10 de junio 2017. Sala La Riviera
Justo ocho años después, en la
misma sala de la ribera del Manzanares, volvía a visitarnos una de las bandas
más grandes de la historia del rock, FOREIGNER. Hasta aquí todo igual, pero
afortunadamente hubo cosas que se mejoraron respecto aquella cita de 2009,
aunque también hubo otras que nos dejaron un poco a medias.
Empezando por lo más positivo,
sin duda el llenazo que registraba la sala como hacía tiempo que no recordaba, con
un público más allá del habitual de los conciertos de rock melódico, haciendo
que esta vez ni el calor sofocante ni las vacaciones prematuras de algunos fueran
obstáculo para que se lograra el Sold Out semanas antes del show. Un ambiente
magnífico con una concurrencia entregada desde el primer al último segundo
disfrutando de un sonido prácticamente inmejorable y participando ampliamente a
la hora de acompañar los temas del grupo.
Y aquí, en la elección de los
temas, pudimos compartir más de una opinión que echaba en falta alguno fuera de
los habituales, venían celebrando el cuarenta aniversario de la banda y podía
esperarse alguna sorpresa, me hubiera gustado que hubieran incluido algo de su
última etapa o del incomprensiblemente ignorado “Mr. Moonlight” (1994) último disco que grabaron con Lou Gramm, aparte de otro clasicazo
como “Say You Will” que en este caso no tuvieron a bien interpretar, aunque
hubiera sido en acústico como en su anterior visita seguro que nos hubiera
vuelto a saber a gloria.
Bien podían haber caído alguno de
esos temas en lugar de los diez minutos de solos de teclados y batería,
bastante dinámicos por otra parte, pero que no se acabaron de entender
demasiado más allá de para dar descanso al veterano fundador de la banda Mr. Mick Jones, y es que setenta y dos años
son muchos años y por muy buen aspecto y por muchas ganas que se pongan el
físico tiene un límite.
El set en sí evidentemente estuvo
plagado de hits absolutos de la discografía del grupo, siendo interpretados con
el gusto y elegancia que solo ellos saben hacerlo por lo que poco lugar a la
queja puede quedar, eso sí, en esta ocasión algo rebajados de tono y velocidad
sobre todo partir del segundo tercio del concierto. Un concierto que empezó a
saco con la magnífica “Doble Vision”, con todo sonando perfecto, en su sitio,
sin estridencias, con un Kelly Hansen
enrome como frontman fantásticamente acompañado a los coros por el incansable Jeff Pilson haciendo virguerías con su
bajo, y por los no menos brillantes guitarristas Tom Gimbel mostrando su polivalencia, Bruce Watson perfectamente integrado ya en el engranaje del grupo,
y el citado Jones, sin olvidarnos
del divertido teclista Michael Bluestein
y del batería Chris Frazier (ex
Alice Cooper, Steve Vai) que estuvo soberbio.
Casi sin respiro enlazaron con una
pletórica “Head Games” con Hansen
acompañando con la pandereta por primera vez provocando los primeros palmeos de
un público que se acabó de entregar con la primeras notas de ese monumento a
las armonías vocales que es “Cold As Ice”, sencillamente gloriosa con el
vocalista ex de Hurricane bajando al
foso para saludar al público mientras seguía cantando y con Jones al teclado al igual que en la
preciosa “Waiting For A Girl Like You”
que sonó espectacular, y en una versión ligeramente decelerada de “That Was
Yesterday”.
Recuperaron velocidad con la
enérgica “Dirty White Boy” tras la pertinente charla de Kelly preguntando si había alguna chica mala en la sala, por la
respuesta obtenida parece que no eran pocas. Vacilando con las maracas,
provocando, moviéndose, show en estado puro respaldando otro gran tema en el
que el respetable seguía cantando y participando como en la entrañable “Feels
Like The First Time”, otra de las que me pareció más pausada que en otras
ocasiones, antes de llegar a uno de los momentos cumbres de la velada con Gimbel sacando a escena su saxo sin
parar de moverse dejándose el aliento para una tremenda “Urgent” que hizo que a
más de uno se le pusiera el vello de punta, además de por el aire acondicionado
de La Riviera.
Aquí se cortó un poco el rollo
cono los referidos solos de Bluestein
y Frazier que no estuvieron mal pero
que perfectamente podían haber cambiado por un par de temas como decía antes.
Supieron enganchar después con una extendida versión de “Juke Box Hero” como
suele ser habitual en sus conciertos con gran protagonismo del trío de
guitarras pero en esta ocasión sin guiños ni referencias a bandas clásicas,
llegando un grito sostenido de Hansen
que parecía querer terminar de exhibir su enrome capacidad vocal.
Breve descanso y vuelta para los
bises con Gimbel de nuevo dejando su
magia con el saxo en una entretenida “Long Way From Home”, antes de llegar al
single por excelencia del grupo, la balada de las baladas “I Want To Know What
Love Is” que por muy manida que pueda resultar sigue sonando increíblemente bien
transmitiendo un sentimiento enorme inmortalizado por un mar de móviles que no
pararon de grabar durante su interpretación generosamente acompañada por el
público que la cantó a capella en parte de su estribillo perfectamente guiados
por Kelly.
Para el final volvieron al modo
rockero con una divertida “Hot Blooded” con Hansen subido a una de las barras y poniendo un mini de cerveza mientras Pilson y Bluestein se
cambiaban los papeles a mitad del tema haciéndose cargo el primero de los
teclados y el segundo del bajo, rematando otra gran actuación en la que más
para bien que para mal apenas hubo lugar a las sorpresas dejándonos un
gratísimo sabor de boca. Mick Jones
prometió que volverían el año que viene, esperemos que así sea y que, por
pedir, a ser posible incluyan alguna novedad en su set (“White Lie”, “Rain”, “Can’t
Slow Down”, “When It Comes To Love”). En cualquier caso les seguiremos
recibiendo con los brazos abiertos.
Mariano Palomo