martes, 7 de enero de 2020

INDICE CRONICA DE CONCIERTOS



IRON SAVIOR / DRAGONHAMMER / AQUELARRE

12 de Diciembre de 2019. Sala Silikona

Ya empezábamos a perder la esperanza de ver a IRON SAVIOR de nuevo por Madrid. Porque de su primera y única visita han pasado casi 20 años, pues tuvo lugar el 6 de Abril de 2000, junto a Grave Digger en la sala Macumba. Desde entonces han estado en España en varias ocasiones, sobre todo en festivales. Especialmente sonado fue el Rock Machina de 2001, que significó la despedida de Kai Hansen de la banda. Pero por nuestra capital, ni rastro. Esperemos que de ahora en adelante vengan con un poco más de frecuencia.
El día escogido no fue muy afortunado, dado que cayó en jueves. Ni siquiera sabíamos que los alemanes tocarían con más grupos, ya que ni en la entrada ni en los carteles venía una sola palabra. A pocos días del evento, se nos ocurrió buscar en las redes sociales alguna pista sobre la hora de comienzo, que tampoco figuraba por ninguna parte, y fue cuando supimos que compartían escenario con dos bandas más. De los compatriotas AQUELARRE nada podemos contar, dado que, como hemos dicho, era jueves y no pudimos llegar con puntualidad al local. Al parecer estuvieron presentando su tercer álbum “Suevia”. Por lo que nos contaron, estuvieron bastante bien echando muchas ganas.

Por los pelos pudimos asistir al comienzo de los segundos de la noche, los italianos DRAGONHAMMER. Como nos enteramos de que tocaban junto a Iron Savior muy pocos días antes, no tuvimos apenas tiempo de conocer su música. Se puede decir que lo suyo es el power metal continental. En general tuvieron un buen sonido, sólo nos pareció que era mejorable el de la batería. Supieron mover a un público que no les conocía, lo cual siempre dice mucho a favor de una banda. Recordamos particularmente el tema “Children Of The Sun”, que sin haberlo escuchado nunca nos encontramos botando y coreándolo como si lo conociéramos de toda la vida. Si la memoria no nos falla fueron en total nueve canciones, cerrando con la que da nombre a la banda, la propia “DragonHammer”.

Por los motivos que fuera, había un retraso acumulado de unos 20 minutos. Esto provocó un recorte de tiempo para Iron Savior, quienes tuvieron que eliminar tres temas de los que pudimos ver después en el set list. Con apenas media entrada (insistimos una vez más en que era jueves), pero con suficiente público para dar buen ambiente, había mucha expectación después de tantos años sin verles por aquí. Pero la cosa no puede decirse que empezara bien. Al arrancar con “Way Of The Blade” nos quedamos atónitos al ver que la voz de Piet Sielck no se oía absolutamente nada. No es que estuviera bajo el volumen, no, es que parecía que tuviera el micrófono apagado.


Poco a poco se fue corrigiendo en el transcurso de la actuación, pero sin que nunca se llegase a oír a un nivel óptimo. Tiene narices que los cabezas de cartel tuvieran un sonido mucho peor que el de los supuestos teloneros. Por si fuera poco, no había mucho entendimiento con el batería Patrick Klose, pues en dos ocasiones tuvieron que cortar una canción recién empezada para volver a comenzarla de nuevo. Y para rematar, Piet sudaba de una forma como no hemos visto a nadie jamás en un escenario. Era un auténtico surtidor humano. Para él la toalla era un elemento tan imprescindible como la púa de la guitarra. Entre tema y tema se veía obligado a parar para secarse, cortando así el desarrollo normal del concierto. No sabemos qué le puede ocurrir, sólo podemos decir que en las dos anteriores veces en que le vimos, en 2000 y en 2001, no tenía este problema.

Con tantos ingredientes para el desastre, los teutones se salvaron de la catástrofe con dos formidables armas, su buen hacer y su arrolladora simpatía. Tanto el ex–Helloween como el bajista Jan-Süren Eckert demostraron ser dos grandes showmans animando a la gente, combatiendo los problemas con bromas y dirigiéndose al público en un español desastroso pero muy divertido. Todos supimos agradecer su esfuerzo. El que no resultó tan comunicativo fue el segundo guitarrista, Joachim “Piesel” Küstner. Tocó muy bien, pero no ayudó en la labor de motivar a los asistentes, de hecho ni siquiera colaboraba en los coros.

