martes, 21 de abril de 2015

FRONTIERS ROCK FESTIVAL

11 y 12 de abril 2015. Sala Club Live, Trezzo Sull Adda (Italia)


Tras el gratísimo sabor de boca que nos dejó el año pasado el entonces novedoso FRONTIERS ROCK FESTIVAL, el once de abril volvíamos a la localidad lombarda de Trezzo Sull Adda para disfrutar de la segunda edición del evento organizado, magníficamente de nuevo, por el sello napolitano. Esta vez en un formato más reducido, pasando de tres jornadas a dos, algo que al menos yo agradezco ya que nueve horas de conciertos durante tres días pesan demasiado, incluso reduciría el número de actuaciones por día dejándola en cuatro o cinco en lugar de siete. En cualquier caso la sala Club Live donde se celebra el festival es de lo mejorcito que conozco, tanto en comodidad, como en sonido y profesionalidad y amabilidad de su personal, el único pero que le pongo es el deficiente uso del humo y de las luces en el escenario, había momentos que resultaba realmente molesto, y no digamos ya para los fotógrafos encargados de cubrir el show.

Sábado 11 de abril 2015

Tras aterrizar a mediodía en el aeropuerto de Bérgamo y registrarnos en el hotel teníamos el tiempo justo para comer y empezar a disfrutar del festival. Llegamos a la sala un poco antes de las cuatro cuando estaban sonando las primeras notas de la actuación de los británicos Praying Mantis mientras recogíamos las pulseras de acceso al local. Antes había actuado la vocalista sueca ANGELICA que presentaba su primer disco “Thrive” junto algunos de los músicos locales habituales en los proyectos de Frontiers, poco más puedo deciros ya que no tengo ninguna referencia sobre su concierto.
Ya una vez acomodados en la sala pudimos disfrutar de un muy buen concierto de PRAYING MANTIS, siempre con los hermanos Troy, Tino (guitarra) y Chris (bajo), muy bien acompañados por el guitarrista Andy Burgess, y por los holandeses Hans In’t Zandt a la batería y sobre todo por un magnífico cantante como John Cuijpers que redondeó una gran ejecutoria sobre las tablas.
Las notas que escuchábamos desde la calle eran las de “Children Of The Earth” que acabamos de disfrutar dentro para sin apenas respiro atacarnos con una rotunda y melódica “Panic In The Streets”, ambos temas pertenecientes al primer disco del grupo “Time Tell No Lies”. Continuaron con la más novedosa y acelerada “Highway” de su último trabajo hasta la fecha “Sanctuary” para posteriormente pasar a presentar “Fight For Your Honour” un buen tema en la línea clásica de la banda con cierto regusto Thin Lizzy que aparecerá en su próximo trabajo que se publicará dentro de unos meses.
Se relajó el ritmo con el medio tiempo “Dream On” con unos bonitos sonidos de teclados grabados completando las excelentes melodías de guitarra y coros marca de la casa, para acelerar luego notablemente con otro tema de su próximo disco “Believable” afilada y directa con gran pegada, para terminar cerrando con una deliciosa “Captured City”, perlita para los más fieles del grupo rescatada de su primer EP de 1980 y con la que se dieron a conocer también dentro de la recopilación “Metal For Muthas”, referente indispensable para entender el estallido de la NWOBHM.
Como detalle y sorpresa estuvo muy bien, pero eché en falta muchos clásicos, entiendo que disponían de poco tiempo y que quisieran presentar temas nuevos y recientes, pero es que incluso los más antiguos que incluyeron en el set no son de los más conocidos. Me hubiera encantado disfrutar otra vez, quince años después desde que les vi en el Gods of AOR de Wigan por primera y única vez hasta entonces, de himnos como “Turn The Tables”, “Only The Children Cry” o “Don’t Be Affraid Of The Dark”, pero eso ya es un mero gusto personal, en cualquier caso gran inicio de festival.

Pequeño descanso, vuelta por el puesto de merchandising, bastante surtido y barato por cierto, y momento para volver a ver a uno de los grupos que más enganchado me tienen últimamente, los hard rockeros suecos ECLIPSE. Tenía muy reciente su gran actuación en el festival galés Hard Rock Hell donde fueron de lo más destacado, y esperaba volver a disfrutar de otro avasallador show de Erik Martensson y compañía. Pero esta vez estuvieron más flojos, debido en buena medida a que el sonido que tuvieron no fue el más adecuado, la guitarra de Magnus Henriksson sonó demasiado baja, y además el propio Erik, sin estar mal, no estuvo tan bien como otras veces, no acabó de empastar con el resto del grupo. Roban Back desde la batería y Magnus Uflstedt con el bajo cumplieron pero no tampoco fueron tan sólidos como de costumbre.

