferencia de ediciones anteriores, ya con tres días de conciertos que creo algo excesivos, la primera jornada del Firefest se desarrolló en el propio Rock City, el local de referencia de Nottingham para los grandes conciertos de aforo medio (unas 2000 personas) y no en el local de la Universidad de Trent donde se realizaron en otros años. La verdad es que vista la respuesta del personal la elección no pudo ser más acertada ya que sobre todo a última hora con la actuación de Tyketto la sala prácticamente se llenó hasta arriba.
Pero vamos con los que tenían la difícil papeleta de romper el hielo con todo lo que venía después y los dos días siguientes. Casi a las seis menos cuarto de la tarde, con un público algo frío pero expectante, (ya sabemos que por lo general la gente del A.O.R. somos tan exigentes y tiquismiquis como agradecidos y apasionados si algo nos convence) salían a escena los italianos LIONVILLE. Una banda encabezada por el guitarrista Steffano Lionetti que el pasado 2011 registró un fantástico debut discográfico que llamó bastante la atención a los fans melódicos y en el que como uno de sus mayores alicientes estaba la participación de Lars Säfsund, vocalista de Work Of Art, del que pudimos disfrutar por partida doble en el festival mostrando el por qué es a día de hoy una de las mejores voces del rock melódico mundial.
Además de Lionetti y Säfsund pudimos apreciar el buen hacer del guitarrista Mario Percudani, del teclista Alessandro del Vecchio, de la bajista Anna Portalupi y del batería Francesco Jovino (empiezo a pensar que en Italia no hay más músicos y que estos tienen el don de la ubicuidad, están en todas partes y casi siempre haciéndolo muy bien, por cierto).
En apenas media hora acabaron por seducir a la audiencia con su A.O.R. de manual, limpio, brillante, lleno de elegancia y clase, pero con garra y dinamismo en las guitarras de Lionetti y Percudani, mientras Säfsund agrandaba aun más su reputación como cantante muy bien arropado por Del Vecchio y el resto de la banda.
Dado lo corto de su actuación sólo pudimos disfrutar de cinco temas, comenzando con la maravillosa “Here By My Side” con ese rollo Giant que tanto nos gusta, bien secunda por la dinámica “Power Of My Dreams”, sonando todo perfectamente y con la gente cada vez más entregada a la causa. Se relajó el ambiente con la preciosa “World Without You” para presentarnos a continuación un nuevo tema “All We Need” que suponemos irá incluido en el próximo disco del grupo y que sonó igual de bien que el resto, para dejarnos con ganas de mucho más con otra perlita como es “With You”.
Espero que actuaciones como esta consoliden este proyecto y que podamos seguir disfrutando mucho tiempo de Lionville porque realmente merecen muy mucho la pena. Sin duda para mí una de las grandes, aunque breve, sorpresas del festival.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez

El Firefest presenta oportunidades únicas de rescatar grupos de rock melódico que estaban en nuestra memoria y que hace tiempo no tocaban o no publicaban ningún trabajo. Sobre todo si son británicos, que lo tienen mucho más cerca. La experiencia puede ser estupenda, como en los casos de Airrace o Romeo’s Daugther, o no tanto en el caso de DANTE FOX.
Y eso que tenía buen recuerdo de cuando les vi por primera y única vez en el Gods of AOR de 1999, y por partida doble: tocaron como Dante Fox y luego sirvieron de músicos de acompañamiento al legendario Stan Bush. Aquella vez estuvieron mejor, y recuerdo buenos shows, esta vez el concierto no fue tan bueno.
Dante Fox se sustenta en el dúo formado por Sue Willets a las voces y por el guitarrista Tim Manford. Ellos llevan el peso de la banda y componen la mayoría de los temas. Sue no cantó mal, pero careció de toda pasión en directo, desaprovechó una maravillosa oportunidad de ganarse a la audiencia.
Sinceramente, creo que Dante Fox no conectó con el público y ofreció un concierto bastante aburrido. Justamente antes tocaron Lionville, y los italianos, con un único trabajo y bien arropados por la maravillosa voz de Lars Safsund (Work of Art), estuvieron mucho mejores. Quizás es que los jóvenes vienen empujando fuerte, o bien que cualquier tipo pasado fue mejor, pero desentonaron.
Mira que Tim Manford a las guitarras lo dio todo, con peor y mejor fortuna. Tocaron varios temas de su tercer trabajo, destacando “The Last Goodbye” con la que abrieron el concierto, y cortes de su primer y segundo disco. Me quedo con “Under The City Lights” y “Lost and Lonely Heart”, pero insisto que las oportunidades hay que aprovecharlas, y Dante Fox no lo hizo.
Texto: Jesús “Nono” García
Fotos: Diego L. Pérez

