martes, 29 de septiembre de 2015

DRY RIVER / 7 ALMAS / THE VAL

26 de septiembre 2015. Sala Caracol

Desde que antes de verano se anunciara este festival de Hard Rock Melódico y Progresivo marqué su fecha en rojo en mi calendario de eventos ya que reunía muchos alicientes para ser muy tenido en cuenta, la variedad de estilos que ofrecía, el nivel de las bandas de las que sólo había visto hasta entonces a una de ellas pero con muy buenas referencias de las otras dos, además de la elección de la sala y el día. Y a la vista de la respuesta del público, no solo madrileño, parece que fuimos bastantes los que pensamos lo mismo completando prácticamente tres cuartas partes del aforo de Caracol, con los consiguientes movimientos entre banda y banda.

Con unos minutos de retraso respecto al horario anunciado se abría el telón y aparecían en escena THE VAL, una banda que afortunadamente parece que va recogiendo los frutos de su tremendo talento y trabajo con dos discos publicados hasta la fecha que en mi opinión son de lo mejorcito de la historia del A.O.R. nacional. Del segundo, “Heading For The Surface” dieron buena cuenta interpretándolo casi íntegramente, pero sin olvidarse tampoco de su ya entrañable “Back” que también tuvo hueco con cuatro de sus mejores temas en la hora y cuarto de la que dispusieron.
Comenzaron tras la intro de rigor con la enérgica “Wreckage Of My Heart” marcada por las voces de una inspirada y entregada Gaby De Val y en segundo plano de María López, que volvió a apoyar también desde uno de los teclados, y por un Alfonso Samos que ya vimos que como siempre estaba dispuesto a no dejarse ni un solo ni un acorde de su guitarra dando una clase de apasionada técnica. Por su parte Rubén Berengena marcaba el ritmo con precisión desde los tambores, mientras que Alex Morell sufría algún que otro problema de sonido con su bajo pero sin afectar mucho al sonido general, que se saturaba un poco cuando entraban los teclados de María junto a los de Tony Ortega, teclista principal del grupo.
Ya metidos en faena y con la gente disfrutando, nos dejaron una serie de temas a cual mejor, comenzando por la preciosa “Crusaders” con esos teclados sinfónicos maravillosos dando réplica a las escalas de guitarra que la adornaban por debajo de la voz de Gaby, que a continuación presentaba la positiva “Wish You All The Best”, a la que siguió una deliciosa “Up To Where You Are”, A.O.R. de primera clase con unos magníficos juegos de melodías de teclas y guitarra.

Tras esta primera remesa de temas recientes, momento para el recuerdo con el que fue el primer tema de choque de “Back”, la fantástica “A Kiss In A Dragon Night”, que sonó con más fuerza de lo habitual, al igual que una muy rockera “My Heart Is Beating” de nuevo con las dos voces femeninas brillando, para relajarse después con “She’s Dumb And Blind” que a pesar de su suavidad sonó rotunda e intensa.
Llegó otro momento cumbre con la blackmoriana “Roses And Rings” en la que nos invitaron a corear su sencillo estribillo envolviendo su gran melodía, antes de acelerar con la hard “Johnny’s Got a Red Car” que nos hizo movernos y corear de nuevo con sus golpes de voz previo solo-intro alargado de Alfonso con apoyo de Tony, aunque para solo del guitarrista el que se marcó explayándose a base de bien en “Stardust” cuadrándolo dentro de su sonido blues-soul donde lucieron Gaby y María con unas enormes voces.
Para el final nos dejaron dos de los temas más celebrados de su primer disco, la melancólica “The Unwritten Songs” provista de una gran carga emotiva y una fuerza enorme en su final más propio de Led Zeppelin que otra cosa, y su himno ecologista “The Age Of The Sun” que volvió a ser de lo mejorcito con su rollo luminoso, y en la que aprovecharon para presentar a la banda y despedirse, dejando el listón muy alto para las dos siguientes bandas.