Con todo esto no es que el concierto estuviera mal, ni mucho menos, terminaron por sacarlo adelante con solvencia apoyados sobre todo en un muy buen set list plagado de temazos que, a pesar de pertenecer bastantes a su reciente último trabajo “Armageddonize”, ya se han instalado entre un público cada vez más numeroso y fiel. Desde el inicio con la contagiosa “I Don’t Wanna Say I’m Sorry” pusieron a corear y botar a la concurrencia que continuó entregada dando palmas con una potente “Stand On Your Feet”. Primer recuerdo para su maravilloso “Bleed & Scream” con “Wake Me Up” tan efectiva como siempre, volviendo a la actualidad con la más pesada “The Storm” que sonó algo opaca. Resultó mucho más brillante una vez más “Battleground”, posiblemente mi tema favorito de Eclipse, apoyada por unos teclados grabados, al igual que la dramática “S.O.S.”.

Pequeño momento relajado con Erik colgándose la acústica acompañando en una excelente “Breakdown” que con su rollo sureño–country a lo Blue Murder fue de lo que más me gustó del concierto, dejándonos luego un breve solo de guitarra de Henriksson que enlazó con una poderosa “Blood Enemies” que me recordó mucho a los Dare más guitarreros.

Para el final se guardaron tres pelotazos convertidos en indispensables que, a pesar de lo mejorable del sonido, acabaron de poner patas arriba la sala, “Ain’t Dead Yet”, “Bleed & Scream” y “Breaking My Heart Again” fueron coreadas y celebradas con fuerza por un público que agradeció con una ovación el esfuerzo y entrega del grupo, aunque no tuvieran su mejor tarde.

Los festivales tan intensos y concentrados se me hacen largos y ya me los tomo con cierta calma tratando de dosificarme porque uno va teniendo una edad y tampoco es plan de quemarse antes de tiempo. Así que tras la actuación de Eclipse me tomé un descanso para acercarme al hotel por lo que me perdí gran parte de la actuación de BURNING RAIN. Afortunadamente pude llegar a tiempo para disfrutar de tres buenísimos temas que además curiosamente fueron tres versiones.

La primera una tremenda “Cryin’ In The Rain” con Doug Aldrich recordando su paso por Whitesnake haciendo toda una exhibición con su Gibson junto a un excelente Keith St. John a la voz y a una poderosa base rítmica con Sean Mc Nabb al bajo y Matt Starr a la batería sonando espectacularmente sólidos y nítidos. Una menos conocida “Rock The Nations” de Montrose sonó igualmente bien, para rematar la faena con una de las mejores interpretaciones del fin de semana, una brillantísima revisión de “Kashmir” de Led Zeppelin con St. John clavando la voz y los movimientos de Robert Plant, y para la que además contaron con la colaboración a los teclados de Alessandro del Vecchio que no se prodigó tanto en escena como el año pasado.

Breve pero muy intenso y muy bueno lo que pude ver de Burning Rain, antes de lo cual habían desgranado en buena medida su último trabajo “Epic Obsession” con algún recuerdo para sus predecesores de principios de siglo. La próxima vez espero poder ver su show al completo.

Tras el hard más clásico y setentero era el momento asistir a una nueva master class de la que es para mí la banda más grande de rock melódico que ha salido del Reino Unido, FM. Otros que tuve la ocasión de ver en el mencionado festival galés al igual que a Eclipse, y que al contrario que los suecos sí repitieron un excelente concierto. Y eso que empezaron con algún que otro problema de sonido sobre todo en el volumen del micro de Steve Overland al que apenas se le escuchaba en las primeras estrofas de “Tough Love” con las que abrieron su actuación, se escuchaban más los coros y sobre todo las guitarras que la voz.

Una vez ajustado el sonido y solucionado el problema todo sonó como nos tienen acostumbrados con la elegancia y fuerza habituales. Algo que quedó ya plenamente claro con una excelente “I Belong To The Night” uno de esos temas que por mucho tiempo que pase nunca perderá una pizca de su clase y encanto, con un Overland transmitiendo como pocos con su voz junto a unos maravillosos aportes melódicos de Jem Davis desde los teclados y sobre todo un cada vez más protagonista Jim Kirpatrik a la guitarra. Por su parte los veteranos Mrev Goldsworthy al bajo y Pete Jupp a la batería cumplieron con la solidez y sobriedad de siempre.