Mucho tiempo hacía que no veía en directo a TEN, uno de los grupos que más predicamento tiene entre el público británico y que más me enganchó en su momento, sobre todo en su primera etapa, con discos tan fantásticos como “X”, “The Name Of The Rose” o “Babylon”. Tras un periodo de más oscuridad con continuos cambios en su formación, parece que Gary Hughes puede intentar volver a regalarnos nuevamente momentos tan buenos como los de antaño. Ya su último disco “Heresy And Creed” me parece de lo mejorcito que han hecho en mucho tiempo, y su show en el Firefest confirmó en buena medida estas sensaciones, aunque no llegaron a motivarme tanto como las primeras veces que les vi a finales de los noventa en los Gods of A.O.R. o en su mítico concierto de la Sala Arena de Madrid junto a Millenium y Elyte.
Sonando desde un inicio muy heavies, con las guitarras del fiel John Halliwell y del recientemente incorporado Dan Mitchell tomando el protagonismo pero sin eclipsar la voz de Hughes que en su habitual tono grave me resultó más potente y rasgada que otras veces, pero siempre manteniendo ese registro medio que maneja como pocos sacándole un partido enorme a sus capacidades. Por su parte Steve McKenna y Mark Yates cumplieron perfectamente al bajo y batería respectivamente, dejando algo menos de presencia para las teclas de Darrell Treece-Birch que en cualquier caso también dejo su sello épico inconfundible.
Mucha solidez y melodía que empezó a destilarse con “The Lights Go Down” uno de los tres temas que presentaron de su último disco que sirvió como calentamiento para romper con “Spellbound” ya coreada por los fieles, que siguieron metidos en harina con una de las más destacadas de las nuevas, la enérgica “Gunrunning” que me gustó incluso más que en estudio con la guitarra de Mitchell luciendo afilada pero con nula emotividad dada la rigidez del nuevo hacha que, aun pareciéndome brillante en cuanto a técnica y destreza instrumental, me resultó excesivamente hierático transmitiendo muy poco, por no decir nada, para eso ya estaban Halliwell y McKenna que ejercieron perfectamente su papel de veteranos.
Nuevo recuerdo, en este caso para el álbum “The Robe” con la menos habitual “Ten Fathoms Deep” que aun sonando bien quedó eclipsada a continuación por esa maravilla que es “After The Love Has Gone” el primer tema con el que Ten nos atrapó a muchos hace ya casi quince años y que a día de hoy sigue siendo uno de sus estandartes con Gary llegando a su mejor punto vocal. El final no le fue a la zaga con la cañera “Unbelievable” que sonó muy dura con unas guitarras potentísimas, seguida por la guerrera “Red” llena de motivación con su rollo épico matador, para dejarnos definitivamente con otra de las joyas de la corona “The Name Of The Rose” que volvió a resultarme majestuosa con su intensidad y cambios de ritmo espectaculares.
Gran final para una muy buena actuación que, al menos a mí, me devolvió buena parte de los mejores Ten, que esperamos ver aumentados y mejorados el próximo 17 de noviembre en la Sala Live de Carabanchel cuando actúen en nuestra ciudad. Si tenía alguna duda prácticamente se disiparon en el Rock City.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez

Puede que fuera por la responsabilidad de cerrar el cartel del viernes, o bien por la presión añadida del gran concierto que antes habían desplegado los Ten, pero lo cierto que TYKETTO salieron a por todas. Formación clásica, la de su primer y extraordinario trabajo, con Danny Vaughn pletórico a las voces, Brooke St. James a las guitarras, Jimi Kennedy al bajo y Michael Clayton a la batería, bien acompañados para la ocasión por Bobby Lynch a los teclados.
Abrieron fuego con el clásico “Strengh in Numbers”, coreada por el público. Siguieron con un corte de su último trabajo en estudio, “Dig in Deep”, un disco controvertido, titulado “Faifhless”, que sonó bastante bien. Me pregunté si no darían demasiado protagonismo a este nuevo trabajo, pero gratamente continuaron con dos clasicazos de su primer disco: “Burning Down Inside” y “Lay Your Body Down”, que terminaron de enganchar a la concurrencia.
Al contrario de otras bandas del Firefest, Tyketto demostró que son una formación bien rodada, no en vano estaban haciendo conciertos por Europa antes de la cita del Firefest, y eso se nota en directo. Nuestro amigo Danny Vaughn seguía encandilado a la peña con su voz, su guitarra acústica y su don de gente, mientras Brooke St. James demostró que se puede tocar la guitarra de manera sencilla y al mismo tiempo brillante, con mucho feelin´.
Continuaron el show con otro corte de “Dig in Deep” (2012), “Here’s Hoping It Huts”, para enlazarlo con “Catch my Fall”, estupendo corte del aclamado segundo trabajo “Strength In Numbers” (1994). Pero la traca final estaban por llegar.
Danny Vaughn posee una voz privilegiada, tan poderosa como melódica al mismo tiempo. Cuando Jorge nos comentó su edad (51 añazos), y viendo el estupendo estado vocal y físico que tenía, nos quedamos sorprendidos. Fueron a por todas. Sonó la maravillosa “Sail Away” con la acústica de Danny y un maravilloso sólo de Brooke, pero la preciosa balada “Standing Alone” (“Don´t Come Easy” 1991) fue la que nos cautivó a todos.
A estas alturas, el concierto de Tyketto estaba siendo muy bueno. Atacaron con otros dos temazos del “Strength in Numbers”, “Rescue Me” y un corte que me apasiona, “Meet Me in the Night”. Volvieron entonces con “The Fight Left in Me”, otra de su último disco, que no desmereció del resto, cerrando el show con “Wings”, para mi la mejor canción de Tyketto, y la gente se entregó a los americanos. ¿ Y que pasa con “Forever Young”?. Estas son las ventajas de cerrar noche. Volvieron por aclamación y se despacharon el clásico, que fue coreado por toda la audiencia.
Gran concierto de Tyketto, demostrando que siguen siendo una gran formación en directo. Es cierto que todo el protagonismo lo llevan Danny Vaughn a las voces y Brooke St. James a las guitarras, pero no creo que al resto de la formación le importe mucho. Que sigan por el mismo camino.
Texto: Jesús “Nono” García
Fotos: Diego L. Pérez

Sábado 20 de octubre

Tras unas horitas de descanso después de la intensa tarde-noche anterior, rematada con la inesperada sorpresa de encontrarnos tras el festival en un pub rockero pinta en mano con un impresionante grupo de versiones (clavando desde Pink Floyd o Rush hasta Motorhead o Sex Pistols, pasando por Thin Lizzy, Queen o Bon Jovi), la segunda jornada del Firefest se presentaba interesante y como siempre con esa incertidumbre de que nos ofrecerían algunos de los artistas que veríamos por primera vez, que eran casi la mitad.