Sin demasiado tiempo para cambiar nos encontramos con la irrupción sobre las tablas de 7 ALMAS, una banda que ya lleva unos cuantos conciertos pateándose los escenarios presentando su único disco hasta la fecha “Nueva Tierra” y que descargaron íntegramente. Al igual que The Val aprovecharon perfectamente su tiempo y salieron a matar desde el principio, con su hard rock melódico y contundente de clara inspiración clásica, sonando muy bien, aunque luego se les fue la mano en la mesa de sonido con el volumen, sobre todo de la guitarra de Oscar J. López y de la voz de Israel Hernansáiz. Las teclas de Carlos Mora sonaban muy bien con un regusto Lord-Airey, bien equilibradas sobre el bajo de Oscar Salas “Cherokee” que apoyó también competentemente en los coros, y sobre la batería Oscar Pérez (Nexx, Khy) siempre una garantía y que se ha unido definitivamente a la banda tras entrar sustituyendo al tristemente fallecido David Saura.
Abrieron fuego con dos temas potentes de esencia Whitesnake, “Buscando” en el que ya vimos que Israel estaba con ganas y preguntándonos si aguantaría el nivel durante todo el concierto, algo que sí hizo, y “Dispuesto y en Pie” más cadenciosa y con cierto regusto blues. Nos llevaron a territorios más épicos con “Diosa del Templo” con unos juegos de teclas y guitarra que me recordaron mucho a Rainbow y a la época Turner de Malmsteen, prolongando su riqueza instrumental en la más hard melódica “Te Siento Lejos”, antes de levantar el pie del acelerador con el emotivo medio tiempo “Te Siento Lejos” en el que Israel se colgó la acústica acompañando su rítmica.
Vuelta a la caña con la despechada “Libre” tirando de garganta hacia arriba, antes de volver a relajarse con la fantástica balada “Más Allá” en la que lucieron más los coros de Cherokee y de López y la acústica, que tomó luego el protagonismo absoluto dejando solos en escena a cantante y guitarrista para redondear uno de los momentos cumbre del show, una espectacular versión de “Gimme All Your Love” de Whitesnake que les quedó soberbia, coreada voz en grito por el público.
A partir de aquí se les fue un poco la mano con el volumen, como decía al principio, pero eso no emborronó los buenos temas que nos dejaron como las cañeras “Hasta El Amanecer” que me recordó una barbaridad a Beethoven R. por su tratamiento del ritmo y la voz, “Nueva Tierra” algo más melódica pero con igual o más pegada con un Oscar Pérez perfecto, y la reivindicativa “Vampiros de Traje” que bien podrían haber firmado los Atlas más agresivos.
Dejaron para el final los dos temas más conocidos del grupo, el romántico medio tiempo cercano al A.O.R. “Esperándote” que sonó muy bien, al igual que la desgarrada “Donde Está Tu Amor” con el estribillo de nuevo cantado por los presentes que despedimos al grupo con una merecida ovación como premio a su muy buena actuación. Era la primera vez que veía a 7 Almas y sí puedo no será la última ya que en directo me gustaron incluso más que en disco.
Después de los dos grandes conciertos que acabamos de presenciar de A.O.R. y Hard Rock, llegaba el momento de cerrar la velada con una de las sensaciones surgidas en los últimos años en España dentro del rock progresivo más ecléctico, los castellonenses DRY RIVER. Por lo que me habían comentado algunos amigos que los habían visto anteriormente, estos chicos montaban unos shows realmente grandes, con profusión de detalles y teatralización, y esta vez no iba a ser menos. Los primeros en aparecer ante el público, muy numeroso agolpado en las primeras filas y con abundante representación de sus paisanos, fueron dos actores que presentaron el espectáculo vestidos como camareros de una boda siguiendo la temática general de su último trabajo “Si Alguien Tiene Algo Que Decir… Que Calle Para Siempre”, y anunciando a Dry River como la orquesta que amenizaría el evento.
Perfectamente uniformados con unas llamativas chaquetas doradas empezaron con la versión intro de “Traspasa Mi Piel” casi a cappella enlazando luego con la hard rockera de esencia setentera “Bajo Control” donde lucieron sobre todo los teclados a lo Purple de Martí Bellmunt que también tuvo tiempo de sacar el saxo para darle un toque jazz que chocaba con los riffs duros del también teclista Carlos Alvarez y de Matías Orero, completando el primer tema dándonos una idea de lo que nos venía encima.
A todo esto el maestro de ceremonias era el cantante Angel Belinchón, que a pesar de haber sufrido una afección de garganta sacó adelante el concierto con solvencia, simpatía y tablas propias de un showman de nivel con un claro sentido del espectáculo marcando los tiempos junto al bajista David Mascaró, y al batería Alfred Berengena (hermano de Rubén, también batería de The Val) que sustituyó al titular de la banda Pedro Corral que no pudo participar en el festival por motivos personales.
Tras esa primera andanada siguió la representación con la positiva “El Lado Bueno de las Cosas Malas” corte de asequible sinfonismo, con cierto aire Asfalto, antes de la vuelta de uno de los actores encarnando a un dictador para ilustrar la irónica y marcial “Oda Al Líder” que preludió a la sarcástica “Cuanto Vales Tú” en  la que desplegaron sus dotes interpretativas al estilo Queen pero con un toque duro y progresivo lleno de matices instrumentales, de nuevo con el saxo tenor de Martí incluido.
Volvió el clima desenfadado con la pegadiza de melodías cercanas al A.O.R. “Irresistible”, de nuevo con los dos actores acompañando su ejecución a ritmo de aeróbic haciéndonos palmear y provocando más una carcajada que despistó a alguno que no apreció la gran riqueza melódica que encierra el tema. Provocaron una nueva subida de intensidad progresiva con la oscura “Frascos Vacíos” que aun sonando muy bien creo que cortó un poco el rollo, recuperando más ritmo con “La Mujer Del Espejo” y sobre todo con la festiva “Pequeño Animal” tema con el que rompieron en su primer disco y que fue muy celebrado por el respetable botando al ritmo marcado por Angel, antes de abandonar el escenario por primera vez recuperando en su versión íntegra “Traspasa Mi Piel” que fue cantada casi íntegramente por los presentes cerrando el primer acto por todo lo alto.
Pero la cosa no podía quedar así, y tras invitar a subirse a Gaby De Val y a Israel Hernánsaiz, y con uno de los actores caracterizado como Freddy Mercury, se marcaron un enorme medley de Queen que abrieron y cerraron con “Bohemian Rhapsody” salpicándola entre medias de fragmentos de algunos de los himnos de los británicos como “Killer Queen”, Don’t Stop Me Now”, “We Are The Champions”, “Tie Your Mother Down”, “Princess Of The Universe”, “I Want It All”, “Inuendo”, "One Vision”, “Friends Will Be Friends” o “Who Wants To Live Forever”.
Colofón magnífico para una noche en la que las tres bandas rayaron a un gran nivel, aunque quizá por separado se hubieran podido disfrutar más, a The Val y 7 Almas poco o nada que objetar, y a Dry River, dado lo intenso y complejo de su show que me resultó un tanto agobiante por momentos el verles querer hacer tantas cosas juntas, todas muy bien, pero ya tenía el cansancio acumulado de las otros dos grupos y estaba deseando sentarme. En cualquier caso muy buenos, pero con algo menos de adornos y artificios creo que me gustarían igual o más.
Mariano Palomo

lunes, 28 de septiembre de 2015

ROCK FEST BARCELONA

23, 24 y 25 de julio 2015. Parc de Can Zam (Santa Coloma de Gramanet)

Después de estrenarse el pasado año 2104 el ROCK FEST BARCELONA ha dado un paso de gigante en esta nueva edición. Manteniendo la base del Heavy Metal clásico tanto nacional como internacional, pero sin desdeñar tendencias aledañas, los organizadores del evento han conseguido reunir durante tres días (el año pasado fueron dos), a muchos de los nombres más grandes y representativos del género, amén de alguna que otra golosina nunca vista por estos lares. Este suculento cartel atrajo a un buen número de fieles llegados de todas partes de España y también en muy buen número de otros países (Reino Unido, Suecia, Japón, Alemania, Francia…), oscilando según el día entre los quince y los veinte mil espectadores aproximadamente.

Esta era mi primera experiencia en este festival y en términos generales he de decir que ha resultado de lo más positiva, tanto a nivel organizativo como por el desarrollo de las actuaciones que hemos podido presenciar. El lugar donde se celebra, el parque de Can Zam de la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramanet, me pareció el típico parque urbano sin alardes dentro un entorno agradable y bien comunicado, con amplias zonas de sombra en sus alrededores, no tantas en el recinto en sí del festival, con fuentes, bares y bancos para poder descansar y refrescarse del intenso calor que nos castigó durante todo el festival, sin duda lo más desagradable del mismo. Dentro del recinto abundante variedad de puestos restauración, barras bien atendidas sin tickets que retrasaran a la hora de pedir, algunos puestos de discos, camisetas y merchandising en general, incluido el oficial, carpa de firmas, carpa de Dj’s y karaoke, en fin una oferta de ocio bastante completa alrededor del heavy y el rock.

En cuanto a la disposición de los escenarios, estos eran dos situados uno al lado del otro, ambos con las mismas dimensiones, y con una orientación que en algunos momentos resultó incómoda para las bandas ya que el sol les pegaba de pleno en la cara. Se fueron alternando las actuaciones sin apenas descanso, algo que en algunos casos hubiéramos agradecido, en general con bastante buen sonido, al menos las que nosotros pudimos ver aunque siempre hay alguna excepción, y con el público moviéndose con bastante comodidad entre banda y banda aunque, lógicamente, con las más grandes era más complicado llegar hasta la zona más cercana al escenario que tenía el suelo de tierra cubierto por tela-moqueta para evitar que se levantase el polvo.