Después de este buenísimo recuerdo nos presentaron “Digging Up The Dirt” un potente tema que aparece en su recién publicado nuevo disco “Heroes And Villains” que sonó muy rockero siendo bien acogido por los fieles. Bajaron las revoluciones y subió la emotividad con una estremecedora “Closer To Heaven” en la que Kirkpatrick y Overland lucieron sobremanera, dejando más espacio al resto de la banda en las teclas y coros de la puramente A.O.R. “Let Love Be The Leader” que tienen el buen gusto de rescatar aun tratándose de una cara B, algo que da idea del nivelazo compositivo y creativo de la banda a finales de los ochenta.

Siguieron por la misma línea ultra melódica con la encantadora “That Girl” que fue una delicia, a la que sucedió la divertida y potente “Wildside”, volviendo al pasado ochentero con uno de sus singles por excelencia “Bad Luck” quedando una vez más como uno de los momentos más destacados del show, al igual que una espectacular “Tough It Out” coreada como pocas.

Para el final dejaron la reciente “Crosstown Train” que quedó bien con sus tintes sureños que prolongaron antes de cerrar definitivamente de forma festiva con “Burning My Heart Down” en la que Davis abandonó su set de teclados y se colgó unos de bandolera para terminar en el borde del escenario junto al resto de la banda que nos regaló otra buenísima actuación. Siempre grandes.

Después de disfrutar de una apuesta segura como FM, llegó el momento expectante y de dudas con una formación como HAREM SCAREM que, por “h” o por “b”, nunca habían terminado de convencerme en las numerosas ocasiones que había podido verles en directo, de hecho algunas de ellas me parecieron muy deficientes. La incertidumbre en este caso aumentaba ya que se presentaban con la baja de última hora de uno de los responsables máximos de su sonido, el guitarrista Pete Lesperance, sustituido para esta gira por el desconocido Mike Vassos. Pero mira tú por donde, a lo mejor en parte precisamente por eso, el concierto de los canadienses fue el más entretenido, brillante y cercano que les recuerdo.

Obviamente no voy a ser tan osado de decir que Vassos es mejor guitarrista que Lesperance, desde luego no me lo pareció, pero creo que cumplió bastante bien, que no calcara los solos ni la forma de tocar del titular del grupo no hizo que los temas desmerecieran, ya que el peso del show cayó sobre todo en un Harry Hess más agradable y comunicativo que de costumbre que cantó realmente bien, además de apoyar con la guitarra rítmica en bastantes temas. Aportó también lo suyo Darren Smith desde los tambores, además de con las voces, quitándome el mal sabor de boca que me dejó la última vez que le vi sobre el mismo escenario como vocalista de Red Dragon Cartel en una actuación para olvidar.
Amén de todo lo expuesto creo que mucho tuvo que ver en lo positivo de mi percepción del concierto de Harem Scarem la elección de los temas dentro de su set list, tanto los nuevos como los antiguos. Así comenzaron de forma brillante y directa con “Garden Of Eden” tema que abre también el último y buen disco del grupo “Thirteen”, del que tocarían luego otro par de canciones. Todo sonaba nítido, poderoso y tremendamente melódico, nada de efectos ni afinaciones raras, buenos coros, buenas guitarras, estribillo claro, muy bien.

“Dagger” sirvió para seguir enganchándonos, antes de llegar otro de los momentazos del festival cuando enlazaron tres joyas de su maravilloso disco de debut. Comenzando por la habitual en sus conciertos “Hard To Love” que sonó excelsa con un sentimiento y clase enormes, manteniéndolos con los sorprendentes recuerdos para “Slowly Sleeping Away” y “Distant Memory” que en algún caso hacía décadas que no tocaban en directo y que me supieron a gloria mereciendo la pena ya sólo por esto haber aguantado la tentación de no prestarles atención, pero afortunadamente fueron capaces de engancharme desde el principio y de mantener el nivel hasta el final.
Llegó el momento Darren para cantar pleno de potencia “Sentimental Blvd.” otro señor temazo al que sucedió una fantástica ejecución del baladón “Honestly” previo coqueteo blues de guitarra pero manteniendo toda su esencia y pasión con un insuperable Hess, que siguió arriba para liderar otra magnífica “Stronger Than Love”. Después nos dejaron los otros dos temas nuevos que encajaron perfectamente en el set, la sencilla y contagiosa “All I Need” y la más rotunda “The Midnight Hours”.

Antes del bis rescataron una correcta “Karma Cleansing” para rematar la faena con “No Justice” que quizá fue en la que más eché en falta a Lesperance. En fin, quién me lo iba a decir, cuando ya prácticamente había perdido la fe en Harem Scarem van y se sueltan un señor concierto como este y encima sin uno de sus pilares básicos. Esperemos que puedan repetirlo más adelante con la alineación titular y rescatando más clásicos de sus dos primeros discos.