El primero en comparecer sobre las tablas fue el hiperactivo JOHNNY LIMA, que al igual que a otras bandas del festival hacía un montón de años que no veía en directo, y que la verdad me dejó bastante frío a pesar de sus continuos intentos por agradar moviéndose con soltura por todo el escenario que parecía quedársele pequeño. Tres o cuatro temas me bastaron para comprobar que el californiano no estaba en su mejor momento vocal, me pareció que no llegaba a las notas como debía, salvándole muchas veces la buena labor a los coros de sus acompañantes en las guitarras y bajo que le cubrieron las espaldas.
Abrió con energía saliendo a comerse el escenario con “Made In California” tema sencillo y divertido, al que luego sucedieron bastantes temas de su último disco hasta ahora “Livin’ Out Loud” (2009), como “Hate To Love You”, “All I Wanna Do” y “Wildflower”. Tuve suficiente y opté por salir a avituallarme ya que el día se presentaba largo e intenso y preferí sacrificar parte de la actuación de Mr. Lima, con lo que poco más podemos deciros, por lo que nos cuentan sus incondicionales lo pasaron bien y al final de eso es de lo que se trata.
Texto y Foto: Mariano Palomo

Cuando WORK OF ART publicaron su primer trabajo sorprendieron a todo el mundo del rock melódico. Un grupo sobresaliente, capaz de fusionar el carisma de Toto con la melodía y el buen hacer melódico de las formaciones escandinavas. Nos frotamos los ojos, pero quien más quien menos pensaban que sólo se trataba de un proyecto en estudio, incapaz de tocar en directo tan buenos temas, y menos hacerlo de modo brillante. Fue todo un shock su concierto de Madrid, el primero de Work of Art, se salieron, y todos teníamos unas ganas tremendas de volver a verlos en el Firefest.
Y no defraudaron. Formación consolidada, con Lars Safsund a las voces, Robert Sall a las guitarras, Herman Furin a la batería y Andreas Passmark al bajo (que luego repetiría con Royal Hunt), más los teclados de Jonas Gronning. Llamarse Work of Art (Obra de Arte) puede parecer un tanto, bastante, pretencioso. No creo que los suecos lo pretendan. Y si lo hacen, su calidad está por encima de toda duda. Para mí son una las mejores apuestas de rock melódico actuales, y con solo dos trabajos (“Art Work” y “In Progress”) lo han demostrado.
Y en directo también. Ya el día anterior Lars Safsund, la voz de Work of Art, dio un estupendo concierto con Lionville, pero Work of Art son un peldaño superior. Abrieron con “The Rain”, maravillosa y atmosférica canción de su segundo disco “In Progress”, para continuar con “Nature of the Game”. Sonaban de miedo, y son tan buenos en estudio como en directo. Flipé después con “Cover Me”, una de mis canciones favoritas de su álbum debut. La verdad que Lars Safsund me encanta, contagia su entusiasmo al público, y su voz es muy personal y melódica. El resto de la formación está a la altura, destacando lo bien que toca Robert Sall la guitarra, sin alardes, sin florituras, pero se un modo brillante.
Continuaron con dos canciones con nombre de mujer, “Camelia” (“Art Work”) y “Emelie” (“In Progress”), que gustaron, sobre todo esta última con esos aires tan a los Toto, pero destaco sobre todo el medio tiempo “Never Love Again”, que capturó a la audiencia. Atención, una intro de teclados nos trajo el hit “The Great Fall”, single y tema estrella de su segundo disco. Qué temazo, para mí de los mejores de rock melódico en mucho, mucho tiempo. Fue cantada por todos, como no podía ser de otra manera. Cerraron con la corística y pegadiza “Why Do I?”, single de su primer disco.
Fue tan bueno que a todos nos supo a poco. Work of Art, con grupos como este todavía puedes creer en la salud y en el futuro del rock melódico. Sencillamente maravillosos. Una puta obra de arte, con mayúsculas (WOA).

Mira que sonaba ROBIN BECK para tocar en el Firefest. Año tras año aparecía en las quinielas para la próximo edición del festival, pero nunca se confirmaba. Por fin, en la edición del Firefest 2012 la tendríamos en directo. La verdad que Robin Beck ha estado estos últimos años en el escaparate musical publicando buenos trabajos, siempre protegida por su marido James Christian (House of Lords), que la ayuda en tareas no sólo de composición, sino también arreglando y produciendo sus discos. Por tanto, a nivel discográfico venía rodada, otra cosa era en directo. ¿Cómo lo haría y cómo sería un concierto actual de Robin Beck?.
Nada mejor que ponerse en las mejores manos posibles. De entrada, las guitarras de Tommy Denander y nuestro Jorge Salán, más James Christian al bajo y PJ Zampa a la batería, ambos de House of Lords. La unión hace la fuerza. Acompañada por estos musicazos el concierto no podía ser malo. Y no lo fue. Aunque Robin Beck apareció un tanto cohibida, rápido se fue calentando. La respuesta del público fue estupenda, y ella sabía lo que tenía que darles. De los diez temas que tocó, siete fueron de su primer y maravilloso primer disco. Para qué complicarse.
Arrancó el show con dos impactos: “If You Were a Woman” y “Don´t Lose Any Sleep” de su primer y maravilloso disco “Trouble or Nothin´” (1989), y ya tenía al público en el bolsillo. James Christian, Denander y Jorge Salán la acompañaban a los coros, y los temas sonaban estupendos. Siguió con el mediotiempo “Hold Back the Night” y la pegadiza “Save Up All Your Tears”, también de su primer trabajo, y todos estábamos enchufados. Si nos dicen hace años que vamos a ver a Robin Beck en directo ni lo creemos.
Tocaron después “That All Depends”, y Robin Beck se marcó un estupendo dueto con su marido, James Christian (en mejor forma vocal y física que en su última visita a Madrid como frontman de House of Lords). Esta canción pertenece a su último disco en estudio, “The Great Escape” (2011), y sonó bastante fresca en directo. Una balada para templar los ánimos. No en vano a Robin Beck siempre se la recordará más por este tipo de canciones. Su título: “Tears in the Rain”, que no sonó nada mal. Siguió con “The One”, para mí la mejor canción de su último trabajo, tan hermosa como intensa.
A estas alturas del concierto, me preguntaba cuándo Jorge podría hacer un sólo de guitarra. Cumplió como un jabato tanto en la guitarra como en las voces, pero careció de protagonismo. Dudo si esta situación estaba o no pactada con Mr. Denander, pero me pareció egoísta por parte de este último.
Traca final con “Hide Your Heart!, mi tema favorito de Robin Beck, conocida por muchos en las voces de los Kiss. Que quieres que te diga, la piel de gallina es poco. Cerró con la archiconocida “First Time” (¿tienes una chica cerca para achucharla?) y un corte nuevo, “Follow You”, que sonó interesante. Buen concierto de Robin Beck, perfectamente arropada por el resto de músicos. Su cara de felicidad después del concierto confirmaba que lo había pasado en grande. Y nosotros con ella. Qué bueno que viniste.
Texto: Jesús “Nono” García
Fotos: Rubén Liñán