Jueves 23 de julio

La primera jornada del festival se iniciaba a media tarde, concretamente a las 17:00 h., con la actuación de los trashers locales ASPHYXION, a los que no llegamos a ver, al igual que al carabanchelero ROSENDO del que escuchamos mientras accedíamos al recinto el último tema de su show, el mítico “Maneras de Vivir”. Mientras empezábamos a ubicarnos, buscando la sombra ya que el sol era insoportable, y saludábamos a amigos y compañeros, descargaban los suecos SABATON, una banda que cada vez va ganando más adeptos con su heavy power lleno de himnos marciales y coreables con los que pusieron a botar a un buen número de fieles que cantaban sus pegadizos estribillos puño en alto siendo “Carolus Rex” o “Prima Victoria” alguno de los momentos de mayor fervor.

Una vez ya más o menos situados nos disponíamos a ver que nos iban a ofrecer los neoyorquinos DREAM THEATER. Una banda que dado lo complejo de su estilo no suele funcionar demasiado bien en este tipo de festivales, pero que a base de experiencia parece que le van cogiendo más el punto. Evidentemente a estas alturas sería una necedad poner en duda el nivelazo técnico de todos y cada uno de los componentes del grupo, pero para redondear una buen show en este entorno era necesario elegir bien los temas, sin perderse en desarrollos excesivamente largos ni complejos, y en cierto modo sí lo consiguieron.
Con un más que correcto James LaBrie al frente, saltaron a escena tras la intro “False Awakening Suite” ilustrada en las pantallas de video por imágenes de todas las épocas de la banda, enlazando inmediatamente con “Afterlife” sonando contundente y rotunda para recordar su primera entrega “When Day And Dream Unite” apoyados en la precisión de John Myung al bajo y Mike Mangini a la batería y en la exhibición de técnica y melodía que ofrecían Jordan Rudess con sus teclados y un algo más tímido de lo habitual John Petrucci a la guitarra.
Continuó creciendo la banda con la enorme “Metropolis Pt.1: The Miracle And The Sleeper” siempre increíble en directo y con la que se explayaron hasta llegar a “Bruning My Soul”. Punto de inflexión con la emotiva balada “The Spirit Carries On” volviendo a acelerar con “As I Am”, sucedida por “Panic Attack” y “Bridges In The Sky” resultando la parte más densa y pesada del concierto, hasta llegar al final con la reciente “Behind The Veil” cerrando una buena actuación que fue un poco de más a menos pero siempre con mucha calidad.

Cambio radical de estilo para disfrutar a continuación del boogie rock de la banda más veterana del festival, los incombustibles STATUS QUO. Rossi, Parfitt y compañía lo tienen claro desde hace muchos años y saben cómo divertir y hacer moverse a su público y a todo el que pase cerca, como sucedió en Can Zam. Resultaba curioso ver como gente con camisetas de grupos de thrash o de black metal movían las caderas al ritmo que marcaban estos venerables señores británicos que abrieron la fiesta con la magnífica “Caroline”, seguida por “Something ‘Bout You Baby I Like” y la más suave “Rain” antes de hacer las presentaciones de rigor y sonando con brillo y energía.
Con Rossi un par de puntos por encima de Parfitt en cuanto a forma vocal, alternando rasgueos, riffs y punteos, acompañados por las siempre efectivas teclas de Andy Brown, por un simpático Rhino Edwards al bajo, y por un eficientísimo Leon Cave a la batería que bajaba notablemente la media de edad de la banda.
Seguimos bailando con el momento medley enlazando retazos de clásicos como “What You’re Proposing”, “Down The Dustpipe”, “Wild Side Of Life”, “Railroad” y “Again And Again”, pasando luego a la divertida “Big Fat Mama”, a la más misteriosa “The Oriental” y a la blues sureña “Creeding Up You” en la que Brown cambió los teclados por guitarra y armónica. El final ya sin descanso tras una muy coreada “In The Army Now” que rompió un poco el ritmo, lo pusieron “Roll Over Lay Down”, la frenética “Down Down”, la mega festiva “Whatever You Want” y una inmensa “Rockin’ All Over The World” de Fogerty que hace ya tiempo que los Quo hicieron suya. Final maravilloso para un fantástico y divertidísimo concierto. A veces menos es más.

Después del chute de rock & roll que acabábamos de meternos tocaba cambiar de escenario para presenciar el show de los cabezas de cartel del día, SCORPIONS. Con nuevo trabajo en la calle y con un montón de clásicos de siempre, los de Hannover se presentaban en Barcelona despertando bastante expectación, de hecho hacía más de un lustro que no descargaban en la Ciudad Condal, y tras una breve intro enlatada saltaban a las tablas con la energía habitual para ofrecernos casi dos hora de espectáculo tanto visual como sonoro. Impresionante montaje de imágenes el que desplegaron en las pantallas ilustrando cada uno de sus temas, comenzando por la potente “Going Out With a Bang” de su último disco “Return To Forever” perfecta para arrancar con su ritmo rockanrolero y adictivo.
Sin apenas descanso tiempo para los saludos a cargo de Kalus Meine, rodeado por sus inseparables Matthias Jabs y Rudolf Schenker, y batería por los ya totalmente afincados en la banda Pawel Maciwoda al bajo y el histriónico James Kottak a la batería, continuaron con uno de los temas que mejor sonó de la noche “Make It Real” adornando su interpretación con una enorme bandera española ondeando en las pantallas de vídeo proyectándose las sombras de los músicos sobre la misma creando un impactante efecto visual. Con “The Zoo” el habitual talk box a cargo de Jabs y primera instrumental de la noche con “Coast To Coast” como siempre con Maine colgándose la guitarra y sonando maravillosamente bien, antes de llegar en lo que fue para mí el momento más brillante del concierto de los alemanes, un enorme medley de temas de su etapa setentera con Uli Jon Roth en el que pudimos disfrutar de la esencia de “Top Of The Bill”, “Steamrock Fever”, “Speedy’s Coming” y “Catch Your Train” ambientado por unas logradas luces e imágenes psicodélicas.
Pero a partir de aquí el concierto empezó a decaer notablemente en cuanto a ritmo e intensidad, e incluso por momentos en cuanto a sonido. Comenzando por la reciente “We Built This House” que sin sonar mal no acabó de enganchar, rematada después por un solo de guitarra de Matthias Jabs bastante soso, acabando de bajar con un medley acústico de baladas que comenzó prometedor con “Always Somewhere” pero que se quedó en poca cosa después con “Eye Of The Storm” y “Send Me An Angel”, para hacer que me desconectara ya casi por completo con “Wind Of Change”, que tendrá mucho simbolismo histórico por el momento en la que se escribió, pero que me sigue pareciendo de lo más aburrido que han hecho Scorpions en su carrera.
Se recuperó un poco el pulso con una “Dynamite” algo atropellada, y de nuevo bajón con la breve instrumental “In The Line Of Fire” con la que enlazan para que James Kottak realice su habitual show “Kottak Attack” elevando su set de batería sobre una plataforma y que si se ve por primera vez puede resultar atractivo, pero que visto una vez vistas todas. Con “Crazy World” no mejoró mucho la cosa, a pesar de ser un tema rescatado para el set ya que hacía años que no lo tocaban en directo pero me da la sensación de que no acabó de resultar todo lo bien que se podía esperar, repuntando con la última de las nuevas “Rock & Roll Band” y “Blackout” que nos pusieron más las pilas, y con “Big City Nights” que por el contrario les quedó bastante sosita antes de los bises. Bises previsibles con “Still Loving You” cantada por el público acompañando una bonita interpretación del grupo, cerrando definitivamente con esa versión renovada de “Rock You Like a Hurricane” que vienen tocando hace años y que sin estar mal del todo sigue sin acabar de convencerme, a ver si recuperan la original de “Love At First Sting”.
Final discreto para un concierto que comenzó realmente bien, pero que después del medley setentero bajó mucho perdiéndose en excesivos parones instrumentales, solos y partes lentas, seguramente para que la voz de Meine descansara. Esto lo dice alguien que tiene a Scorpions como una de sus referencias y que ha viajado por Europa y España para verlos más que a ningún otro grupo, puede que tengan el listón muy alto y que sólo fuera un día irregular, pero los años y las giras pesan y una retirada a tiempo puede ser una victoria.