Llegamos al final de la primera jornada tras un nivel bastante bueno en general para asistir al concierto de un clásico como JOE LYNN TURNER. Un show que encaraba más relajado ya que tenía buenas referencias de su reciente visita a Madrid y que, al fin y al cabo, básicamente iba a ser un repaso por grandes hits de Rainbow y Deep Purple. Pero lamentablemente el vocalista de New Jersey no estaba en su mejor forma física y eso se notó demasiado, quedándose a medias en bastantes momentos de su actuación.

Bien sustentado por los jóvenes músicos de la formación sueca Dynazty, Turner salió a escena titubeante, se le notaba que no estaba a gusto, algo poco habitual ya que suele encarar sus conciertos con mucha energía. Se vio que lo intentaba pero no acababa de llegar, algo que quedó patente desde que empezó de manera trepidante con “Death Alley Driver”. El grupo sonaba muy bien, algo acelerado por momentos, pero con una tremenda presencia escénica y una buena técnica instrumental, sobre todo por parte del guitarrista Love Magnusson.

Con “I Surrender” todo fue más fácil, Joe pareció más cómodo y el apoyo del público coreando resultó fundamental, bajando un poco el nivel con “Perfect Strangers” mucho mejor instrumental que vocalmente, al igual que la cañera “Rising Force” de Malmsteen en la que los chicos de Dynazty lo bordaron. Se recuperó un poco el resuello con la preciosa “Stone Cold” para, tras cantarle el cumpleaños feliz a alguien que no logré identificar, volver a acelerar con una frenética “Highway Star” que a pesar de su exigencia no fue de las que peor quedó siendo junto a las siguientes “Street Of Dreams” y “Deja Vu” de las que más me gustaron de la noche.

Momento entrañable y recuerdo a Ronnie James Dio para dedicarle “Man On The Silver Mountain”, volviendo a la versión más americana con “Miss Mistreaded” y a una irregular “Spotlight Kid” antes de llegar al cierre con, probablemente, tres de los clásicos más grandes de la historia del hard rock. “Long Live Rock & Roll” alargada y coreada con retazos de “Lazy” incrustados en su parte media, “Burn” en la que teclados y guitarra se comieron la voz, y la manida “Smoke On The Water” igualmente alargada y en mi opinión ya excesivamente sobada sobre todo por la cantidad de buenísimos temas que podría interpretar en su lugar.

Al final un concierto entretenido por el set siempre cantable y reconocible, pero por otra parte y también por esto, excesivamente previsible y, sobre todo, lastrado por el bajo momento de forma de Joe que según pudimos saber después se encontraba algo indispuesto. Por esta vez y por ser vos quien sois, se lo perdonaremos.

Domingo 12 de abril 2015

Después de un buen descanso y una no menos buena comida llegaba el segundo día de conciertos para poder disfrutar de la actuación de los cabezas de cartel, motivo principal que nos hizo desplazarnos a más de uno a tierras trasalpinas. Pero antes había mucho que ver y en algún caso bastante bueno, aunque en esta jornada el nivel general me pareció algo inferior, Pride Of Lions aparte, estos juegan a otra cosa como luego detallaré.

El encargado de abrir el domingo era el británico BAILEY presentando su primer disco en solitario “Long Way Dawn” del que interpretó cinco temas, además del single “Trouble In a Red Dress” de su otro proyecto Three Lions, que presentó en la pasada edición del festival, pero que en esta ocasión no pude ver ya que llegué para escuchar sólo los dos últimos temas del concierto. Respecto a su actuación del año pasado Nigel Bailey cambió el bajo por la guitarra, siguió cantando con la misma elegancia y personalidad y sonó realmente bien rodeado de una banda de músicos desconocidos para mí pero que, al menos en los dos temas que les pude ver, lo hicieron francamente bien.

Los dos temas en cuestión fueron la melódica y pegadiza “Dirty Angel” llena de encanto con ese sonido típicamente británico de hard melódico pero con fuerza en sus guitarras, y la más épica y poderosa “In The Name Of The King”. Por lo que puede ver el público, bastante numeroso para ser a primera hora, quedó bastante satisfecho con el concierto, y yo me quedé con ganas de más, no se puede estar en todos lados.
Salimos a dar una vuelta por el patio descubierto de la sala, gran acierto de los organizadores ya que gozamos de un fantástico tiempo soleado todo el fin de semana, y volvimos dentro para ver lo que podían ofrecernos los chicos de VEGA. Unos chicos a los que como he dicho ya alguna vez no termino de pillarles el punto, tanto en estudio como en directo, la última vez que les había visto en el Hard Rock Hell no me convencieron en absoluto, demasiados efectos, demasiados sintetizadores, pero eso sí mucha entrega y ganas de agradar.