Otra banda representante del país de la hoja de arce. Quizá para algunos la presencia de Brighton Rock y sobretodo de Santers no era muy llamativa, siempre fueron bandas menores, sin llegar a la popularidad de otras grandes bandas canadienses, Rush, Triumph, Lee Aaron o posteriormente Harem Scarem, pero he de confesar que dos de las mayores razones que tenía para asistir a esta edición del Firefest era la actuación de las bandas canadienses Santers y Brighton Rock, de la actuación los segundos hablaremos más adelante, de la de los primeros lo haremos en las siguientes líneas.
SANTERS comenzaron su andadura allá por 1979 y más de treinta años después el trío de Toronto actuaban con la formación original, es decir Rick Santers, Mark Santers y Rick Lazaroff , cosa rara porque después de tantos años, la mayoría de las bandas cambian de componentes, no es este el caso del trío de Toronto, que nos deleitó con la oportunidad de ver a sus componentes originales durante un “ratito”.
Quizá Santers no sean realmente un grupo que represente el Hard Rock más melódico, con un sonido áspero, seco en sus inicios y un giro hacia el AOR en su segundo álbum “Racing Time” y claramente hacia el Rock más melódico en “Guitar Alley”. En cuanto al set que nos ofrecieron, no es por nada, pero fue lo previsible, aunque no por ello menos bueno, quizá todo lo contrario, interpretaron temas de sus tres primeros álbumes originales, hasta “Guitar Alley”.
Para comenzar “Winter Freeze”, para ponernos en situación e ir preparándonos, calentándonos porque inmediatamente después interpretaban “Mistreatin´ Heart”, temazo AOR, que tocaron sin las teclas originales, ni siquiera sampleadas, esto se repitió todo el show, únicamente con la voz de Rick Santers, que sigue manteniendo el nivel años después, y con los coros de su hermano Mark los temas sonaron increíbles.
A continuación “Time after Time” con su parte de sólo de bajo que aparece en la grabación en directo del EP que editaron entre su primer y segundo disco, continuaron con “Black Magic”, tema perteneciente a su tercer LP, interpretado como decíamos antes sin teclas por ningún sitio, quizá a cierta gente esto les parezca que es desvirtuar los temas, pero esta gente tiene una clase tal que no echas de menos las teclas o los arreglos o efectos espectaculares o para adornar, Santers se plantaron en el escenario para ofrecer un concierto de Hard Rock y lo consiguieron, quizá con un sonido rudo, pero sonando de manera espectacular.”The Rapper”, “”Dreaming” y por fin “Shot Down in Flames” que no pierde fuerza con los años, interpretada de manera magistral, nos hizo regresar a los ´80 cuando conocimos a esta banda. A continuación un pequeño solo de batería, bien ejecutado, pero a mi entender en actuaciones tan cortas, apenas una hora, esto sobra.
Tras este breve respiro para ambos Ricks, el ataque final, “You turn me On”, la versión de Free “All Right Now” y dos temas que no podían faltar en su actuación, “I Can´t shake you” enorme single del álbum “Guitar Alley”, sin teclas, por supuesto, aunque con unos coros por parte de Mark realmente impresionantes y para terminar “Road to Morocco”, temazo para dejarnos con ganas de más.
Y aunque es posible que con los años Santers hayan perdido fuerza o pegada, su sonido sigue siendo excelente y su clase increíble, los temas suenan de manera espectacular, quizá un poco más lentos que en algunas grabaciones en directo de la época grande de la banda (1980 – 86) pero sin perder la esencia y el gusto increíble que las hicieron ser una de las bandas míticas de los 80 en Canadá, quizá sin la popularidad de Rush o Triumph, pero con su estilo inconfundible.
Texto: Diego L. Pérez
Fotos: Youtube

Tres cuartas partes de lo que me pasó con Johnny Lima, me sucedió si cabe aumentado algo más tarde con XYZ, una de las bandas más hard rockeras del cartel a la que tenía bastante curiosidad por ver. Pero no se si por el listón altísimo que habían dejado sus predecesores (W.O.A., Robin Beck y Santers), por la intro pesadita, o por lo ralentizados que me sonaron los dos temas con los que abrieron “Come On n’ Love Me” y “Maggie” el caso es que de nuevo se impuso salida del Rock City para coger aire.

Así que dejamos a Terry Ilous, (bastante desencajado y por debajo de lo esperado el ratito que le vi) y compañía junto a un buen número de seguidores que según nos cuentan disfrutaron más según fue avanzando el concierto, con un medley acústico incluido en su parte central, terminando bastante bien con sus dos singles más reconocibles “Face Down The Gutter” e “Inside Out”. Esperemos tener otra oportunidad para poder verles en mejor forma, tanto suya como nuestra.

