El pasado sábado se ponía de
largo un nuevo festival dedicado al hard rock melódico en Madrid, algo por lo
que han clamado los seguidores del género de nuestro país pero que, a la hora
de la verdad, parece que no acabó de resultar lo suficientemente atractivo como
para llenar una sala de aforo medio-alto como La Riviera. La sala capitalina
cubrió unos dos tercios de su aforo llegando en los momentos de mayor
asistencia a los mil doscientos asistentes aproximadamente. Una buena cifra
para lo que estamos acostumbrados en otros eventos de este estilo, pero que me
dio la impresión que se quedó un poco corta respecto a la expectativas de los promotores.
Supongo que la discutida gestión
en las redes sociales de algunas acciones promocionales por parte de los organizadores
y la caída del cartel a pocos días del festival de los suecos
SNAKES IN PARADISE, la única banda que
no hemos visto todavía por aquí y que era uno de los reclamos principales para
muchos, fueron alguno de los factores determinantes para que no se produjera un
“Sold Out” rotundo como podía pensarse viendo el grado de excitación creado en
las mencionadas redes sociales que cada vez me parecen menos fiables a la hora
de predecir el número de asistentes a los conciertos.
Por citar algunas circunstancias
criticadas en los días previos, no creo que el precio echara a mucha gente para
atrás, más aun teniendo en cuenta las cantidades que se piden en otros
festivales similares o incluso en conciertos de una o dos bandas. Y el hecho de
no poder salir de la sala nada más que una hora en mitad del evento tampoco
creo que tuviera mayor incidencia, de hecho cuando se pudo salir hubo muy poca
gente que lo hiciera.
A pesar de todas estas quejas previas,
algunas más justificadas que otras, una vez dentro del recinto pudimos
disfrutar de una magnífica organización, con una producción a la altura,
gozando de un sonido notable o sobresaliente incluso en muchos momentos, con
una puntualidad exquisita en los horarios, y con una comodidad de la que no
solemos disfrutar en otras salas sin pasar nada de calor con el aire
acondicionado en su punto y una amplitud que hizo que agradeciéramos el que no
se abarrotase. Lo más mejorable me parecieron las luces, sobre todo con las
primeras bandas, no estuvieron mal pero creo que podían haber sido mejores.
Y en cuanto a las bandas todas
cumplieron prácticamente con lo esperado, comenzando por los madrileños
ATLAS,
que entraron en el cartel a última hora sustituyendo a los inicialmente
anunciados
Snakes In Paradise. Así,
a las 17:00 h., como decía antes con total puntualidad, salieron a dejarse la
piel durante media hora nuestros paisanos teniendo la difícil misión de
convencer a un público que poco a poco iba accediendo a la sala y que les
miraba, salvo los más fieles, con una mezcla de curiosidad y fiscalización,
acabando por convencer a la mayoría con una actuación llena de energía y buen
hacer.
Con un frontman de lujo como es
Ignacio Prieto lograron ir metiéndose
en harina con la más que apropiada “Contra Viento y Marea”, sonando realmente
rotunda aunque algo alta de volumen con el bajo de
Angel Arias comiéndose un poco a la voz de
Nacho y el sonido de la guitarra de su hermano
Manolo, mientras
José Martos
seguía demostrando una vez más por qué está considerado como uno de nuestros
mejores baterías.
Tras esta primera andanada empezó
a aclararse el sonido en la sensual “Te Esperaré” con las melodías de voz
sobresaliendo con esos coros tan personales y brillantes que nos regalan
siempre, metiendo una marcha más en la reivindicativa “Gritaremos No” con la
guitarra de
Manolo Arias recordando
cada vez más a la de
Jake E. Lee con
Badlands, o incluso a
Jimmy Page por momentos.
A todo esto
Nacho seguía dando una nueva exhibición llena de potencia y clase
en su voz dejando una fantástica interpretación llena de sentimiento en la
autobiográfica “Un Sueño Cumplido”, hard rock de altura con ese guiño a los
acordes de “Barón Rojo” que tan bien les quedan, antes de despedirse con su
himno “Unidos”, otro señor temazo con ese rollo a lo
Mr. Big que sonó magnífico y que seguro que terminó por convencer a
más de uno que veía al grupo por primera vez. Media hora que se les quedó muy
corta pero que esperemos que al menos haya servido para captar nuevos adeptos
para próximas ocasiones. Para empezar no estuvo nada mal, todo lo contrario.
Después de la primera descarga de
la tarde les tocaba el turno a una de las bandas que mayor predicamento está
consiguiendo desde hace un tiempo entre el público hard rockero, los suecos CRAZY LIXX.
Con un buen disco recién salido del horno como es “Ruff Justice”, el quinteto se presentaba en Madrid con su nueva
formación tras entrar en el grupo los nuevos guitarristas Chrisse Olson y Jens
Lundgren sustituyendo a Edd Liam
y Andy Zata.
Y la verdad es que su comienzo no
fue muy prometedor, tras una intro enlatada entraron al escenario introducidos
por el rotundo batería
Joel Cirera, y
el sonido que empezaron a sacar no es que fuera muy nítido que digamos, más
bien bastante mejorable, las guitarras o sonaban bajas o excesivamente saturadas
desdibujando los dos primeros temas del show “Wild Child” que les quedó muy
chillona con el cantante
Danny Rexon
por debajo de lo habitual, y la pegadiza “Blame It On Love” con el bajista
Jens Sjoholm animando al personal con
sus poses y cruces corriendo a lo ancho del escenario tampoco acabó de
quedarles redonda.
Empezó a mejorar el sonido con la
insinuante “XIII” sonando más dura que en disco pero con las melodías corales
marca de la casa siempre efectivas, desgarrándose más macarras en la directa
“Whiskey Tango Foxtrott”, con ese “What The Fuck” coreado por una concurrencia
ya bastante numerosa y cada vez más entregada a su festiva descarga, aunque
técnicamente mejorable respecto a otras ocasiones.
La segunda mitad de la actuación
comenzó con una magnífica “Hell Raising Woman”, con
Rexon mostrando su capacidad de enganche con los fans haciendo
corear su directo estribillo, para ponerse luego más tierno con el medio tiempo
“Walk The Wire” pero las guitarras de
Olson
y
Lundgren seguían sin acabar de
sonar todo lo bien que hubiera sido deseable, como tampoco lo fueron los coros
grabados de “Rock And a Hard Place” que se notaron demasiado, una cosa es ir
con un poco de apoyo y otra que suenen tres voces cuando solo hay una frente al
micro.
Fin de fiesta con su declaración
de intenciones “21 Til I Die” que supuso un buen cierre con el público coreando
y botando para dejarnos con un agradable sabor de boca después de tres cuartos
de hora un tanto irregulares siendo la vez que menos atinados les he visto
respecto a las dos anteriores en las que me convencieron bastante más.
Y llegaba el momento “recreo”,
permitirme el chascarrillo, en el que podíamos salir a la calle a tomar el
aire, o lo que cada uno quisiera para coger fuerzas antes de disponernos a
disfrutar de los tres grupos más veteranos del cartel. Entre que tomábamos
algo, saludábamos por aquí y por allí, y demás historias, se nos fue un poco la
noción del tiempo y no entramos a ver a la siguiente banda hasta la mitad de su
show. Bueno, se nos fue la mano y dados los antecedentes y alguna referencia de
primera mano de la sala tampoco corrimos mucho, las cosas como son, para ver a TREAT.
Un grupo absolutamente de culto para los que amamos el hard melódico
escandinavo y a los que tenemos como referente de los ochenta, pero que ya
llevan un tiempo haciendo abusando del playback en sus conciertos.
Como decía teníamos referencias
inmediatas de amigos de total confianza que salían de la sala al poco de
comenzar su actuación diciéndonos que los sonidos grabados volvían a ser
excesivos, por otra parte había gente que juraba y perjuraba que todo era real,
¿en qué quedamos?, había que comprobarlo por nosotros mismos. Entramos con el
final de “Roar” sonando en el interior, para pasar luego a uno de los puntos
álgidos de la velada “Take You On The Run” y desgraciadamente me pareció que
había excesiva ayuda en la voz de Robert
Emlund, por lo demás los coros sonaban perfectos, faltaría más, la guitarra
de Anders Vikstrom también muy bien,
al igual que los teclados de Patrick
Applegren.
La gente parecía disfrutar palmeando
y coreando al ritmo marcado por el bajo de
Pontus
Egberg (ex The Poodles) y por la batería del gran
Jamie Borger (ex Talisman) que una vez más fue el que más me
convenció del grupo por su precisión y pegada. Antes de los dos temas referidos
sonaron la mayoría de los que aparecen en su reciente disco en directo
“The Road More Or Less Traveled”, como
lo fueron desde “Roar” hasta el final calcando el set, con algunos de los temas
más representativos del grupo.
Así en el final cayeron una
endurecida “Conspiracy” con la guitarra de
Vikstrom
tremendamente afilada, y con los coros apoyados generosamente por el público
haciendo que resultará complicado distinguir que salía realmente de los micros,
sacándonos de dudas cuando
Robert se
quitó el auricular y cambió de micro para cantar los dos últimos temas del show
que, creo que esta vez sí, fueron completamente reales. Una buenísima “Skies Of
Mongolia” llena de fuerza y melodía sonando todo tremendo, rematando como
festivo colofón una alargada “World Of Promises” que consiguió transportarnos
unas cuantas décadas atrás haciéndonos botar y cantar con fuerza.
Por la parte de concierto que vi
de
Treat puedo decir que siguen sin
acabar de convencerme en directo por ese abuso de la tecnología que siguen llevando
a cabo, pero en esta ocasión no resultó tan excesivo como en otras anteriores,
por ejemplo la del Firefest de hace cuatro años que fue un escándalo. En
cualquier caso a la vista de los comentarios posteriores parece que mucha gente
disfrutó de lo lindo y que valoró a esta actuación como la más destacada del
festival, cuestión de gustos y percepciones personales.
Una vez pasado el ecuador del
festival llegábamos a la parte que a la postre acabó siendo para mí la más
jugosa del mismo. Con dos bandas que estuvieron tremendas y que, al contrario
que la anterior, ofrecieron los dos shows más grandes que les recuerdo.
Comenzando por los americanos y cada vez más italianos HARDLINE. Una banda que otras veces
ha terminado por resultarme pesada en directo por su costumbre de alargar los
temas y de meter demasiado relleno, pero que en esta ocasión se marcaron un
show redondo, sin fisuras y con una excelente elección de los temas, aunque
quizá por ponerles un pero yo hubiera cambiado uno de los lentos por alguno más
cañero.
Desde que salieron a escena con
las primeras notas de “Where Will We Go From Here” todo sonó espectacular,
nítido pero con fuerza, rotundo pero sin estridencias, algo que sí les pasaba
otras veces, y con un
Johnny Giolei
a la voz bordándolo llegando a todos los tonos sin despeinarse y sin esa sobre
excitación excesiva que suele deslucir parte de sus interpretaciones. Muy bien
acompañado a las voces por
Alessandro Del
Vecchio que además de dejar su magisterio a los teclados volvió a demostrar
su enorme clase como cantante aunque fuera en segundo plano.
Las melodías iban fluyendo con
elegancia y energía, con un
Josh Ramos
magnífico a la guitarra dejando su impronta sobre una pareja rítmica de lo más
compacta como es la que forman
Anna
Portalupi al bajo, cada vez con más presencia y protagonismo, y con el
experimentado
Francesco Jovino (ex
U.D.O.) a la batería.
Sin apenas pausa enlazaron con
los dos primeros temas de los seis que cayeron de su obra maestra
“Double Eclipse”, una espectacular
“Taking Me Down” con esa tórrida agresividad algo más contenida pero igualmente presente con
unos buenísimos coros de la banda, dejando que fuera más protagonista a
continuación el público cantando el festivo estribillo de “Dr. Love”, dos
señores pelotazos con los que acabaron de ganarse a los reticentes que pudieran
quedar.
Relajaron el ambiente con un
tramo más tranquilo pero igualmente brillante dejando dos intensas piezas
llenas de pasión como “Human Nature” y “Take You Home” con
Gioeli a una altura inmensa sin forzar excesivamente en su
interpretación. Dejó más cancha a la guitarra de
Ramos en la incisivamente sensual “Life’s a Bitch” que volvió a
subir la adrenalina, bajando de nuevo el tono con otra balada “Hands Of Time”
sonando muy bien, pero quizá algo prescindible después de habernos metido otra
vez en fiesta.
Para el final los dos himnos más
celebrados de la banda, una inmensa “Hot Cherie” que hizo cantar y botar a toda
la sala, y una no menos vibrante “Rythm From a Red Car” absolutamente brillante
para coronar una fantástica actuación de una banda que parece ya perfectamente
consolidada y engrasada haciendo que no echemos de menos a los miembros
originales, y con un frontman como
Gioeli
en un excelente momento de forma.
Y después del cuarto de hora de
descanso de rigor llegaba el momento de volver a ver juntos sobre un escenario
más de treinta años después a dos de mis músicos favoritos, el señor MICHAEL SCHENKER
y el señor ROBIN McAULEY. Al
vocalista británico no había vuelto a verle desde aquella aparición en el campo
del Rayo abriendo para Scorpions
como McAuley Schenker Group, al
guitarrista teutón ya habíamos la oportunidad de verle por aquí unas cuantas
veces, unas mejor que otras, pero ninguna como esta, sencillamente magistral.
Sonriente, feliz, ágil, moviéndose incluso en alguna ocasión a los lados del
escenario abandonando su postura habitual encorvado, pero sobre todo tocando
con una clase y una energía inmensas.
Y
Mr. McAuley no se quedó
atrás, maravilloso, con ese timbre reconocible, melódico y potente, aportando
calidez y garra sin estridencias, elegante, comunicativo, fabuloso. El resto de
la banda, viejos conocidos, cumplió más que correctamente mostrando tablas y
eficiencia, desde la solidez de
Ted
McKenna a la batería y de
Chris Glen
al bajo, hasta la polivalencia y eficacia de
Steve Mann a los teclados y la guitarra, representando las etapas
ochenteras más brillantes de
M.S.G.
Comenzaron como vienen haciendo
últimamente en sus conciertos con la instrumental “Searching For Freedom”,
único tema que cayó de la última época, antes de atacar con una vibrante “Let
Sleeping Dog Lie”, a la que sucedieron casi sin respiro “Attack Of The Mad
Axeman” y “Armed And Reday”, sencillamente brutales con
McAuley dándoles su toque personal pero respetando plenamente su
esencia mientras
Schenker seguía
clavando cada una de sus notas de forma espectacular.
Nuevo momento instrumental con
“Captain Nemo”, una de mis favoritas que me encantó con
Mann brillante a los teclados, y con el resto del grupo igualmente
grandes, antes de llegar a uno de los momentos más esperados por muchos de los
presentes, primer tema de
McAuley
Schenker Group, la rockera “No Time For Losers” que resultó
maravillosamente dinámica y divertida. Cuando pensábamos que el set iba a
seguir por este camino, nos sorprendieron con dos recuerdos inmensos para
UFO “Shoot Shoot” absolutamente
gloriosa, y “Lights Out” con
McAuley
haciendo que casi nos olvidáramos de
Phil
Mogg, cerrando este bloque con otra de las grandes instrumentales de la
historia, “Coast To Coast” de
Scorpions,
otra genialidad hecha canción que tuvimos la suerte de volver a disfrutar en
vivo.
Ahora sí tocaba recordar
intensamente los discos de
McAuley
Schenker Group con un póker de temas a cual más delicioso y entrañable,
comenzando por la cañera “Bad Boys”, seguida por una maravillosa “This Is My
Heart” en la que
Robin dio una
cátedra de cómo se debe cantar un tema lento sin perder un ápice de pasión,
rematando la faena con la hard rockera por excelencia “Save Yourself” con
Schenker sacándole todo el filo a su
guitarra, y con la comercial “Love Is Not a Game”, maravillosa igualmente.
Lo que nos esperaba de aquí al
final seguramente no lo esperaba nadie, cinco himnos de
UFO uno detrás de otro, sonando a cual mejor y dejando a muchos
insatisfechos por no poder seguir viviendo más temas del bloque anterior, pero
a otros muchos, entre los que me incluyo, disfrutando como enanos de media hora
de puro goce reviviendo buena parte del mítico
“Strangers In The Night”, uno de los mejores directos de la
historia. Sin fisuras, apasionados, brillantes, fueron cayendo “Natural Thing”,
que rollo sigue teniendo este tema, “Rock Bottom” alargada con
Schenker sublime, “Doctor Doctor” pura
fiesta y efectividad coreada por el respetable antes de despedirse por primera
vez, volviendo a escena con “Only You Can Rock Me” y “Too Hot To Handle” para
redondear una concierto memorable.
Como decía antes algunos echaron
en falta más temas de
McAuley Schenker
Group, sobre todo “Anytime” o “Gimme Your Love”, pero creo que fue un
cierre maravilloso para un festival que para ser su primera edición estuvo bastante
bien, en la mejor sala posible de Madrid en mi opinión para este tipo de
eventos, con cosas todavía por pulir, y que, si son capaces de lograr redondear
próximos carteles con nombres atractivos y poco frecuentes por estos lares,
puede consolidarse como una cita imprescindible para los fans del hard rock.
Kalos a seguir trabajando en ello.
Mariano Palomo
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