Así que, sin demasiadas expectativas me dispuse a ver si esta vez eran capaces de hacerme mejorar mi opinión acerca de ellos, y la verdad es que algo sí que mejoró. Obviando el detalle de unas luces horribles, algo en lo que ellos no tendrían nada que ver, el sexteto salió a comérselo, con un buen número de seguidores apoyándoles y cantando sus temas comenzando por el que daba título a su primer disco “Kiss Of Life” que sin ser la panacea sí me sonó mucho más crudo y real.

Con el vocalista Nick Workman liderando con carisma la formación junto al guitarrista Marcus Thurson, al que se unió otro hacha al que no reconocí, consiguieron dar más empaque y fuerza a su sonido, algo que se les fue un poco de las manos en “The Wild, The Weird, The Wonderful” donde se ensució y embarulló, aclarándose un poco con “What The Hell”, y sobre todo con una tremendamente pegadiza “Gonna Need Some Love Tonight”, tema de enganche de su último trabajo “Stero Messiah”, del que también cayó posteriormente la menor “Wherever Your Are”, con la que llegaron al ecuador de su actuación, y tras la cual me dediqué a otros menesteres que no vienen al caso y me impidieron ver el resto del concierto. Lo dicho, mejor que otras veces, pero todavía lejos de seducirme.
Otro que repetía, pero esta vez en solitario, era el neoyorquino TED POLEY. Si el año pasado con Danger Danger apenas pasó del aprobado, esta vez para mí directamente el rubio frontman suspendió. Creo que es la vez que más flojo le he visto vocalmente, quedándose a medias muchas veces, y sin acabar de encontrar la complicidad necesaria con los músicos que le acompañaban que, por cierto, no eran ningunos mancos, Alessandro Del Vecchio (teclados), Anna Portalupi (bajo) y Mario Percudani (guitarra).

Ya empezó la cosa regular con una intro enlatada excesivamente larga y que no era otra cosa que una adaptación del “Unholy” de Kiss cambiando el estribillo por “Ted Poley”, como gracia vale. Pero lo que ya tuvo menos gracia fue ver como Ted no empastaba con la banda ni llegaba a las notas de “Bite The Bullet”, con Percudani tocando excesivamente distorsionado para lo que suele ser él, mucho más limpio. No mejoró mucho la cosa con “Man Alive”, tema que a muchos pilló descolocados, perteneciente al disco “Disappearing Inc.” de Bone Machine y que pasó sin pena ni gloria. Pero ya lo que acabó de rematarme fue la flojísima versión de mi tema favorito de Danger Danger, “Under The Gun” que me pareció de lo más soso y descoordinado.
Tras esto decidí que mejor me reservaba para empresas mayores y con las notas de “Don’t Walk Away” de fondo y con el show habitual de Poley cantando entre el público, salí a despejarme un poco. Por lo que me han comentado luego la cosa no mejoró demasiado, a pesar de caer clásicos como “Feels Like Love”, “Bang Bang”, “One Step From Paradise” esta con la colaboración de la noruega Issa que según parece no estuvo demasiado afortunada, o la final “Naughty Naughty”. Esperemos que Ted se ponga las pilas y que vuelva a ser el gran frontman de antaño.

Una vez despejados y con energías renovadas afrontamos una de las actuaciones que más ganas tenía de ver, la de los germanos PINK CREAM 69. Un grupo que siempre he pensado que por calidad y constancia debería haber llegado mucho más alto, aunque suele contar con una buena base de fans como quedó patente en Trezzo. Ha pasado más de una década del único concierto de la banda al que tuve la oportunidad de asistir en el que compartían cartel con sus paisanos Axxis en la sala Caracol de Madrid redondeando una espectacular velada, por lo que la espera se me hizo muy larga, pero mereció la pena.

Dispararon una intro con un mix de clásicos del hard rock de siempre para ir calentando antes de arrancar de forma arrolladora con “Keep Your Eye On The Twisted”  sonando contundentes, nítidos, perfectamente engrasados desde el inicio, con un David Readman pletórico a la voz como maestro de ceremonias, secundado en los coros por un casi irreconocible Dennis Ward al bajo (alguno pensó que PC69 habían fichado a Sherpa) y por el guitarra rítmica Uwe Reitenauer. Ambos cumplieron perfectamente con sus tareas instrumentales, pero si hubo dos músicos que brillaron fueron Alfred Koffler dando un clínic de guitarra desde su estática posición, y el espectacular batería Chris Schmidt que aporreó su set con una técnica y contundencia brutales.

Tras la andanada inicial continuaron casi sin tregua para seguir arrasando con la primigenia “Hell’s Gone Crazy”, antes de llegar a las más melódicas “Special” perteneciente a la última entrega en estudio de la banda “Ceremonial” (2013), y a una magnífica “Lost In Illusions”. Todo seguía sonando espectacularmente, con la gente cada vez más metida, tomándose un pequeño respiro con la cadenciosa “Talk To The Moon”, antes de volver a romper con fuerza para descargar “Break The Silence” una de las que más me enganchó del show.

La segunda mitad del concierto fue igual de buena e intensa, cayendo temazos como “Do You Like It Like That”, el medio tiempo “The Spirit”, la rotunda “No Way Out” o la reciente “Wasted Years” que funcionó a la perfección en directo con su potente y melódico estribillo coreado por los presentes.

Para el final se dejaron dos buenas balas, una enérgica “Welcome The Night” para recordar su debut discográfico de hace veintiséis años, y uno de sus mejores temas “Shame” de mis favoritos junto a “Seas Of Madness” que en esta ocasión no tuvieron a bien incluirla en el repertorio, aunque esto no desmereció en absoluto una brillantísima actuación de una grandísima banda.

Estábamos todavía recuperándonos de la descarga de Pink Cream 69 cuando empezaron a sonar las notas enlatadas de la intro que daba paso a la salida a escena de HOUSE OF LORDS. Los norteamericanos fueron incluidos en el cartel casi a última hora sustituyendo a los suecos Treat, y algunos hacíamos la broma de que habían cambiado a unos que hacían play back últimamente por otros que lo hacían casi siempre, con lo cual y dadas experiencias anteriores íbamos con la mosca detrás de la oreja.

Así que empezamos a escuchar y a mirar con atención como se desenvolvía James Christian que, para empezar, me pareció que presentaba un aspecto físico bastante más saludable que en otras ocasiones algo que siempre es motivo de alegría. Como siempre, intros, teclados y algunos coros fueron disparados sin ningún tipo de disimulo, pero esta vez James cantó, y lo cantó prácticamente todo, solo al final me pareció que iba más ayudado de la cuenta en un tema. Con la voz más rasgada, llegando donde pudo que por momentos fue bastante, sacó adelante junto a los tres pedazo de músicos que le acompañan la actuación más digna que le recuerdo al grupo.

Arrancaron como es habitual con la evocadora “Sahara” metiendo ya en harina a un buen número de fieles que siguieron enganchados con la rotunda “Big Money”, antes de llegar a una tremenda “Battle” que sonó muy cañera con Jimi Bell desatado con su guitarra mostrando una vez más su buen hacer a las seis cuerdas. Por su parte Chris McCarvill al bajo y BJ Zampa a la batería sonaron muy potentes, algo excesivos incluso en algún momento, pero cumpliendo con nota en general.

Siguió el repaso por la discografía del grupo con la dramática “Cartesian Dreams” tema que daba título a LP de 2009, y en la que la banda desplegó su vena más sinfónica abusando un poco de las teclas grabadas, que desaparecieron para permitir el lucimiento más desnudo de James y Jimi con una estremecedora “Love Don’t Lie”, para reaparecer en la intro de la envolvente “Come To My Kingdom” que les quedó realmente bien, al igual que la más directa “I’m Free” que fue rematada por un correcto solo de batería de BJ Zampa.

Nuevo momento emotivo y tranquilo con “Can’t Find My Way Home” con James colgándose la acústica para acompañar una preciosa interpretación, endureciéndose luego con la cañera y pegadiza “Rock Bottom”, antes de cerrar con una “I Wanna Be Loved” que fue en la que me pareció que hubo más ayuda grabada en las voces ya que Christian había sufrido bastante para llegar al final del tema anterior y luego sonó casi perfecto, milagros de la técnica, supongo.

Para el final dejaron “Pleasure Palace” que si sonó más real, con ese crescendo magnífico en el que como siempre se echa de menos un teclista en el escenario (podían haber contado con Alessandro del Vecchio, por ejemplo), aunque Jimi tomó más protagonismo con su guitarra supliendo en parte esta carencia. Concierto digno, con un buen set aunque siempre faltarán temas, y sobre todo con la buena noticia de la recuperación física de James Christian.

Ultima salida a cenar antes de la traca que se avecinaba para cerrar el festival, llegando a tiempo para el tercio final de la actuación de LYNCH MOB, me hubiera gustado ver más pero fue imposible. Era la primera vez que veía a uno de mis guitarristas favoritos, George Lynch, y tenía muchas ganas de comprobar su clase en directo, a pesar de que ya iba avisado de su estatismo y escasa empatía con el público, pero la verdad es que tampoco me pareció que fuera para tanto, incluso gastó alguna broma cuando alguien del público le dio al cantante Oni Logan un par de vinilos de Dokken diciendo algo así como “eso fue antes de mi cambio de sexo”.

Cuando entramos en la sala lo primero que comprobamos fue lo bien que sonaba todo mientras caían las primeras notas de la cadenciosa en clave casi blues “All I Want” de su maravilloso “Wicked Sensation”, con Logan arrastrando su voz con fuerza y encanto mientras Lynch destilaba pura esencia con su Les Paul. Por lo que sabemos antes de este tema el set estuvo basado en temas de ese primer disco de Lynch Mob, y del “Smoke & Mirrors” de 2009, algo que hace que me dé más rabia no haber podido llegar antes a la sala.

Pero afortunadamente quedaba un regalito en forma de recuerdo a Dokken del que sí pude disfrutar, empezando por “Into The Fire” con la que por fin pude ver en directo uno de mis solos de guitarra favoritos a manos de su autor, seguida por la preciosa “Alone Again” que me pareció tan intensa como esperaba en vivo, de la rotunda “Tooth & Nail” en la que Logan hizo que nos olvidáramos, o que nos acordáramos para mal de Don Dokken dado su estado vocal de un tiempo a esta parte, rematando el póker como era previsible con “Mr. Scary” probablemente una de las mejores instrumentales del género y que fue preludiada de un vibrante solo.

El cierre final lo puso “Wicked Sensation” en una versión también alargada con el público coreando y palmeando al son que marcaba un sobresaliente Oni Logan. Gran sabor de boca, pero quedándome con las ganas de haber visto todo el concierto.

Y por fin llegó el momento que tanto estábamos esperando muchos de los que nos dimos cita en el Frontiers Rock Festival 2015 y que en algún caso viajamos hasta Italia prácticamente sólo por ello. Era la hora de encontrarnos cara a cara con la que es para mí, quizá junto a Work Of Art, la última gran banda de A.O.R. propiamente dicho y con mayúsculas, PRIDE OF LIONS.

Se palpaba un grado de excitación y expectación como pocas veces, y eso que la sala no estaba llena ni mucho menos pudiendo llegar a las primeras filas sin ningún problema, de hecho hubo gente que se fue tras el concierto de Lynch Mob, pero los que nos quedamos nos entregamos al arte de Jim Peterik, Toby Hitchcock y compañía desde que empezaron a sonar los primeros acordes tras la emotiva presentación a cargo de dos locutores de la emisora oficial del festival. Aquello apuntaba a algo grande e inolvidable, y así fue.

Resulta realmente complicado intentar expresar en unas cuantas líneas la cantidad de sentimiento y calidad que pudimos compartir, con unos músicos excelsos, con la emoción de recordar a dos grandes que nos dejaron recientemente como Jimi Jamison y Fergie Frederiksen que recibieron su merecido homenaje, sobre todo el primero y, sin desmerecer ni mucho menos al resto del grupo, con un señor cantante como Toby Hitchcock que refrendó en directo todo lo bueno que ya nos había demostrado en estudio, a día de hoy creo que es sencillamente insuperable.

No hay que perder de vista tampoco al amigo Peterik que hizo prácticamente de todo durante el concierto, tocó la guitarra, los teclados, maestro de ceremonias, acompañó en los coros, y cantó bastante bien, pero en la comparación con Toby cualquiera saldría perdiendo. Resulta gratificante ver como alguien en edad casi de jubilación y que simplemente con lo que le renten los derechos de “Eye Of The Tiger” seguramente tendrá para vivir más que holgadamente durante muchos años, todavía muestra esa entrega y esa pasión, además de una simpatía tremenda. Para mí un grande con todas las letras.

Como decía antes los músicos que acompañaron a Peterik y Hitchcock mostraron un nivelazo a la altura de la exigencia que marcaban los dos protagonistas principales, con Mike Aquino vibrante y brillante a la guitarra, Christian Cullen preciso y protagonista en los teclados, Klem Hayes divertido y versátil al bajo, y Ed Breckenfeld técnico y sólido a la batería.

En cuanto al desarrollo y elección de los temas fue incluso mejor de lo que me esperaba, comenzando con un bloque espectacular de temas propios de Pride Of Lions abriendo con la inmensa “It’s Criminal” en la que comenzó la exhibición de toda la banda con un sonido increíble, potente y cristalino, y sobre todo con un Toby que en cuanto empezó a cantar nos ganó sin remisión. Qué barbaridad, que manera de llegar, modular, cambiar de tono, respirar, y todo sin parecer que le costara ningún esfuerzo, brutal.