Volvimos al lío para comprobar una vez más lo grande que es MITCH MALLOY entre sus acérrimos seguidores, y lo poco que me convence desde hace un tiempo. Es cierto que tiene un puñado de buenísimos temas, no sólo de su primer disco de culto, su “II” también está bastante bien, pero este señor ha terminado por aburrirme. Se me hace muy soso y excesivamente empalagoso, consiguiendo incluso que, como sucedió en el Rockfest de Madrid del 2011, la escuadra italiana que le acompaña a los instrumentos brillara menos. Desde luego me parece que está lejos de su mejor estado vocal, y en cuanto energía a años luz de lo que pudimos disfrutar en su primera visita a Madrid que quedará como uno de los mejores conciertos de rock melódico que haya acogido Ritmo & Compás en su historia, pero de eso hace ya muchos años.
Reseñar en la parte final primero la participación de Bruno Ravel, bajista de Danger Danger, acompañando a Malloy en “Shine”, y luego lógicamente la inevitable interpretación de “Anything At All” que sigue siendo un temazo por muy mal que se haga, y de la entretenida “All My Friends” con la que se despidió el rubio de sonrisa profident. Antes de esto bastante aburrimiento, mucho sonido acústico, y escasa actitud rockera, vamos un rollo para mi gusto. Menos mal que luego estuvieron Gotthard para meter caña y arreglarlo.
Texto: Mariano Palomo
Foto: Miguel Redondo

En los días previos me encontré con seguidores de GOTTHARD que no querían verles de nuevo. Decían que nada sería igual después de la muerte del añorado Steve Lee, que pasaban de los Gotthard actuales, que no les decía nada su vocalista nuevo, Nic Maeder, ni tampoco su nuevo trabajo “Firebirth”. Bien, es muy duro seguir sin Steve Lee. No era sólo su voz, sino también que componía la mayoría de los temas de Gotthard junto con Leo Leoni, además era un cantante fabuloso y se llevaba al público de calle, como pocos. Sucedió la desgracia de su muerte, está claro que nada será lo mismo, pero ¿Será mejor que exista Gotthard, aún sin Steve Lee, a que desaparezca?.
El pasado mes de junio en el Sweden Rock Festival pude verles por primera vez con Nic Maeder como cantante. Pusieron la misma ilusión y las mismas ganas de siempre, pero Maeder no era Steve, y el concierto flojeó, además de tocar varios temas del nuevo disco, que tampoco ha seducido demasiado a sus seguidores. No me gustaron demasiado. Sin embargo, en esta edición del Firefest me gustaron mucho más. Sea porque sonaron más rodados, porque Nic Maeder se va soltando poco a poco, porque los temas del “Firebirth” van creciendo, etc. Y qué coño, porque Gotthard son Gotthard, son buenos, y no se les ha olvidado tocar. Todos nos merecemos una segunda oportunidad.
Gotthard cerraba como cabeza de cartel el sábado 20 de octubre. Y salieron con fuerza, a los sones del “Dream On” (“Lipservice”), uno de sus temas más clásicos y gancheros. Siguieron con “Gone Too Far”, y sonaban francamente bien, llenos de actitud y calidad. Tocaron después el primer corte de su último disco, “Starlight”, y no desentonó del resto de canciones. Comprendí que jamás volverán a cuajar discos inolvidables como “Dial Hard” o “Lipservice”, pero ya quisieran muchos grupos firmar esta y otras canciones.
A falta de Steve Lee ahora es Leo Leoni quien asume mayor protagonismo en la banda. Siempre lo ha tenido, pero se trabaja mucho más a la gente. También Marc Lynn (Bajo) y Freddy Scherer (guitarra) empujan lo suyo, pero Nic Maeder, el nuevo vocalista, hace su esfuerzo por ganarse a la audiencia. No tiene el carisma ni la magia de Steve, pero intenta compensarlo con entrega y con ganas. Se agradece su esfuerzo.
Seguimos. Sonó “Top of the World”, un corte que me gusta mucho del “Human Zoo”, para continuar con “Remember It´s Me” y “Fight”, dos nuevas canciones de Gotthard (“Firebirth”), que poco a poco se adaptan al directo de los suizos y que tuvieron buena acogida, Entre medias, esa maravilla titulada “Sister Moon” del primer trabajo de Gotthard (1992). Después su tradicional cover “Hush”, que me encanta. Momento precioso con Nic Maeder casi a capella y sólo en el escenario recordando a Steve en el “One Life, One Soul” (emocionante), para continuar con uno de los mejores temas de su nuevo disco, “Shine” y mi favorita, “The Story´s Over” (cargada de mensaje, temazo).
Recta final. Leo Leoni guitarra en ristre y distorsionador vocal (talk box) para la maravillosa “Mountain Mama”, otro guiño al nuevo trabajo “Right On” y la coreadísima “Lift U Up” que cantamos todos. Gotthard gustaron a su público fiel y supieron también ganarse a los escépticos. Reclamados para los bises, tocaron “Master of Illusion” (tres guitarras participando, incluido Nic Maeder) y broche de oro con “Anytime Anywhere”.
Ya me pasó con Queen en Madrid en abril de 2005. Nadie, ni siquiera el mismísimo Paul Rodgers, podía sustituir a Freddie Mercury. Algo similar pasa ahora con Gotthard. Nadie puede compararse a Steve Lee, vocalista, compositor y fundador de los suizos. Pero la música debe continuar (Show Must Go On), y en tiempos tan difíciles Gotthard están capeando de la mejor manera posible la tormenta.
Texto: Jesús “Nono” García
Fotos: Youtube