Si con Scorpions uno siempre espera lo mejor y en esta ocasión nos quedamos a medias, con NIGHTWISH la verdad es que no tenía demasiadas expectativas ya que hace algún tiempo que me desenganché bastante de la banda finesa. Ya los últimos discos con Tarja y el intento con Anette Olzon no me dijeron gran cosa, y ahora con Floor Jansen como vocalista apenas he escuchado un par de veces su último disco “Endless Form Most Beautiful” y no he terminado de sacarle todo el jugo. Pero mira tú por donde se presentan en el Rock Fest con una magnífica puesta en escena y un espectacular sonido y son capaces de hacerme estar pendiente de toda su actuación e incluso de acercarme al escenario para poder comprobar más fielmente el extraordinario momento de forma que atraviesa el grupo.
Resultó toda una sorpresa para mi ver como Floor Jansen ha sido capaz de hacerse con las riendas de una banda tan compleja en su concepción creativa, con un tremendo crecimiento escénico y un dominio total de los tiempos mostrado por la ex de After Forever que, además de una gran imagen hizo gala de una capacidad vocal sencillamente espectacular, llegando a todo, con un amplio rango de tonalidades, sin abusar tanto de las partes líricas y engoladas como solía hacer Tarja, pero siendo capaz de dar el dramatismo necesario en cada momento sin dejar de desprender simpatía.
Pero la holandesa no estaba sola y sus compañeros de faena rayaron todos a gran altura, desde la pegada técnica y sólida del batería Kai Hahto, hasta las exhibiciones de virtuosismo del guitarrista Emppu Vuorinen y del teclista Tuomas Holopainen, sin olvidarnos por supuesto de la imponente labor al bajo y a las voces de Marko Hietala.
El concierto comenzó tras una intro sinfónica con el tema de choque del último disco de la banda “Shudder Before The Beautiful” potente y melódico con el que ya empezaron a llamarnos la atención, continuando con “Yours Is An Empty Hope” en modo más acelerado y teatral siendo de lo mejor de la actuación, para volver al pasado más o menos reciente con “Amaranth” antes de volver con temas nuevos de la mano de la más tranquila “My Walden” y de una currada “Weak Fantasy”. Hasta aquí las novedades y vuelta a recordar etapas anteriores comenzando por “I Want My Tears Back” adornada por un curioso aporte de gaita, a la que sucedió una terna final de temas marcadamente líricos.
Así “Stargazer” sirvió para evocar el primigenio “Oceanborn” con una generosa ración de llamaradas acompañándolo, al igual que “Ghost Love Score” lo hizo como representación de “Once” posiblemente el último disco de Nightwish que me llamó la atención hasta ahora y que sonó espectacular, cerrando definitivamente con “Last Ride Of The Day” completando una buenísima actuación que superó con creces lo que yo esperaba encontrarme.

Y si lo de Nightwish fue un espectáculo para los sentidos, lo de SAXON fue una lección de autenticidad en toda regla. Con muchos menos artificios, con unas luces más que discretas, con el cansancio acumulado de todo el día ya empezando a pesar, pero con un puñado de clásicos atemporales, con una actitud insuperable y con las ganas de unos principiantes, los británicos nos hicieron disfrutar de una hora de puro goce heavy metalero old school.
De hecho no se complicaron la vida en absoluto y desde que empezó a sonar el motor del comienzo en “Motorcycle Man” se vio que aquello iba a ser algo grande. Con un Biff Byford en un sensacional momento de forma vocal, llegando a todo sin problemas, cantando alto y claro lo que queríamos escuchar, acompañado por los riffs punzantes y nítidos que salían de las guitarras de Paul Quinn y Doug Scarratt, mientras que el híper activo Nibbs Carter al bajo y el felizmente repuesto de sus dolencias recientes Nigel Glocker a la batería daban sustento a todo aquello.
Sin apenas pausa fueron cayendo uno tras otros himno tras himno los temas que han puesto la banda sonora de infinidad de seguidores del heavy metal desde los primeros ochenta, con una única concesión más reciente con “Sacrifice” que sonó brutal en segundo lugar y no desentonó en absoluto. A partir de aquí todo fue prácticamente del tirón, “Power & The Glory” inmensa, “Strong Arm Of The Law” perfecta, “Heavy Metal Thunder” frenética, “And The Bands Played On” entrañable, “747 (Strangers In The Night)” mítica, “Crusader” épica, “Princess Of The Night” mágica, en fin, a estas alturas no creo que haga falta decir mucho más.
Para el final “Wheels Of Steel” en la que Byford, tras presentarla vacilonamente como “Running Free” la primera canción de la NWOBHM, puso a botar y corear al público al son que el marcaba como suele hacer habitualmente, quedando “Denim And Leather” como broche final a una hora que tardará en borrarse de la memoria de los que tuvimos la suerte de poderla compartir. Alguno dirá que no hay nada nuevo, que es lo de siempre, los mismos temas desde hace más de treinta años, pero mientras lo de siempre se siga haciendo igual de bien por mí que no cambien, eso sí, el día que les dé por incluir en el repertorio “Back On The Streets” ya lo acabarán de bordar.
Casi las dos de la madrugada, muchas horas de conciertos, cansancio acumulado, y el listón muy alto dejado por Saxon. Con todos estos factores tenían que lidiar W.A.S.P. que aun así fueron capaces de retener a un buen puñado de fieles que esperaban para ver las evoluciones de Blackie Lawless y los suyos. Y la verdad es que no empezaron mal enlazando dos clásicos de su primer disco como fueron “On Your Knees” y “The Torture Never Stops”, sonando decentemente y con la gente entregada. La voz de Blackie parecía lo suficientemente correcta como para defender los temas, aunque su aspecto físico era muy desmejorado, y así siguió con “The Real Me” la versión de los Who que siguió sonando bastante bien apoyándose en la labor del bajista Mike Duda, mientras que el guitarrista Doug Blair pasaba más desapercibido.
Con “L.O.V.E. Machine” empezaron a aparecer los primeros desajustes, Patrick Johansson creo que no tuvo su mejor día a la batería y por momentos aquello empezó a sonar deslavazado, descoordinado, como si cada uno fuera por su lado, embarullándose con “Wild Child” y más aun con una especie de medley de “Sleeping (In The Fire)” y “Forever Free” que no hizo justicia a estas dos buenas baladas. Visto lo visto y viendo que nos quedaban dos largas jornadas más por delante decidimos poner rumbo a nuestro alojamiento y dar por finalizado el primer día de Rock Fest, dejando a W.A.S.P. ya ante menos público que con el que empezaron y escuchando mientras nos alejábamos las notas de “I Wanna Be Somebody”, “Chainsaw Charlie” y “Blind In Texas”.

Viernes 23 de julio

La segunda jornada del Rock Fest Barcelona se presentaba para nosotros bastante más tranquila que la primera, ya que dados los horarios y la composición del cartel de este día, además de por el agobiante calor que seguía presente, decidimos dosificarnos para llegar enteros a las actuaciones para nosotros más relevantes. Así que ya con el sol cayendo, y después de que hubieran actuado bandas de corte bastante cañero como Hamlet, Entombed AD, Brujería, Nuclear Assault o Destruction, además de Axxis y Powerwolf, llegábamos al recinto de Can Zam escuchando los últimos momentos de la actuación de los donostiarra-americanos Angeles del Infierno que por lo que sabemos no tuvieron su mejor día.

Era el momento para ver la descarga de los germanos HELLOWEEN, una banda que al igual que me pasaba con Nightwish les tenía un poco perdida la pista hace algún tiempo, pero que como me sucedió con los finlandeses tras su actuación han conseguido que vuelva a prestarles más atención. Salieron a matar desde el principio, sabían que solo disponían de una hora y la aprovecharon perfectamente, sonando rotundos y nítidos, potentes y divertidos, arrancando después de la habitual intro de las trompetas de Jericó con dos temas de su época más gloriosa de los Keepers, “Eagle Fly Free” y “Dr. Stein”, sonando ambos muy bien y siendo recibidos con alborozo por un muy numeroso público.
Tras este arranque clásico llegaba la hora de presentar el nuevo trabajo del grupo “My God Given Right” con el tema que le da título y que fue igualmente muy bien acogido por la concurrencia coreando su estribillo al compás que marcaba un Andy Deris pletórico y que seguramente sea la vez que en mejor forma le he visto en mucho tiempo, realmente entonado en sus tareas vocales y bromeando en su español chapurreado después de tantos años afincado en Tenerife. No se quedaron mancos tampoco sus compañeros, las guitarras de Michael Weikath y Sascha Gerstner se cruzaban con acierto, mientras que la batería de Dani Loble y el bajo del siempre sonriente Markus Grosskopf se dejaban notar con poderío y solidez.
Mínimo guiño para el anterior trabajo del grupo “Straight Out of Hell” con “Waiting For The Thunder” que también funcionó muy bien en directo, volviendo de nuevo al último disco con “Lost In America” en la que cuentan sus peripecias por Sudamérica durante alguna de sus giras con su gracejo característico. Hasta aquí las novedades para retrotraernos luego hasta los primeros tiempos de Deris en la banda con el medio tiempo “If I Could Fly” y con la rotunda “Power” que me agradaron bastante, para después sorprendernos tocado con una chistera negra ejecutando un intenso medley mezclando temas de varias épocas del grupo, desde “Halloween” hasta un espectacular “Keeper Of The Seven Keys” abreviado, pasando por retazos de “Sole Survivor”, “I Can” y “Are You Metal?”.
El final, al igual que el principio fue pura fiesta tirando de dos de sus himnos más gloriosos y coreados, “Future World” y “I Want Out” perfecto cierre para una muy buena actuación que se nos hizo corta de una banda que parece volver por sus fueros, esperemos que les dure la gasolina.

Sin casi tiempo de descanso, y mientras sonaba enlatada “It’s a Long Way To The Top” de AC/DC, la fiesta seguía para asistir a lo que se ha anunciado como la gira de despedida de TWISTED SISTER. Con la figura del recientemente fallecido AJ Pero permanentemente presente en las pantallas y con nada menos que Mike Portnoy reclutado para tomar su lugar a la batería, salían a escena Dee Sneider (en una admirable forma física para su edad), y los suyos para repartir cera hard rockera sin concesiones durante ochenta intensos minutos, comenzando por una acelerada “What You Don’t Know (Sure Can Hurt You)”, a la que sucedieron sin apenas pausa “The Kids Are Back” y “Stay Hungry”, sonando bastante mejor que en otras ocasiones que he visto al grupo, sobre todo por una mejor ejecución en las guitarras de Eddie Ojeda y Jay Jay French, mientras Mark Mendoza aporreaba su bajo como siempre y Portnoy sacaba adelante su labor con brillante sencillez.
Tras esta primera andanada charla de Sneider para ponernos al día y sobre todo para recordar a AJ antes de cargar con la pesada “The Beast”, con la motivante “You Can’t Stop Rock & Roll” y con la igualmente coreada “I Believe In Rock & Roll” que terminó con el vocalista americano en el escenario de al lado recriminando de una forma bastante brusca a los pipas de Europe que estaban preparando el equipo de los suecos para su actuación, creo que le sobró un poco esta actitud ya que no hacía falta esa pose chulesca de “este es mi show y aquí mando yo” porque estaba actuando dentro de un festival con lo que eso conlleva y tu banda también ajustaba detalles mientras tocaba Helloween, y además, al menos hacia fuera, no influía para nada en el sonido de los Sister. Le valió para llevarse la ovación de una entregada multitud que siguió vibrando con el single fiestero por excelencia “We’re Not Gonna Take It” con el consabido vacile en castellano del “Huevos con Aceite” ayudado por Mendoza.
La cosa se puso más seria con “The Fire Still Burns” y con la balada “The Price” en la que los presentes a requerimiento de Sneider sacaron mecheros y luces de móviles para acompañarla creando un emotivo momento, oscureciéndose todo después con una rotunda “Burn In Hell” redondeada con un solo de batería grabado de AJ Pero a través de las pantallas de vídeo. Fin de fiesta con una súper coreada “I Wanna Rock” y con la no menos macarra “S.M.F.” en la que Jay Jay adquirió mayor protagonismo al final y con la entrada en escena de los pipas del grupo como parte fundamental de este. Muy buen concierto que ya veremos si es el último de Twisted Sister en España o si habrá una próxima ocasión.

Y terminaba para nosotros este segundo día con una de las bandas a la que más ganas tenía de ver del festival, los suecos EUROPE. Desde que volvieron a reunirse hace unos años han ido convenciéndome cada vez más con cada uno de sus lanzamientos, mostrando un gusto y madurez tremendos sin olvidarse de sus orígenes ni de sus etapas más comerciales, pero ahondando acertadamente en las raíces del hard setentero. Dieron buena cuenta de su último trabajo “War Of Kings” del que nos dejaron cuatro temas, empezando por el que le da título que sonó brillante dentro de su pesada cadencia con el bajo de John Leven y la batería de Ian Haughland muy marcadas, mientras que Mic Michaeli con sus teclados y John Norum con su guitarra hacían virguerías, entre las que se salía la voz de un Joey Tempest en estado de gracia.
Con una brillante “Hole In My Pocket” siguieron presentando temas nuevos que eran bien acogidos por los fans de la banda que en su mayoría, al igual que los propios músicos, han ido creciendo y madurando, pero que también disfrutaron del primer guiño ochentero con “Superstitious” que nos encantó, al igual que la heavy “Scream Of Anger” que lleva sonando desde hace tiempo en las giras del grupo.
Se relajó un poco el ambiente con “Last Look At Eden” que cuanto más la escucho más me gusta, antes de volver a la actualidad con un embaucador “Nothing To Ya”, regresando al pasado con “Ready Or Not”, “Rock The Night” jugando y haciendo participar al público y “Sign Of The Times”, tema este último recuperado de “Out Of This World” y que pilló descolocado a más de uno, antes de llegar al final con “Days Of Rock & Roll” probablemente el tema de los nuevos que mejor resultó por los haciendo saltar y corear al público.
Pero claro, si hay un tema que había que cantar era el celebérrimo “The Final Countdown”, que estará muy sobado, que nos saturó, pero que sigue siendo un señor tema capaz de levantar cualquier concierto, y que en esta ocasión resultó especialmente épico con la lluvia cayendo con fuerza creando un ambiente espectacular con la gente botando y el grupo entregado. Otro muy buen concierto de esta banda que no vende como hace unos años, pero que ha progresado espectacularmente.
Decidimos que no podía haber un colofón mejor para el día y nos retiramos a descansar antes de encarar un sábado que se presentaba de lo más completito. Eso sí, me quedé con ganas de haber visto a los remozados Annihilator, pero entre medías había que esperar a que descargaran los hardcoreros Hatebreed a los que empezamos a escuchar mientras abandonábamos el recinto del festival y la verdad es que nos sobrepasaban con su brutalidad. Por lo que pudimos saber luego la banda de Jeff Waters tuvo bastantes problemas de sonido y además su concierto coincidió con una tremenda tormenta.

Sábado 25 de julio

Después de una noche de tormentas el tiempo dio una pequeña tregua y se suavizó un poco, y aprovechando las circunstancias y tras un buen descanso nos acercamos a primera hora para ver a una banda por la que sentimos especial debilidad y que es el mayor exponente del thrash metal patrio, los albaceteños ANGELUS APATRIDA. A la hora del aperitivo, o del desayuno para algunos, empezábamos la jornada con una poderosísima descarga que comenzó tras la intro enlatada de la banda sonora de “Regreso al Futuro” con la arrolladora “Immortal” tema que también abre su magnífico último trabajo “Hiden Evolution”. A pesar de algún que otro gesto airado de Guillermo Izquierdo, guitarrista y cantante del grupo, hacia los técnicos del escenario, hacia fuera todo sonaba con una fuerza y  nitidez espectaculares. Las guitarras tanto del propio Guillermo como de Diego Alvarez sonaban afiladas y duras, el bajo de José J. Izquierdo tremendamente presente y potente, y la batería de Víctor Valera técnica y precisa.
Continuaron arrollando con “Violent Dawn” recordando su LP de 2012 “The Call”, antes de dejarnos otro trallazo de los nuevos “End Man” donde las melodías de voz y guitarra se modularon con un acierto total sin abandonar un ápice de fiereza, recrudecida para recordar un de sus temas más conocidos “Vomitive” con la que se montó el primer circle pit de la tarde con un buen puñado de fans dando vueltas frenéticamente frente al escenario. Siguió el show con “Of Men And Tyrants” y con la etílica “Fresh Pleasure” lata de cerveza en mano, antes de que apareciera tímidamente la lluvia para acompañar una magnífica “Give ‘em War”.
Se embrutecieron más si cabe con los redobles de “First World Of Terror”, montándose de nuevo el circle pit con “Blast Off” tema que abría el disco “Colckwork” de forma frenética, para seguir con “Serpens In Parade”  tocado a toda velocidad con un Guillermo desafiante, antes del misterioso comienzo de “You Are Next” otro gran ejercicio de thrash metal old school con el que se despidieron por primera vez poniendo en valor el estilo a nivel patrio pudiendo mirar a los ojos y hasta por encima del hombro a muchas formaciones foráneas, cerrando definitivamente con “Legally Brainwashed” para terminar de dejarnos sin aliento.

Para empezar el día no estuvo nada mal, así que nos fuimos a comer, descansamos un poco y regresamos sobre las seis y media para encarar la recta final de un festival que estaba siendo un éxito, pero del que todavía quedaba lo mejor. Entre medias nos perdimos a Battle Beast, Refuge, Primal Fear y LGP, por lo que pudimos saber luego todos cumplieron en mayor o menor medida. Lo primero con lo que nos encontramos a la vuelta fue con unos KROKUS que entraron a última hora en el cartel sustituyendo a Sebastian Bach y que a la vista de su concierto creo que no pudieron elegir mejor.

Concierto electrizante, poderoso, divertido, con un frontman como Marc Storace que mostró sus tablas manejando la escena rodeado por tres guitarristas como el veterano Fernando Von Arb que destilaba clase y esencia hard rockera, Mark Kohler más discreto en tareas puramente rítmicas, y Mandy Meyer (ex Gotthard, Unisonic) que se encargó de la mayoría de los solos. Por su parte el bajista Chris Von Rohr se mostró muy activo y el batería Flavio Mezzodi aportaba una poderosa pegada para dar sustento a la decena de temas con la que cubrieron su hora de actuación.

Comenzando por una provocadora “Long Stick Goes Boom” con Storace porra en mano y con un pequeño guiño a The Who metiendo unos acordes de “Pinball Wizard”, siguiendo con la más conocida “American Woman” versión endurecida de los canadienses The Guess Who, y de una hímnica “Hellraiser”, antes de relajarse un poco en “Winning Man” donde incluyeron unas notas del tema principal de “James Bond”. Más caña rockanrolera con “Eat The Rich” con mucho rollo AC/DC, siguiendo con la potente “Headstrokes” con el público coreando su estribillo y con otro pequeño guiño a los clásicos, en este caso con un retazo de “Rock Bottom” de UFO, y con la motera “Easy Rocker” con la guitarra de Meyer abrasiva en un breve solo.

El cierre vino con la más melódica “Fire” que aceleraron al final para enlazar prácticamente sin pausa con una muy heavy “Headhunter” con las guitarras echando humo, dejando como colofón otra buena versión “The Mighty Queen” de Bob Dylan rematada por un breve solo de batería de Mezzodi

Buena descarga la de los suizos y una inmejorable manera de empezar la tarde antes de llegar al momento cumbre del fin de semana. Antes de llegar a ese momento los asturianos Warcry a pesar de no gozar del mejor sonido posible hicieron las delicias sobre todo de los más jóvenes con su power hímnico, pero nosotros ya teníamos la cabeza puesta en el motivo principal que nos hizo desplazarnos hasta Santa Coloma y no les prestamos la suficiente atención como para poder entrar en más detalles.

Una vez bien ubicados cerca del escenario poníamos los cinco sentidos para presenciar el concierto que llevábamos esperando más de treinta años, no era otro que el de los japoneses LOUDNESS. Cuando uno espera algo con tantas ganas siempre corre el riesgo de llevarse una decepción, más después de haber pasado tanto tiempo, pero afortunadamente el show de los nipones no solo cubrió mis expectativas sino que incluso las superó. Con el paso del tiempo lógicamente reflejado en su rostro, Minoru Niihara (voz), Masayoshi Yamashita (bajo), Masayuki Suzuki (batería, ex Saber Tiger incorporado al grupo en 2009 tras la muerte del original Munetaka Higuchi) y sobre todo Akira Takaski (guitarra) se marcaron una tremenda ejecución musical sobre las tablas del escenario derecho del Rock Fest.
Para un buen puñado de fieles todo era expectante excitación alrededor de este concierto, mucha gente con camisetas y parches del grupo, y en cuanto comenzó a sonar el primer riff de “Crazy Nights” la pasión se desbordó, que manera de sonar y de transmitir, pura energía, pura magia. Ya vimos que iba a ser la tarde de Akira, para mí sin duda el músico más brillante de todos los que comparecieron en Santa Coloma durante los tres días, y el que más me ha impactado en directo en mucho tiempo.
Abrir el concierto de esa manera conllevaba el riesgo de no llegar a un listón tan alto, pero ellos lo hicieron, con más temas clásicos de su obra maestra de 1985 “Thunder In The East”, como un brutal “Like Hell” con Niihara interpretándola con pasión, al igual que “Heavy Chains” y una excelente “We Could Be Togheter” nuevamente con un estratosférico solo más melódico de Akira. Así, sin anestesia, nos habían inoculado prácticamente toda la primera cara de aquel brillantísimo LP, y siguieron haciéndolo con otro de los temas que más sonó en su momento, la comercial “Let It Go” perteneciente a su siguiente disco “Lightning Strikes” siendo igualmente coreada y celebrada por los presentes que a esas alturas ya estábamos absolutamente hipnotizados.
Nos trasladaron unos años más atrás en el tiempo para recordar otra maravilla como “Crazy Doctor” del LP “Disillusion” antes de que el señor Takasaki acabará de matarnos con un enrome solo mostrando buena parte de su catálogo de habilidades a la guitarra, enlazando con otro de los temas estrella de Loudness, “In The Mirror” con su inconfundible riff haciéndonos vibrar bien sustentado por la poderosa pegada de Suzuki.
En el tercio final, qué rápido se nos pasó, nos dejaron dos temas actuales que mantuvieron el nivel, “The Stronger” de su disco “2.0.1.2” y “The Sun Will Rise Again” que da título a su última entrega publicada hace unos meses y con la que parece que definitivamente recuperan su mejor sonido de los ochenta olvidándose de experimentos más pesados con los que nos castigaron hace unos años. Para el cierre otros dos clásicos, “Esper” una barbaridad de velocidad técnica y “S.D.I.” acompañada por los coros y el puño en alto de los fans.
Un deseo cumplido, una deuda saldada, y sobre todo una satisfacción enorme la que nos llevamos de la mano de una de nuestras bandas favoritas y que, para mí, fueron los triunfadores del Festival. Sólo espero poder repetir la experiencia pronto. Domo Arigato.

Y sin casi tiempo para poder asimilar la enorme experiencia que acabamos de tener tocaba cambiar de escenario para ver a ACCEPT, otra apuesta segura a poco que se acercaran al nivel mostrado en su concierto de La Riviera de hace unos meses.
Y así fue, en formato recortado por disponer de menos tiempo, pudimos disfrutar de otra magnífica dosis de heavy metal de altura dispensada de la mano de Wolf Hofmann y los suyos. Junto a él su habitual metrónomo Peter Baltes al bajo, con el espléndido Mark Tornillo a la voz, y con dos nuevas incorporaciones que han entrado recientemente en la banda, el guitarrista Uwe Lewis (ex Grave Digger, Rebellion, V8 Wankers) y el desconocido batería Christopher Williams, sustituyendo a Herman Frank y Stephan Schwarzmann respectivamente. Sobre todo el nuevo guitarrista le dio más brío e imagen que su predecesor, aun asumiendo su papel exclusivamente de apoyo rítmico al líder Hofmann.
Empezaron a todo trapo con la arrolladora “Stampede”, pasando luego a la marcialidad marca de la casa con “Stalingrad”, para tirar de clásicos después con un excelente “London Leather Boys” y de una furiosa “Restless & Wild”, regresando a la actualidad con la más atemperada “The Final Journey” adornada por ese guiño a la música clásica que Wolf clava con su solo.
Registros más rítmicos y pesados con “Princess Of The Dawn” y “Pandemic”, demostrando que los temas clásicos y los más actuales conviven sin ningún problema en el repertorio del grupo, llegando a uno de los momentos más calientes con “Fast As A Shark” absolutamente speedica y aplastante, antes de reventar un poco más con “Metal Heart”. “Teutonic Terror” y “Balls To The Wall” fueron el colofón perfecto para otra clase magistral al estilo Saxon de una banda que sigue teniendo muchísimo que ofrecer, lástima que esta vez dispusieran de tan poco tiempo.

Como  decía al inicio de la crónica del festival uno de los problemas de éste es que no había casi tiempo para poder degustar las actuaciones, y así fue una vez más con este nuevo cambio de escenario ya que nada más terminar Accept ya estaba sonando enlatado el “War Pigs” de Black Sabbath como preámbulo de la actuación de los cabezas de cartel del día, JUDAS PRIEST. Con un montaje algo más sobrio que en otras ocasiones se presentaba la leyenda de Birmingham para ofrecer un show que, por las referencias que teníamos de otros recientes del grupo en algunos festivales europeos, prometía y mucho. Y para mí cumplieron con nota, si bien es verdad que su cien mejores conciertos seguro que ya los han dado, en este de Barcelona recuperaron parte del crédito perdido por el camino con directos bastante deficientes como el de hace unos años en Leganés compartiendo cartel con Saxon y Motorhead.
Mucha culpa de esta mejor impresión viene dada por una mejor ejecutoria vocal a cargo de Rob Halford, muy apoyado con recursos técnicos desde la mesa de sonido, pero con mucho mejor nivel que otras veces, eso sí, el maquillaje no le favorecía lo más mínimo. El resto del grupo sigue siendo una precisa máquina perfectamente engrasada en la que Scott Travis desde los tambores e Ian Hill con el bajo marcan el ritmo sin fisuras, y donde la pareja de guitarristas desarrolla su labor con brillantez, dejando cada vez más cancha y protagonismo el veterano Glenn Tipton al joven Richie Faulkner que se marcó prácticamente la mitad de los solos del concierto, además de mostrar un aplomo y confianza en sí mismo que hicieron que no echáramos demasiado en falta a K.K. Downing.
Venían presentando nuevo disco, “Redeamer of Souls”, y fue precisamente con uno de los temas de choque del mismo con lo que empezaron, la sombría e intrigante “Dragonaut” que nos metió en faena para seguir sin pausa con el clasicazo “Metal Gods” coreado a grito pelado por la muchedumbre, que también agradeció la vuelta al repertorio del grupo de la magnífica “Devil’s Child” que fue un placer volver a recordar en un muy buen nivel general.
Claro que para clásico y para temazo un “Victim Of Changes” que me encantó, algo adaptada a las capacidades actuales de Halford pero con toda su esencia y sabor, pasando luego a la actualidad con otro tema nuevo “Walls Of Valhalla” que cumplió con sus potentes aires épicos, antes de romper de nuevo con un “Turbo Lover” que además por el guardapolvos plateado de Halford, nadie más que él podría lucirlo como él, destacó por uno fantástico sonido de guitarras cruzadas.
Llegamos al ecuador del show con el tema título del último disco que sonó crudo y poderoso rasgándose entre buenos matices vocales, que subieron de nivel e intensidad con otra joya como “Beyond The Realms Of Death”, y con una más que correcta “Jawbreaker” que Halford sacó adelante con alguna dificultad pero acabando arriba, descansando un poco con “Breaking The Law” cantada en buena parte por el público, antes de sacar a escena la moto sobre la que se recuesta últimamente para interpretar un “Hell Bent For Leather” de lo mejorcito en los últimos tiempos antes de abandonar fugazmente las tablas volviendo tras “The Hellion” con una no menos buena “Electric Eye” como primer bis, sucedido por una excelente “You’ve Got Another Thing Coming” con el habitual juego de coreo contestado por los fans y rematada por un buen solo de Faulkner.
Pausa algo más larga, no mucho tampoco, y Scott Travis desde su set de batería nos pregunta que queremos escuchar obteniendo una respuesta unánime, “Painkiller”, aporreando de inmediato sus tambores antes de que Halford, bastante ayudado insisto, se marcara una dignísima interpretación del tema dada su exigencia y quedando prácticamente exhausto al final del mismo, ¿teatralidad parte del show o falta de fuerzas real?, cada uno que piense lo que quiera. Cierre definitivo con la festiva “Living After Midnight” cantada y bailada por todos para completar el mejor concierto que he visto de Judas Priest desde la vuelta de Halford.

El último grupo que teníamos marcado para ver en el festival era RIOT V, o lo que es lo mismo, la renovada marca de los míticos Riot tras el triste fallecimiento de su líder y fundador Mark Reale. De hecho ninguno de los miembros de Riot V pertenecieron a las primeras formaciones de Riot, pero algunos de ellos sí que formaron parte de algunas de las alineaciones más importantes de la banda, como el bajista Don Van Stavern y el guitarrista Mike Flyntz. Ambos, junto al batería Frank Gilchriest (ex Virgin Steele) primero, al vocalista Todd Michael Hall después, y más recientemente al guitarrista Nick Lee, alumno aventajado del propio Flyntz, han completado por lo que pudimos comprobar una potentísima formación que funciona como una apisonadora en directo.
Salieron a matar y sin hacer prisioneros atacaron con una velocísima “Thundersteel”, como diciendo a los que se iban después del concierto de Judas Priest, no os vayáis que vamos a seguir dando caña. Además sonando muy bien, poderosos y claros, con un Todd absolutamente encendido llegando a todos los agudos con una solvencia brutal, algo que mantuvo a lo largo de todo el concierto, además de mostrar una imponente imagen y forma física.
Siguieron arrollando con “Fire Down Under”, con una brillante “Flight Of The Warrior” que nos enganchó con su épico estribillo lleno de motivación, para pasar a presentarnos uno de los dos temas que cayeron del primer disco publicado por la banda como Riot V, “Unleash The Fire”, y que sonó igualmente rápida con Flyntz y Lee trasteando con sus guitarras clavándolas sobre su buena melodía central, como en la frenética “Black Leather & Gliterring Steel”, como representación del álbum “The Privilege Of Power” de 1990.
Después de este agotador inicio nos dieron un ligero respiro con la rítmica y guerrera “Sign Of The Crimson Storm”, para llevarnos luego hasta los primeros tiempos del grupo con la añeja “Road Racin’” perteneciente al LP “Narita” de 1979, pasando a los 90’s con otros dos temas nos menos buenos, un “Outlaw” en la que descubrimos que el señor Michael Hall también se maneja a la perfección con los tonos medios, y la más hard rockera y evocadora “Angel Eyes” única que tocaron del fantástico “Inishmore” del que no me hubiera importado nada que hubiera caído alguna más.
Afortunadamente la discografía de Riot da para mucho y así pudimos disfrutar de una genialidad hecha canción como es el emotivo medio tiempo “Bloodstreets” que sonó enorme rivalizando voces y guitarras en intensidad y clase para goce de una parroquia que sin ser ya muy numerosa me da la sensación que sí era de las más fieles y entregadas del festival. Para el final quedaron “Take Me Back” el otro tema nuevo que sonó igualmente potente y melódico sin desentonar entre el resto, antes de apareciera en escena una funda de guitarra con el nombre de Mark Reale escrito en ella provocando la consiguiente ovación y sirviendo como preámbulo para que Van Stavern cogiera una botella de tequila brindando a la salud de los miembros de Riot ya desaparecidos además de Reale como Rhett Forrester o Guy Esperanza.
Y ya que estaba corriendo el tequila pues que mejor que hacer “Swords & Tequila”, otro de esos temas sencillos y efectivos que se cantan solos en los conciertos suponiendo una fiesta para músicos y público con Todd inmortalizando el momento con su móvil, dejándonos como colofón el himno “Warrior” también muy celebrado y para el que invitaron además a dos de los puntales de Loudness, el guitarrista Akira Takasaki y el bajista Masayoshi Yamashita que se metieron en fiesta aportando un punto más de exclusividad a un momento que no creo que se repita demasiadas veces.
Una dulcísima guinda para un conciertazo lleno de fuerza, emotividad y clase con el que, para no quitarnos el agradable regusto que nos acababa de dejar, decidimos dar por finalizado el festival por nuestra parte. Luego tocaban Venom en el escenario de al lado congregando por cierto a un notable número de seguidores, pero la verdad entre que su oscura propuesta nunca nos han gustado y que ni siquiera eran los originales sólo con el bajista y cantante Cronos como miembro original, apenas escuchamos un par de temas mientras abandonábamos el recinto de Can Zam en el que tan buenos ratos habíamos pasado durante tres intensos días de un festival bastante bien organizado, con un gran cartel y que en general creo que ha satisfecho ampliamente a todos los que hemos formado parte del mismo, ahora sólo queda esperar que la edición del próximo año sea igual o mejor.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Diego L. Pérez


Nota de la Redacción: Hemos tardado tanto tiempo en publicar esta crónica ya que fuimos acreditados para el festival por Force Magazine, algo que agradecemos mucho a su director Mariano Crespo, y dado  que hasta dentro de unos días dicho medio no publicará su próximo número incluyendo este contenido hemos creído lógico y justo esperar a publicarlo nosotros hasta ahora.