El repertorio estuvo basado casi en su totalidad en la tercera etapa de la banda, la que se abrió en su regreso en 2011 con “The Landing”. Y con una gran presencia de su último trabajo “Kill Or Get Killed”, del que cayeron cinco composiciones. El resto del set se completó con canciones de “Titancraft” y de la propia “The Landing”. Sólo cayeron dos muestras de álbumes anteriores, pero no adelantaremos acontecimientos. Nos parece elogiable que una banda con más de 20 años a sus espaldas no mire al pasado. Pero como fans veteranos nos entristece no haber podido escuchar apenas nada de la magistral tetralogía que formaron los primeros álbumes, particularmente de sus dos grandes obras maestras “Unification” y “Dark Assault”. Pero de todo esto nos dimos cuenta después, mientras duró la actuación lo estábamos pasando tan bien que no echamos en falta nada hasta que todo terminó.

Dentro de los álbumes que hemos dicho, eligieron muy bien los temas. De “Kill Or Get Killed”, por ejemplo, no faltaron las tres mejores canciones del disco, la misma “Kill Or Get Killed”, “Stand Up And Fight” y “Never Stop Believing”. Los momentos más intensos llegaron en la recta final, con un público ya entregado y con una banda que se notaba que estaba disfrutando. En “Heavy Metal Never Dies”, uno de los temas más comerciales de su historia reciente, dividieron a la gente en dos sectores y nos hicieron competir a ver quién cantaba más alto.


Este tipo de rollos terminan haciéndose pesados, pero no fue el caso, nos divertimos mucho. Tras “Legends Of Glory”, llegó el fin de fiesta con tres sorpresas. En primer lugar, “Break The Curse”, de “Battering Ram”, y sobre todo, “Atlantis Falling”, de su trabajo de debut “Iron Savior”. Hubiera estado muy bien acompañarlo de la propia “Iron Savior” o de la legendaria “Watcher In The Sky”. Pero el tiempo se había echado encima. Llegaban las 01:30, y después de catorce canciones y de cerca de hora y media, la traca final fue el “Breaking The Law” de Judas Priest, al igual que en el álbum en directo “Live At The Final Frontier”. Ojalá los promotores se animen a traerles más a menudo y no haya que esperar otros 19 años largos para poder ver al Salvador de Hierro de nuevo por Madrid.
Nacho Jordán

viernes, 18 de octubre de 2019

ÑU / MANHATTAN ROCK BAND

5 de Octubre de 2019. Sala Universo Rock. Pinto

Hace algunos meses tuvimos noticia de la apertura de una nueva sala de conciertos bajo el nombre de Universo Rock, a la cuya inauguración en Valdemoro tuvimos el gusto de asistir. Casi desde el minuto uno se anunció que se celebrarían conciertos y que Ñu actuarían en Octubre. De forma totalmente sorpresiva y sin ninguna explicación, nos enteramos de que el local se había trasladado y bajo el mismo nombre pasaba a estar en Pinto. De cualquier modo, el cambio de sede no había afectado a lo ya programado, y no sólo se mantenía Ñu sino que además las entradas estaban a punto de agotarse.
Con cierta curiosidad nos encaminamos el día de autos a la nueva Universo Rock. Se trata de una discoteca ubicada en pleno centro de la localidad, en una zona peatonal. Su estructura recordaba un poco a la de las dos desaparecidas Canciller, con dos plantas en torno a una pista. Aunque de dimensiones más reducidas, su aforo no debe pasar de las 500 personas. Para los residentes en Pinto terminaremos antes si decimos el anterior nombre de la sala: Opción. Aún se veían carteles con la antigua denominación. Aquello estaba lleno, y hemos de agradecer a los organizadores que tuvieran la sensatez de no dejar entrar a más gente. Posiblemente hubiera podido caber unas 40 personas más, pero aquello habría sido una olla a presión.

Se suponía que MANHATTAN ROCK BAND iban a comenzar a las 21:45, pero su show no arrancó hasta las 22:17. Como es bien sabido, se trata de una excelente banda de versiones que cuenta entre sus filas como batería a Cristian Molina, hijo de José Carlos. En youtube hemos podido ver actuaciones con muy nombrados cantantes de nuestro rollo, pero actualmente la vocalista es una chica, Mer, que cumple muy bien con su papel. Tuvo que enfrentarse a un volumen demasiado bajo. Con su buen hacer apenas se notaba cuando cantaba. Pero cuando entre tema y tema se dirigía al público todo el mundo le decía: “¡no se oye!”. Durante exactamente una hora pudimos disfrutar de legendarias canciones de Deep Purple, Bon Jovi, Rainbow, Journey o Europe, Quizá la más sorprendente fue una versión acústica de “I Need A Hero”, de Bonnie Tayler. La mayoría de la gente no dio muchas muestras de reconocerla, pero al final fue bien recibida.
Resulta muy sorprendente que en el repertorio no tengan ninguna versión de Doro o de Warlock, creemos que encajaría muy bien con la forma de cantar de Mer. Ya en la recta final se solucionó el problema del volumen de la voz, cosa que dio renovados bríos a la actuación. El último tema fue “Maldito sea tu nombre” de Ángeles del Infierno, el único en castellano y sin la menor duda el más coreado de la noche. Ello debería hacerles reflexionar y animarse a introducir más canciones en nuestro idioma. Como único aspecto a mejorar, vendría muy bien que el resto de músicos ayudaran un poco con los coros.
En apenas un cuarto de hora estaba hecho el cambio de equipo, y a las 23:32 los cabezas de cartel empezaban su descarga. Ya se sabía gracias a las redes sociales que en la primera parte del show sería tocado íntegramente el primer LP de ÑU, “Cuentos de Ayer y de Hoy”. Y lamentablemente cumplieron con su palabra. Decimos lamentablemente, porque una obra maestra en disco puede no ser adecuada para interpretarla en directo, y algunas canciones de aquel trabajo se hacen pesadas en vivo por muy bien que las toques, muy especialmente “Paraíso de Flautas”. Pero aquello sólo fue un pequeño bajón, y la segunda parte del concierto fue inaugurada con un instrumental que dio paso a “No Hay Ningún Loco”.

La sucesión de grandes clásicos fue recibida como se merecía. ¿Quién se puede resistir a “La Granja del Loco”, “Cruz de Hierro”, “Más Duro que Nunca” o “Sé Quién”? La formación no ha variado desde que se grabó el directo “Madrid Río” y los músicos están si cabe más compenetrados. En cuanto a José Carlos, ¿qué podemos decir? No es que esté bien conservado, es que este tío es inmortal. Cabe preguntarse sus sensaciones desde el escenario, viendo a un público que en su media de edad era unos diez o quince años más joven que él, pero que físicamente estaban en su mayoría mucho más machacados y deteriorados. Las calvas, las barrigas, los achaques… nada de eso conoce el Molina, que parece haber hecho un pacto con el diablo. Dentro de diez años todos seremos más viejos, todos menos él, que seguirá estando igual.
La recta final se iba aproximando. Tras “Tocaba Correr” y “El Tren” llegó “El Flautista”, quizá la más botada de la noche, y llegó una nueva pausa. Para los bises dejaron “Manicomio” e “Imperio de Paletos”, llegando a la 01:18 la despedida definitiva.

Tras el buen sabor de boca dejado por las dos actuaciones, pudimos disfrutar de una noche de heavy metal sin movernos de la sala. Siempre es de agradecer que termine un concierto y no te echen casi a patadas, y si encima tienes buena música y consumiciones a precio razonable, no hay más que pedir. No pudo haber mejor forma de comenzar la nueva etapa de Universo Rock.
Nacho Jordán

lunes, 7 de octubre de 2019

ALCATRAZZ

Sala Shoko. 03 de octubre 2019

Volvía a Madrid casi dos años después de su anterior visita uno de los cantantes más carismáticos y personales de la historia del heavy rock, Mr. Graham Bonnet. Y en este caso lo hacía directamente bajo la cabecera de ALCATRAZZ con un único, pero sustancial, cambio en su formación haciéndose cargo de la guitarra un correcto Joe Stump en lugar un Joey Tafolla que nos maravilló en su concierto de diciembre de 2017. Por su parte Beth Ann Heavenstone sigue al bajo formando base rítmica con el contundente batería Mark Benquechea, completándose la alineación con el otro miembro original de Alcatrazz, Jimmy Waldo a los teclados como elemento fundamental del sonido del grupo.

Apareció el quinteto sobre las tablas de la acogedora Sala Shoko tras la actuación de los power metaleros británicos Evyltyde que según nos cuentan cumplieron correctamente con su papel de teloneros, aunque quizá su estilo no encajaba demasiado para el público más clásico que mayoritariamente acabaría por completar más de la mitad del aforo de la sala ofreciendo un aspecto bastante bueno para tratarse de un día entre semana, mejorando en este aspecto notablemente respecto a otros conciertos, sin ir más lejos el del Soto la semana anterior en Caracol que registró una entrada mucho más pobre.

Con un Bonnet que se disculpó por tener que cantar sentado en una banqueta, ya que está tocado físicamente por una lesión en su espalda de la que será operado el próximo mes de noviembre, y tras la pertinente bienvenida entre chascarrillos, arrancó el show con la poderosa interpretación de un póker de temas del primer trabajo "No Parole From Rock'n'Roll" de Alcatrazz, único del que hubo representación en el set, a diferencia de otras ocasiones en la que si hubo sitio para canciones de otros discos como "God Blessed Video" o "Skyfire" que se echaron en falta.

Comenzando por la atormentada "Too Young To Die, Too Drunk To Live" que dio paso sin pausa al himno pacifista "Hiroshima Mon Amour", interpretadas ambas con pasión, con una voz que por momentos registraba curiosas subidas de volumen, apoyada a lo largo de la hora y media de concierto quizá más de la cuenta por la mesa de mezclas disparando coros y delays como mínimo. Una circunstancia que ya se dio en su anterior concierto en la capital y que pareció no importar en absoluto a un entregado público que continuó disfrutando del enorme catálogo de temazos del vocalista norteamericano.

A todo esto Stump mostrándose como un fiel discípulo de Malmsteen calcando sus solos con ese estilo barroco y veloz, mientras Waldo ponía el contrapunto más melódico a los teclados y apoyaba oportunamente con su voz como en los coros del estribillo de la exigente "Kree Nakoorie" en la que Bonnet sufrió lo suyo, previo paso por una impactante "Jet To Jet" para la que se levantó de su asiento arengando al personal. Un personal que se volcó aún más con el recuerdo al clásico "All Night Long" de Rainbow que sonó curda y real, dejándose la voz sin apoyos técnicos, para pasar a terrenos más relajados con el principio de "Desert Song" de M.S.G., acompañado por las palmas del público y en la que las teclas de Waldo estuvieron por encima de la guitarra de un Stump al que le costaba más coger el punto al sonido Schenker.

De hecho, tras una excesivamente apoyada "Night Games" que siempre me ha encantado pero que no esta ocasión no terminó de convencerme, el guitarrista norteamericano intentó lucirse, sin excesivo lustre para mi gusto, alargando el solo de "Rock You To The Ground", tema menos conocido del "Assault Attack" y que apareció como novedad en el set de esta gira. Mejor se desenvolvió con la excelente "Stand In Line" de Impellitteri y con "General Hospital", con Bonnet subiendo y bajando tonos, hasta llegar a la maravillosa "Island In The Sun" para cerrar el repaso por el debut discográfico de Alcatrazz.

A partir de entonces algunas piezas previsibles como la entrañable "Since You've Been Gone" de Rainbow cantada a grito pelado por el público, y otras más sorprendentes como la pesada "Leviathan" y la entretenida "Goodnight and Goodbye" de Impellitteri, o una excelente "We Won't Be Forgotten" de Blackthorne, la mejor de aquel irregular "Afterlife" publicado en 1993 y en el que compartía formación con Bob Kulick, Chuck Wright y Frankie Banali.

Para cerrar antes de los bises "Long Island Tea", único recuerdo a su "Meanwhile Back In The Garage" publicado el año pasado y que pasó bastante desapercibida antes de volver a escena con dos clásicos como "Assault Attack" y "Lost In Hollywood", esta vez sí, cantados a pleno pulmón desde arriba y desde abajo de las tablas, suponiendo un muy buen cierre para una velada en la que el público se lo pasó en grande, a pesar de los condicionantes mencionados anteriormente.

Probablemente si en vez de Graham Bonnet se hubiera tratado de otro cantante, el respetable, que ya sabía a lo que iba, no hubiera sido tan condescendiente con el excesivo uso de la técnica de un señor que al que avala su currículo y al que a pesar de todo hay que seguir agradeciéndole su entrega y que de vez de en cuando se deje caer por aquí, y al que deseamos una total recuperación de sus dolencias para poder volver a tenerle pronto en la carretera.
Mariano Palomo

jueves, 26 de septiembre de 2019

SOTO / JD MILLER / BIG CLYDE


24 de septiembre 2019. Sala Caracol


Volvía a la capital uno de los vocalistas más carismáticos y apreciados por el público madrileño dentro del hard rock internacional, algo que debería augurar una buena respuesta de sus habitualmente fieles fans. Pero en esta ocasión, entre que la fecha no era la mejor, martes de finales de mes, que el evento no se promocionó de la mejor manera posible, y que el artista norteamericano se presentaba bajo la cabecera de su proyecto más actual y cañero con el que parece no terminar de convencer a sus seguidores más melódicos, el resultado fue la entrada más pobre que ha registrado Jeff Scott Soto en todas las visitas que ha realizado a Madrid con cualquiera de sus formaciones.

En definitiva poco más de un centenar de asistentes en una sala Caracol que presentaba un aspecto que nada tenía que ver con la de la primera vez en la que Jeff pisaba sus tablas con un, incluso peligroso, lleno de reventón, y a la que aludía días antes el mismo en su Facebook como “El lugar en el que empezó todo”. Por desgracia dieciséis años después de aquella histórica actuación parece que el interés del público madrileño se ha desvanecido notablemente, pero afortunadamente lo que no cambia con el paso del tiempo es la pasión y entrega del cantante norteamericano y de sus acompañantes sean quienes sean estos.

Menor aún fue la acogida que recibieron las dos bandas encargadas de abrir la velada, los alemanes BIG CLYDE y los suecos JD MILLER, a los que no se cuanta gente llego a ver dado lo temprano de sus actuaciones y el desconocimiento general de la mayoría de los presentes, entre los que no me contaba ya que cuando quise darme cuenta ya había finalizado sus conciertos y llegué tarde, por lo tanto no puedo comentaros nada al respecto. Sí que pudimos ver a sus respectivos cantantes colaborando como invitados del cabeza de cartel al final de su actuación como detallaré más adelante.

Entré en la sala justo con la intro que abre “Origami” el último trabajo de SOTO que nos venían a presentar y tras la cual enlazaron directamente con “Hypermania” el primer corte del mismo y con el que nos llevamos una muy desagradable sorpresa, aunque ya íbamos avisados. Y no es que el tema sonara mal, sencillamente es que casi ni se escuchaba a pesar del derroche habitual de energía por parte del grupo, el volumen era irrisorio, como si el concierto se estuviera desarrollando con un tabique entre el grupo y el público.

Según parece esto se debió a la prohibición de sobrepasar los 95 decibelios de potencia, una cifra ridícula que no se a quien compete establecerla (Ayuntamiento, Comunidad, Ministerio), pero que nos dio un enorme bajón que por suerte se solucionó en buena parte a lo largo del show, previo acercamiento a la primera fila junto al escenario escuchando casi directamente lo que salía de los amplis.

Ya situados a una distancia acorde a las circunstancias, pudimos empezar a disfrutar algo más con “Freakshow” otra enérgica pieza de la cosecha más actual de Soto y con la que las guitarras de Jorge Salán y BJ, enormes ambos toda la noche, empezaron a crujir con más poderío dentro de ese sonido moderno y trabajado en el que fuerza y melodía comparten protagonismo sobre la rotunda y técnica pegada de Edu Cominato en la batería formando el sustento rítmico junto al recientemente incorporado Tony Dickinson que con su bajo de ocho cuerdas ocupó con sobrada solvencia el enorme hueco dejó el tristemente fallecido David Z que fue recordado con cariño a lo largo del show, al igual que Marcel Jacob bajista de Talisman que nos dejó hace unos años.

Como siempre Jeff ejerció de divertido maestro de ceremonias, mostrando un muy buen estado vocal, con el apoyo de partes grabadas de teclados, algo que siempre me parece que desluce un poco el show al no ser ejecutadas por un teclista en directo, actualmente BJ se centra en su tarea como guitarra rítmica y vocal resaltando sobre todo esta última faceta volviendo a mostrar su gran nivel como cantante.

Tras los dos primeros temas más actuales, momento para el recuerdo con un buen medley de “Colour My XTC” de Talisman y “21st Century” de JSS que ya habíamos podido disfrutar en directo en otras ocasiones, al igual que una poderosa “Drowing” que sigue siendo lo mejorcito de aquel “Lost In The Translation” (2004) y en la que, junto a unos tremendos coros, brilló la guitarra de Jorge marcándose el primero de un puñado de vibrantes solos. Vuelta a la actualidad con la pesada “Wrath” que pasó más desapercibida a pesar de los esfuerzos de Soto intentando interactuar con el público, mejorando un poco con “Weight of the World” sobre todo por la magnífica melodía evocadora de su estribillo, de nuevo con BJ destacando a las voces.

Mayor respuesta popular obtuvo “Soul Divine” con buenos juegos de voces interactuando con el público, a pesar del referido límite de volumen al que hizo alusión Jeff y tras lo cual fue provocado por el guitarrista brasileño para, al más puro estilo Marc Gasol, beberse de un trago un vaso con aspecto de té helado pero que no estoy muy seguro de que era. Después del momento divertido, tiempo para el recuerdo más entrañable a David Z y a su sobrino recién nacido con la descarnada y moderna “The Fall” interpretada por Jeff de rodillas con los ojos tapados por su fular para dotarla de mayor dramatismo y teatralidad con las teclas sampleadas dejándose notar entre pesados riffs de guitarra.

Tras la avalancha de distorsión momento más relajado pero no menos intenso para marcarse un excelente medley de temas de W.E.T. (el proyecto más melódico de Jeff junto a miembros de Work of Art y Eclipse) y que nos sonó magnífico enlazando las notas de “Watch the Fire”, “Learn to Live Again” y “One Love”, con BJ haciéndose cargo con acierto de las partes vocales originales de Erik Martensson, sirviendo además como preludio de una divertida presentación de los componentes del grupo con un vacilón guiño a Bruno Mars. Siguió la caña con otros dos temas enlazados sin pausa de “Origami”, el propio tema título ejecutado a toda velocidad con un adictivo riff central y la más pesada con partes casi a capela “Detonate” rematada en su parte final por una virtuosa exhibición técnica de bajo y guitarra a cargo de Dickinson y de Salan, enlazando con una acortada versión de la maravillosa “Eyes Of Love” con la que recordaron el fantástico álbum “Prism” (2002) de JSS para disfrute de los más melódicos.

Nos acercábamos al tramo final del show con “World Collide”, el último tema que cayó del nuevo disco que enriquecieron de nuevo a modo de medley (van a terminar siendo los reyes del medley) con fragmentos de “Frozen” de Madonna y de “Crazy” de Seal, de sobra conocidos ya por los fans y haciéndolos imprescindibles en sus sets, de nuevo interactuando con el respetable que palmeó y coreó con ganas. Se prolongó la comunión con la inevitable “I’ll Be Waiting” cantada por Jeff en muchos momentos sin micro mostrando un chorro de voz tremendo respondido desde enfrente del escenario por la escasa pero entregada audiencia.

Mínimo descanso y vuelta de nuevo en clave vacilona con mínimos guiños a “Daddy, Brother, Lover, Little Boy” de Mr. Big, “Highway Star” de Deep Purple”, “You’ve Got Another Thing Coming” de Judas Priest y “The Trooper” de Iron Maiden que dieron paso a los dos temas más representativos de Steel Dragon en la banda sonora de “Rock Star”, “Livin’ the Life” y “Stand Up”, haciendo corear al público en el primero e invitando a cantar a los vocalistas de Big Clyde y JD Miller en la segunda creando un pequeño y divertido caos en el escenario, con Jeff pasando el micro de mano en mano, pulsando los trastes del bajo de Tony, y sin parar de moverse y provocar al resto de la banda.

Cierre divertido para un buen concierto que a pesar de estar lastrado desde el principio por el problema del volumen resultó variado y entretenido en su hora y cuarenta minutos de duración, quizá con demasiados momentos de charla entre los temas, y que mostró una vez más a Jeff Scott Soto como un enorme frontman y a SOTO como una enorme banda. Aunque su sonido actual no acabe de enganchar a todos sus seguidores, siempre es una garantía de calidad y diversión.

Mariano Palomo

lunes, 1 de julio de 2019

ARMANDO ROCK

14 de Junio de 2019. Sala Caracol
Por fin tuvo lugar la presentación en Madrid de la segunda entrega de Armando Rock, o lo que es lo mismo, del L.P. “A.R. II”. Que suena muy bien y contiene grandes canciones ya lo sabíamos todos, ahora de lo que se trataba es de ver qué tal funcionaba en directo la nueva encarnación de la banda.


Con un pequeño retraso la descarga arrancó con “¿Cómo Logras Funcionar?”, atacando acto seguido “Armando Rock”, de la primera entrega. Y en ese momento nos dimos cuenta de la genialidad de Manuel Escudero, que no sabemos muy bien cómo, hizo suya la canción, sin que nos diéramos cuenta de que el original era cantado por alguien con una voz de similitud nula. Y fue algo que ocurrió en todas los temas que cayeron de “A.R. I”. La capacidad de adaptación del vocalista cordobés nos dejó asombrados. Y no fueron precisamente pocas las canciones que sonaron del disco de debut. De hecho los dos álbumes fueron interpretados casi completos. Más que enumerar el set list, es mucho más cómodo y fácil mencionar los temas que quedaron fuera, “Mi Especialidad” y “Gracias” de la primera entrega. Y en cuanto al segundo trabajo… no faltó ni un solo corte. Curiosamente, la única representación de Barón Rojo fue el corto instrumental “No Odas”, que algunos no reconocieron.

Mientras se iban alternando canciones de los dos volúmenes de “A.R.” pudimos comprobar algo que ya sospechábamos, que el grupo funciona a la perfección, que Ángel y Rafa se entienden perfectamente y que todos están en excelente forma, empezando por Armando, que como siempre no se está quieto ni un solo momento. Ya pasado el ecuador del concierto empezaron a salir los invitados de la noche. Juanjo Melero fue el primero en intervenir, aportando su guitarra a un pedazo de tema como “La Catedral”.
 
Tres canciones más, y fue José Luis Jiménez el que saltó al escenario para cantar en “Sueños”. Tal y como podemos ver cuando actúa con Topo, su aspecto tranquilo engaña muchísimo y en cuanto arranca demuestra que está todavía en plena forma, tanto física como vocal. Bailó y brincó más que ninguno. Tras “Juego de Necios” y “Campanas del Invierno” apareció el gran Oscar Sancho, y si el público había respondido bien hasta el momento, no fue nada comparado con el alborozo que provocó. Hay muchísimos cantantes mejores que él, pero como showman es indiscutiblemente el mejor de España, nadie sabe mover a la gente como él lo hace. Aunque con la magistral “Carne de Cañón” ya tuvo la mitad del trabajo hecho, pocos pueden resistirse ante una canción que posiblemente sea la mejor del último disco.
 
Los invitados eran de verdadero lujo, pero nos resulta totalmente incomprensible que no hubiera nadie de la formación original. Que la actual es mejor está fuera de toda duda, pero también es indiscutible que en su momento tanto Juan Pedro, como Vanesa, como Carolina desempeñaron sus puestos de forma totalmente digna y profesional. ¿Cómo es que no acudió ninguno de ellos? ¿No quisieron venir? ¿Ninguno de los tres pudo? ¿A nadie se le ocurrió invitarles? Desconocemos las respuestas.
 

Después de “No Hay Color”, con “Enhendrix” Rafa cedió su puesto al último fichaje de la noche, el gran José Martos. Tras “Impresiones”, el fin de fiesta fue “Rock And Roll” de Led Zeppelin, un verdadero desparrame sobre el escenario con todos los invitados participando. En total fueron más de dos horas y cuarto, realmente no se puede pedir más.

Aunque todos salimos contentos, entre los asistentes escuchamos algún comentario de decepción por no haber escuchado canciones de Barón Rojo. La actitud de Armando es muy encomiable, pero quizá no acertada. No cuesta mucho complacer a tu público. Del mismo modo que es inconcebible que Rosendo no toque nada de Leño, ni Gatillazo de La Polla, ni El Drogas de Barricada, Armando tendrá que interpretar algo de Barón Rojo. Y mucho más después de que finalice la gira de despedida.
Nacho Jordán

lunes, 29 de abril de 2019

ASFALTO


27 de abril 2019. Sala Mon

Tras el rotundo éxito cosechado a primeros de marzo en La Riviera colgando el cartel de “No hay billetes”, la reunión de la formación de Asfalto que grabó para muchos sus dos mejores discos “Más Que Una Intención” (1983) y “Cronophobia” (1984), repetía experiencia en este caso en un local de un tercio de aforo respecto a la primera obteniendo el mismo éxito de convocatoria llenando la sala Mon de Moncloa.

Una segunda oportunidad que muchos no dejamos pasar y que supuso un maravilloso reencuentro que ya tuvo su aperitivo en el mismo lugar, cuando todavía se llamaba Penélope, hace un tres años con la actual formación de la banda comandada por el guitarrista Julio Castejón que invitaba al vocalista Miguel Oñate a participar en media docena de temas. Una delicia que nos dejó con ganas de más, y que no hacía presagiar que hubiera oportunidad de darnos el atracón del menú completo de todos los temas de los dos discos mencionados anteriormente, con un par de extras incluidos.

Al igual que en La Riviera, además de Castejón y Oñate, participaron otros dos de los pilares aquella época, el bajista José Ramón Pérez “Guny” y el teclista Jorge García Banegas, quedando la presencia del batería Enrique Cajide como prácticamente testimonial tocando en un solo tema dado su estado físico. Para ocupar los tambores resulta difícil encontrar a nadie mejor que José Martos (Atlas, Niágara, Barón Rojo, Topo), y él fue el encargado de dar ritmo y solidez a los temas que sonaron de lujo durante todo la velada.

Una velada que comenzaba pasadas las nueve de la noche entre las notas de fondo de la banda sonora de “Encuentros en la Tercera Fase” como oportuno preludio a “El Regreso” con el que arrancaron para empezar a subir una temperatura ya de por sí bastante alta en la sala, no hubiera estado mal que hubieran puesto el aire acondicionado al principio del concierto y no al final del mismo.

En cualquier caso esta circunstancia no parecía importar demasiado a una entregada audiencia que siguió disfrutando con la divertida “Que Siga El Show” en la que lució sobremanera la guitarra de Julio, para sin pausa pasar a dar más protagonismo a los coros y teclados en una maravillosa “Es Nuestro Momento” que sonó de impresión. Un sonido que se tornó más sinfónico y envolvente en la intensa “Joven Ruso”, adecuadamente ilustrada en la pantalla de vídeo con imágenes de la Guerra Fría, para volver a terrenos más directos y asequibles con socarrona “Concierto Fatal”.

Primer bloque superado, chaqueta fuera de Oñate, y a seguir con otro de los momentos destacados de la noche con “Desaparecido” en la que el vocalista mostró un poderío y capacidad interpretativa al alcance de muy pocos y que fue capaz de mantener hasta el final del show, algo que la verdad sorprendió muy gratamente a buena parte del respetable entre los que me encuentro. Con “Frente al Espejo” se relajó el ambiente mostrándonos su lado más tierno con Guny sentado en una banqueta y con Julio cambiando de guitarra para desgranar esta deliciosa pieza.

Volvieron a subir el ritmo tras una vacilona entradilla instrumental con “Contrarreloj” otro señor temazo con el que nos hicieron vibrar, al igual que con “Tenías Razón” de lo más cañero de la noche con Banegas en primera línea con uno de sus teclados colgado al hombro y con Castejón tirando de Ibanez para darle un sonido más hard rockero, algo que no es demasiado habitual en el veterano guitarrista.

Tras una pequeña charla de Oñate siguieron en la misma línea con “Richi (Estrella del Rock)”, para continuar compartiendo voces con Julio en la desenfadada “Secuestro Legal” pasando después a, probablemente, el momento más intimista y entrañable de la actuación sentándose Castejón al piano para cantar “El Hijo de Lindbergh” acompañado a la acústica de doce cuerdas por su hijo Enrique. Una deliciosa interpretación como lo fue la de “Tiempo Gris” con otro Enrique como protagonista, Cajide, que se tomó las baquetas tras una emotiva introducción  de su amigo con el que comenzó la aventura musical hace más de cuatro décadas. Para la ocasión contaron también con Lorenzo Azcona al saxo dándole el toque jazzie, ya con Miguel de vuelta a la voz.

Retomaron el pulso más brioso con dos de los temas más celebrados y directos del set, “La Batalla” y “Buffalo Vil”, que sonaron magníficos con el grupo transmitiendo una energía tremenda, para sorprendernos seguidamente con dos temas que aparecieron como caras b en su momento y que acertadamente recuperaron para la ocasión. El primero de ellos “Dinos Que Fue” es básicamente la segunda parte del mítico “Rocinante” de su álbum de debut, continuando con la historia del mítico caballo quijotesco, desarrollándose a medio tiempo sobre una preciosa melodía de guitarra y teclados. El segundo “Justo y Traidor” resultó mucho más rotundo rozando de nuevo el hard rock, y era más reconocible por los fans, además de por su pegadizo estribillo, porque ya aparecía en la grabación del vídeo LP de “Más Que Una Intención” grabada al aire libre en los Montes de Toledo.

Para el cierre antes de los bises quedaba la traca final con la celebérrima “Más Que Una Intención” que sonó como lo que es, un himno inmortal palmeado y coreado a pleno pulmón por todos los presentes, que no tardamos mucho en seguir disfrutando con otro de los puntos culminantes del show, una espectacular interpretación de “La Paz Es Verde” en la que cantante de Craneo y Phantasy, amén de manager del grupo, Joan Cheka, se unió a Miguel para cumplir, según nos dijo, uno de sus sueños formando un espectacular dueto mostrando un gran nivel vocal.

Tras las pertinentes presentaciones y agradecimientos por parte de la banda y del propio Cheka, inductor principal de la reunión, llegaba el broche definitivo con la festiva “Nada, Nadie, Nunca”, de nuevo con Azcona acompañando con su saxo, resultando un brillante y magnífico fin de fiesta que se prolongó mientras se desalojaba la sala sonando de fondo una curiosa versión acústica de “Días de Escuela” que fue reclamada por buena parte de los fans, y que acabó sonando aunque fuera enlatada.

Excelente concierto de unos excelentes músicos que nos llevaron con la magia de su música y su buen hacer a recordar una maravillosa etapa del rock español en general y de uno de sus máximos exponentes en particular. Lo que ya no me atrevo a asegurar, ni en un sentido ni en otro, es si esta experiencia tendrá continuidad o volverá a repetirse esporádicamente en el futuro. Dado el resultado de estas dos citas en apenas un par de meses probablemente lo más normal sería que hubiera más veces, pero eso está en la mano de la banda y, al menos por ahora, es una incógnita. De momento nos quedamos con el imborrable recuerdo de la noche del pasado sábado, sin duda una de las más grandes que hemos podido disfrutar últimamente.

Gracias Asfalto.

Mariano Palomo