Domingo 21 de octubre

Tras un sábado que resultó parejo más o menos en cuanto a buenas y no tan buenas actuaciones, lo que nos dio cancha para poder tener buenos ratos de descanso, el domingo se presentaba realmente intenso sin apenas resquicios para el relax con una sucesión de conciertazos que finalmente cumplieron con creces las expectativas. Con este panorama decidimos retrasar un poco nuestra llegada al Rock City perdonando la primera actuación del mediodía que correspondió a los norteamericanos FAR CRY de los que nada os podemos contar.
Más o menos a la hora del vermouth estaba señalada la actuación de otra de esas figuras que rara vez se dejar caer por Europa, la señorita FIONA (Flanagan, no confundir con otras) que se dio a conocer para el gran público en los ochenta poniendo su voz a la banda sonora de “Hearts Of Fire” de la mano de Bob Dylan, y que después de un larguísimo periodo de inactividad en lo que a producción musical se refiere, el año pasado nos dejaba un más que digno trabajo titulado “Unbroken” en el que recuperaba su esencia más melódica rodeada de muy buenos músicos, algunos de los cuales le acompañaban también en el Firefest. Estos músicos no eran otros que los mismos tocaron con Robin Beck el día anterior, Tommy Denander, James Christian, PJ Zampa, Jorge Salán y Eric Ragno, con el añadido de su primo afincado en Madrid Garrett Wall a las voces (un tío muy interesante del que puede que tengamos noticias más pronto que tarde a cerca de un posible proyecto en nuestra capital).
Al igual que sucedió con Robin Beck, Fiona salió al escenario excitada, quizá demasiado, y dramatizando mucho en cada uno de sus movimientos, probablemente mucho tenga que ver en esto su faceta de actriz, llegando a transmitir cierta angustia por momentos, pero que inmediatamente quedaba endulzada por los comentarios y gestos amables entre temas creando una atractiva complicidad con músicos y público.
Tuvo mérito el hecho de que para los no muy metidos en la discografía de Fiona, como es mi caso, su concierto acabara siendo divertido, ya que ni siquiera interpretó su mayor hit, aquel “Everything You Do (You’re Sexing Me)” donde se marcaba un sensual dueto con Kip Winger. Comenzó defiendo su último disco descargando dos temas bastante interesantes como “Loved Along The Way” y “Broken” con la banda sonando bastante bien, pero sin llegar a la brillantez y acoplamiento del día anterior con Mrs. Beck.
A continuación un par de temas de su disco de 1992 “Squeeze”, concretamente “Ain’t That Just Like Love” que sonó correcta, intensificándose la pasión en la tórrida “Treat Me Right” en la que nuestro paisano Jorge se marcó un pedazo de solo en primer plano desquitándose del escaso protagonismo del que disfrutó el sábado. Volvimos más atrás en el tiempo con “Keeper of the Flame” y con “Hang Your Heart On Me” quedando bien pero sin excesivo brillo flojeando un poco la voz de la protagonista salvada por Garrett y compañía, mejorando de nuevo en el tramo final.
Comenzando por la citada “Hearts Of Fire”, de nuevo con Jorge en el solo aunque más breve, que me sonó más lenta de lo que la recordaba, pero tremendamente apasionada con Fiona dejándose sus últimas energías, al igual que en la fantástica “Talk To Me”, cerrando de forma más festiva con la gran versión de “Shadows Of The Night” de Pat Benatar que fue coreada por todos los presentes que nos quedamos con un buen sabor de boca dentro de un desarrollo un tanto histriónico e irregular de un show que, en cualquier caso, me pareció bastante interesante.

Como decía antes el domingo fue prácticamente un non-stop, y los siguientes en pasarnos por encima fueron los daneses ROYAL HUNT. Una banda que para algunos más “talibanes” no cuadraba dentro del cartel del Firefest ya que su música no es A.O.R. o hard melódico, pero que cuya inclusión en el festival me parece todo un acierto, como lo fueron en ediciones anteriores otras como Pretty Maids, Jaded Heart o Jorn, ya que muchos, o al menos algunos de los que vamos a estos festivales, también tenemos gustos más cañeros y agradecemos algún momento de más distorsión y movimiento de cuello. Dicho lo cual, el que diga que a la música de Royal Hunt le falta melodía debería hacérselo mirar, o como mínimo prestarles más atención.
Tras este pequeño “heavy” alegato, he de decir que siempre que he visto a Royal Hunt me han parecido una pedazo de banda en directo, tanto con John West como con Mark Boals, pero esta ocasión tenía además el aliciente extra de poder verles con el americano D.C. Cooper que, visto lo visto, es “el cantante” para el grupo de André Andersen. Impresionante su capacidad, sus registros, su entrega, su potencia, y además todo ello metiéndose al público en el bolsillo desde el primer acorde, mezclándose con las primeras filas y bromeando continuamente.
El resto de la formación sonó a la perfección, empastada y compacta, con un gran brillo en las melodías vocales con la participación de las dos coristas que suelen acompañar al grupo en segundo plano, con Andersen acaparando menos protagonismo que otras veces, Cooper se comía el escenario, y con una inmensa base rítmica donde la pegada del vikingo Allan Sorensen a los tambores y la técnica de Andreas Pasmark al bajo (que se soltó la coleta después de su actuación el día anterior con Work Of Art siendo para mí el mejor bajista del evento junto a Rick Lazaroff de Santers), daban soporte a las correrías de mástil de Jonas Larsen que parecía un pariente joven y esbelto de Yngwie Malmsteen al que recordaba desde su indumentaria e imagen hasta su forma de tocar al más puro estilo del sueco.
El único “pero” del concierto fue lo corto que resultó, no llegó a la hora de duración tocando únicamente siete temas, comenzando por “One More Day” que abría su último trabajo “Show Me How To Live” y que ya sonó de lujo, metiéndonos de lleno en el show con la fantástica “The Mission”, para llegar a dos buenos recuerdos del mítico LP “Moving Target”, las más directas y menos barrocas “Step By Step” y “Last Goodbye” que resultaron tremendamente efectivas, llegando al culmen con una maravillosa interpretación de “Half Past Loneliness” inmensamente melódica con unos juegos vocales fantásticos que pusieron a corear a la sala que esas alturas ya estaba entregada.
Terminó el concierto con la más dura “Stranded” que únicamente aparecía en el directo “1996” resultando un buen regalo para los más fieles del combo danés, acabando de rematar con la brillantísima y dramática “Message To God” con Andersen entregándose hasta el final y con Cooper excelso consiguiendo el cetro de mejor frontman del festival. Como siempre buenísimo concierto que hace que me arrepienta aun más de no haber ido a verles hace unos meses en plenitud cuando tocaron en Madrid por reservarme para esta ocasión.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez

Como decíamos en la crónica de Santers, BRIGHTON ROCK era sin duda otra de las razones importantes para venir al Festival de este año y desde luego junto con sus compatriotas no defraudaron en absoluto.
Si bien es cierto que los años no pasan en balde, que los cuerpos cambian, que las personas nos hacemos mayores, Brighton Rock ofrecieron un conciertazo impresionante, con un Gerry McGhee que si bien empezó un poco frío consiguió enseguida ponerse a la altura, en cuanto calentó la garganta empezó a soltarse y a pesar de cantar en tonos altos y agudos con esa voz rota y chillona cuajó un show casi perfecto.
Hay que reconocer que Brighton Rock tampoco han sido una banda con una gran popularidad, al igual que Santers tuvieron su época de gloria, que fue corta, pero intensa, con tres CDs, dos de ellos más en onda Hard Rock Melódico y un tercero, “Love Machine” con un sonido más guitarrero, más duro.
Por supuesto en el set llevaron temas de todos ellos, “Unleash the Rage”, cañonazo inmenso para comenzar y continuar con el tema que abría su prime LP, “Young, Wild & Free” y para continuar “Barricade”, a estas alturas la voz de McGhee ya había calentado y el vocalista comenzaba a encontrarse a gusto, se le notaba y al resto de la banda también, con una actitud increíble, sin perder la sonrisa, tanto Steve Skreebs (bajo) cómo Greg Fraser (guitarra) no paraban de moverse de dirigirse al público, animando y ayudando con su talante a que la actuación fuera memorable.
Así continuaban desgranando temazos de su escueta discografía “Hanging High´n Dry”, “Outlaw”, himnos como “We came to Rock” o “One More Try”, a estas alturas cada tema sonaba mejor que el anterior y con la banda sintiéndose bien sobre el escenario nadie quería que aquello terminara, pero vino el arreón final, la parte más dura, guitarrera y heavy del set “Night Stalker”, “Power Overload” y el temazo “Bulletproof” para acabar.
Resumiendo, gracias al Firefest hemos tenido la oportunidad de ver a esta banda que llevaba bastante tiempo sin juntarse y que realmente vale la pena ver en directo, al menos con un set de una hora, conciertazo.
Texto y Fotos: Diego L. Pérez

Y si todo lo que habíamos podido disfrutar durante el domingo había sido magnífico, todavía nos quedaba por ver la que para mí fue la mejor actuación del Firefest 2012, que no fue otra que la de la banda de Steve Blaze, LILLIAN AXE. Y eso que viendo una formación completamente nueva en la que únicamente se mantiene su guitarrista y fundador, las dudas surgen de inmediato, acrecentadas cuando uno ve salir a escena a dos chavales jóvenes como el guitarrista Sam Poitevent y el bajista Eric Morris (ese gorrito de lana...) con una imagen más propia de bandas como Alter Bridge o Papa Roach, contrastando con la más clásica del propio Blaze y del recuperado cantante Derrick LeFevere, mientras que el batería Ken Koudelka estaba un poco entre medias.
Pero en cuanto empezaron sonar las primeras notas de “Misery Loves Company” me di cuenta de que estábamos ante algo grande, muy grande. ¡Qué solidez, contundencia, potencia, originalidad y frescura transmitían estos cinco animalitos desde el escenario!, y a todo esto sin dejarse un gramo de melodía en el camerino.
LeFevre, que puso su voz a los discos más oscuros del grupo cuando volvieron hace más de un lustro, cumplió muy bien, sobrio pero simpático, sin necesidad de recurrir a estridencias ni excesos en una línea más clásicamente heavy que la de su predecesor Ron Taylor, pero siempre muy bien secundado por Blaze en los coros y segundas voces encajando como un guante a dentro de los breaks de batería de Koudelka que sonaron sencillamente perfectos. Hacía tiempo que un batería no me impresionaba tanto en directo y eso que el nivel general de todos los percusionistas del festival fue enorme, enhorabuena a los técnicos que corresponda por hacer que todos sonaran tan bien.
Tras “Missery Loves Company” de su debut discográfico, siguieron atacando con más clásicos del póker ganador de sus cuatro primeros lanzamientos con la potente y algo más oscura “Deepfreeze”, para llegar a uno de los momentos más esperados con la intensísima “All’s Fair In Love And War” con unos riffs cambiantes que entraban como cuchillos dando réplica a su original melodía de voz, con el punto actual justo sin llegar a ser modernito, ¿se entiende la diferencia, no?.
Esa misma característica encontramos en las más relajadas y atormentadas “Mercy” y “The World Stopped Turning”, cogiendo más ritmo y pegada para la primigenia “Hard Luck” y sobre todo con un maravilloso medley de “True Believer” y “Dream of a Lifetime” como una sola pieza que resultó homogénea y convincente como pocas. Llegamos a “Babylon” el primero de los dos temas que cayeron de su último disco de este 2012 “XI-The Days Before Tomorrow” que no desentonó en absoluto dentro de la dinámica del concierto a pesar de su cadencia más pesada, ya que dentro de esa misma línea continuaron con “Crucified” y con la más compleja “Ghost Of Winter”.
El final fue pura fiesta y todo lo que los fans esperábamos, precedidas por la también nueva “Death Comes Tomorrow”, nos encontramos con los inconfundibles acordes que dan entrada a “Show A Little Love” desatando la locura sonando con una fuerza brutal que hizo que todos la coreáramos, para dejarnos definitivamente sin aliento con la versión de la vacilona “No Matter What” de Badfinger que fue un buenísimo broche de oro para un concierto que, al menos yo, guardaré en mi memoria como uno de los mejores a los que he tenido la suerte de asistir en mucho tiempo. Sonido perfecto, músicos perfectos, set list perfecto, predisposición perfecta, vamos, Concierto Perfecto.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez

Gratísimo recuerdo nos dejó el concierto de los noruegos STAGE DOLLS en la edición 2010 del Firefest. De hecho, dejarles como penúltimo grupo del festival, justo antes del concierto de los cabezas de cartel Danger Danger era toda una apuesta por repetir el éxito de ese show. Y es que los noruegos cumplen con creces. No se complican, tiran de clásicos de su repertorio y saben tocar la fibra sensible del público del Rock City. Con la formación clásica: Torstein Flanke a la voz y guitarras, Terje Storli bajo y voces más Trond Hunstand a la batería (que se incorporó a Stage Dolls en 1997, justo con la publicación del denostado “Dig”). Conocen sus armas y saben como usarlas.
Es curioso, empezaron con una tema inédito o pseudo desconocido titulado “Always”. Sin embargo, se liaron después con canciones clásicas como “Love Cries” (“Stage Dolls” 1988) y “Left Foot Boggie” de su primer trabajo (“Soldier´s Gun” 1987) y encandilaron al público. Sonó entonces “Love Don´t Bother Me”, quizás mi tema favorito de Stage Dolls y para mucha gente, y el concierto creció. Es todo un personaje el señor Flanke, capaz de cantar con voz de terciopelo y de afilar su guitarra al mismo tiempo. Ese estribillo (bother me, don´t bother me) es tan pegadizo como intenso, y se queda de modo definitivo en tu cabeza.
Unico guiño a uno de sus más reputados trabajos con “Comandos” para continuar con el precioso medio tiempo “Sorry (Is Al I Can Say)”, para seguir con “Wings of Steel”, uno de los temas más contundentes en el repertorio de Stage Dolls y que me gustó mucho, para temperar los ánimos con “Still in Love”, bien cantada de nuevo por Torstein Flanke.
Cerraron con la pegadiza y llena de reminiscencias gaélicas “Soldier´s Gun”,a lo “Over the Hills and Far Away” (Gary Moore), que tanto gustan en Nottingham (Rock City). Buen concierto de Stage Dolls, sin llegar al nivel de hace dos años. Los noruegos lo tienen claro: vienen a un festival de rock melódico, tocan sus temas clásicos, lo hacen bien y sin complicaciones. Son toda una apuesta segura, y no defraudan. No será el grupo o uno de los grupos que vienes a ver principales, pero tampoco desentonan.
Texto: Jesús “Nono” García
Fotos: Diego L. Pérez

Ya con la convicción haber visto lo mejor del Firefest nos quedaba asistir al final de fiesta, y quienes mejor que DANGER DANGER para hacer los honores. Y es que los neoyorquinos muy rara vez defraudan en directo, con un puñado de temas convertidos en himnos del hard melódico, con unos músicos que sin ser grandes virtuosos (sobre todo desde que se fue Andy Timmons), y con unos fans que probablemente sean de los más fieles que pueda haber, una vez más el resultado fue de lo más divertido y efectivo, aunque por ponerles un “pero” creo que siguen incluyendo demasiados temas lentos en su repertorio.
Como siempre basaron el set list en sus dos primeras obras de arte, abriendo con la habitual “Rock America” que ya prendió la mecha, aumentando el desenfreno con es pelotazo que es “Beat The Bullet” cantada a grito pelado por el público, que se relajó un poco a continuación con la menos popular “Shot o’ Love” y con la más reciente “Killin’ Love”, para acabar de bajar el pistón con la preciosa balada “Don’t Walk Away” llena de pasión y sentimiento por parte de Ted Poley que, al igual que hizo en su visita a Madrid en solitario hace unos meses, completó una gran actuación tanto en lo puramente vocal como en su papel de frontman, mezclándose en algún momento con el público llegando incluso hasta la parte más alta del local.
Volvió la fiesta total con “Don’t Blame It On Love” con esos corazos en los que lucieron el bajista Bruno Ravel y el guitarrista Rob Marcello (este último, sin hacerlo mal en absoluto, sigue pareciéndome lo más flojo del grupo), mientras Steve West continúa mostrándose como un más que solvente aporreador. Más melodías contagiosas para la novedosa “Hearts on the Highway” y para la clásica “Feels Like Love”, el tipo de canciones por las que algunos consideran a Danger Danger sólo un grupo de A.O.R., algo que quedó rebatido de inmediato por otras como la hiper divertida y directa “Bang Bang” que obviamente fue coreada por el personal sin parar de botar.
Nueva incursión baladística con “I Still Think About You” en la que me siguen rechinando un poco los teclados grabados y que me sobra un poco en directo, para dejarnos otra descarga de adrenalina antes de abandonar el escenario por primera vez con la adecuada “Crazy Nites” que hizo honor a su título provocando de nuevo el desenfreno total. Un desenfreno que tuvo continuidad hasta el cierre con los bises “Monkey Bussiness” que sigue sonando maravillosa con ese puntito macarra pero inmensamente melódico contando con Mitch Malloy devolviendo visita a Bruno Ravel, y con el himno Danger Danger por excelencia “Naughty Naughty” para el que se sumaron a compartir escenario Robin Beck, James Christian, Terry Illious, Tommy Denander y algunos de los organizadores dejando la fiesta en todo lo alto como merecía la ocasión. Eso sí, la próxima vez espero que no se les ocurra volver a dejarse sin tocar “Under The Gun”.
Fin del Festival, con mucho cansancio, alguna que otra pinta en el cuerpo, y con la satisfacción de poder comprobar un año más que este estilo de música que tanto nos gusta y apasiona sigue vivo gracias al esfuerzo y dedicación tanto de fans como organizadores que hacen del ésta una cita obligada edición tras edición. Y el año que viene el décimo aniversario que promete emociones fuertes, y del que ya estamos deseando conocer todos sus detalles, algo para lo que parece que no tendremos que esperar demasiado y de lo que por supuesto os tendremos puntualmente informados.
LONG LIVE FIREFEST!!!
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez