Volvía a Madrid casi dos años después de su
anterior visita uno de los cantantes más carismáticos y personales de la
historia del heavy rock, Mr. Graham Bonnet. Y en este caso lo hacía
directamente bajo la cabecera de ALCATRAZZ con un único, pero
sustancial, cambio en su formación haciéndose cargo de la guitarra un correcto Joe
Stump en lugar un Joey Tafolla que nos maravilló en su concierto de
diciembre de 2017. Por su parte Beth Ann Heavenstone sigue al bajo
formando base rítmica con el contundente batería Mark Benquechea,
completándose la alineación con el otro miembro original de Alcatrazz, Jimmy
Waldo a los teclados como elemento fundamental del sonido del grupo.
Apareció el quinteto sobre las tablas de la
acogedora Sala Shoko tras la actuación de los power metaleros británicos Evyltyde
que según nos cuentan cumplieron correctamente con su papel de teloneros,
aunque quizá su estilo no encajaba demasiado para el público más clásico que
mayoritariamente acabaría por completar más de la mitad del aforo de la sala
ofreciendo un aspecto bastante bueno para tratarse de un día entre semana,
mejorando en este aspecto notablemente respecto a otros conciertos, sin ir más
lejos el del Soto la semana anterior en Caracol que registró una entrada
mucho más pobre.
Con un Bonnet que se disculpó por tener
que cantar sentado en una banqueta, ya que está tocado físicamente por una
lesión en su espalda de la que será operado el próximo mes de noviembre, y tras
la pertinente bienvenida entre chascarrillos, arrancó el show con la poderosa
interpretación de un póker de temas del primer trabajo "No Parole From
Rock'n'Roll" de Alcatrazz, único del que hubo representación en
el set, a diferencia de otras ocasiones en la que si hubo sitio para canciones
de otros discos como "God Blessed Video" o "Skyfire" que se
echaron en falta.
Comenzando por la atormentada "Too Young To
Die, Too Drunk To Live" que dio paso sin pausa al himno pacifista
"Hiroshima Mon Amour", interpretadas ambas con pasión, con una voz
que por momentos registraba curiosas subidas de volumen, apoyada a lo largo de
la hora y media de concierto quizá más de la cuenta por la mesa de mezclas
disparando coros y delays como mínimo. Una circunstancia que ya se dio en su
anterior concierto en la capital y que pareció no importar en absoluto a un
entregado público que continuó disfrutando del enorme catálogo de temazos del
vocalista norteamericano.
A todo esto Stump mostrándose como un
fiel discípulo de Malmsteen calcando sus solos con ese estilo barroco y
veloz, mientras Waldo ponía el contrapunto más melódico a los teclados y
apoyaba oportunamente con su voz como en los coros del estribillo de la
exigente "Kree Nakoorie" en la que Bonnet sufrió lo suyo,
previo paso por una impactante "Jet To Jet" para la que se levantó de
su asiento arengando al personal. Un personal que se volcó aún más con el
recuerdo al clásico "All Night Long" de Rainbow que sonó curda
y real, dejándose la voz sin apoyos técnicos, para pasar a terrenos más
relajados con el principio de "Desert Song" de M.S.G.,
acompañado por las palmas del público y en la que las teclas de Waldo estuvieron
por encima de la guitarra de un Stump al que le costaba más coger el
punto al sonido Schenker.
De hecho, tras una excesivamente apoyada
"Night Games" que siempre me ha encantado pero que no esta ocasión no
terminó de convencerme, el guitarrista norteamericano intentó lucirse, sin
excesivo lustre para mi gusto, alargando el solo de "Rock You To The
Ground", tema menos conocido del "Assault Attack" y que
apareció como novedad en el set de esta gira. Mejor se desenvolvió con la
excelente "Stand In Line" de Impellitteri y con "General
Hospital", con Bonnet subiendo y bajando tonos, hasta llegar a la
maravillosa "Island In The Sun" para cerrar el repaso por el debut
discográfico de Alcatrazz.
A partir de entonces algunas piezas previsibles
como la entrañable "Since You've Been Gone" de Rainbow cantada
a grito pelado por el público, y otras más sorprendentes como la pesada
"Leviathan" y la entretenida "Goodnight and Goodbye" de Impellitteri,
o una excelente "We Won't Be Forgotten" de Blackthorne, la
mejor de aquel irregular "Afterlife" publicado en 1993 y en el
que compartía formación con Bob Kulick, Chuck Wright y Frankie
Banali.
Para cerrar antes de los bises "Long
Island Tea", único recuerdo a su "Meanwhile Back In The
Garage" publicado el año pasado y que pasó bastante desapercibida
antes de volver a escena con dos clásicos como "Assault Attack" y
"Lost In Hollywood", esta vez sí, cantados a pleno pulmón desde
arriba y desde abajo de las tablas, suponiendo un muy buen cierre para una
velada en la que el público se lo pasó en grande, a pesar de los condicionantes
mencionados anteriormente.
Probablemente si en vez de Graham Bonnet se
hubiera tratado de otro cantante, el respetable, que ya sabía a lo que iba, no
hubiera sido tan condescendiente con el excesivo uso de la técnica de un señor
que al que avala su currículo y al que a pesar de todo hay que seguir
agradeciéndole su entrega y que de vez de en cuando se deje caer por aquí, y al
que deseamos una total recuperación de sus dolencias para poder volver a
tenerle pronto en la carretera.
Mariano
Palomo
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