Pero si con “It’s Criminal” casi nos hicieron levitar, lo de “Sound Of Home” fue de un nivel de sentimiento que hacía tiempo que no sentía viendo a un grupo en directo, la expresión “los pelos como escarpias” se inventó para ocasiones como esta. A todo esto con Peterik entregado como un chaval con su rítmica, y con todos los músicos transmitiendo una positividad y energía enormes. “Let Me Let You Go” y “Unbreakeable” siguieron sonando igual de bien, aunque bajando un poco respecto al infranqueable listón marcado por las anteriores suponiendo un ligero respiro, para recuperar toda la garra e intensidad con “Music And Me” ya con Peterik a los teclados y en la voz principal, sublime.

Tras esta primera tanda de temas propios, llegaba el momento de recordar al gran Jimi Jamison, y que mejor manera de hacerlo con algunos de sus temas con Survivor. Después de la charla de un Peterik visiblemente emocionado y feliz, sonaron las primeras notas de teclado de “High On You”, en algunas mejillas rodaron las lágrimas y algún que otro nudo en la garganta se formó impidiendo que pudiéramos acompañar coreando a Toby que remató el tema aguantando su nota final hasta el infinito. “Oceans” y “Man Against The World” siguieron el despliegue para cerrar este bloque con una burrada de versión de “Can’t Hold Back” con unas alternancias vocales descomunales.

Después de tanta emoción tocaba relajarse un poco cambiando de tercio con la entrada en escena del vocalista Marc Scherer que dio un descanso a Hitchock, y que Peterik aprovechó para presentar en sociedad ya que juntos han puesto en marcha un nuevo proyecto con el que acaban de lanzar su primer CD. Esto creo que dejó un poco frío a parte del público ya que no conocían a Scherer, pero en cuanto empezó a cantar logró captar la atención desarrollando una muy buena labor en unos registros similares a los de Hitchcock pero algo menores. Nos dejaron dos temas de este nuevo disco, “Risk Everything” que le da título, y “Cold Blooded”, ambos sonaron muy bien y no desentonaron en absoluto ya que van en la línea del resto del concierto.

Y de aquí al final fue un no parar, descargando temazo tras temazo con un poderío monumental haciendo que los cien minutos de arte que nos regalaron se nos hicieran muy cortos. “Born To Believe In You” marcó el inicio de esta última parte, seguida por una estremecedora “Gone”, a la que sucedió una súper festiva “Heaven On Earth” que sonó impresionante, con todo el mundo botando y vibrando, empezando la plana mayor de la organización que no pararon de bailar desde un lateral del escenario.

Los bises, como no podía ser de otra manera, resultaron igualmente maravillosos, con “The Courage To Love Somebody” desprendiendo energía positiva a  raudales siendo otro de mis puntos álgidos del festival, para despedirse definitivamente con la inevitable “Eye Of The Tiger” contando también con Scherer y que alargaron bastante como inmejorable fin de fiesta del que, desde entonces, se ha convertido en uno de los conciertos más grandes que he visto en mi vida, decir que el mejor es mucho decir, pero en el Top 5 está seguro.

Sólo espero que esta no sea la única vez que pueda disfrutar de Pride Of Lions en directo, aunque no sé por qué me dio la impresión de que había cierto ambiente de despedida, quizá por los otros proyectos de Peterik o por lo difícil que resulta sacar a Toby de Estados Unidos, pero en cualquier caso los que tuvimos la suerte de estar en la sala de Trezzo el pasado 12 de abril nos llevamos un recuerdo imborrable que perdurará en nuestra memoria. Si vuelven a Europa y si no hay una causa de fuerza mayor que lo impida no tengo ninguna duda que haré todo lo posible por repetir, y para los que no los habéis visto todavía, si se da la oportunidad, haceros un favor y no os lo perdáis.

Y así, todavía casi flotando, terminamos un fantástico fin de semana, con un festival que parece que va asentándose con una magnífica organización a cuyos responsables, una vez más, me gustaría darles las gracias por su trato y profesionalidad.  Nos comentaron que el evento tendrá continuidad el próximo año, estaremos atentos a las fechas que seguramente serán más o menos las de sus ediciones precedentes, y muy mal se nos tiene que dar para no volver.
Para terminar quiero mandar un beso y un abrazo y muy fuertes a mis compañeros de viaje, Mar, María Angeles, Fran y Javi, con los que tuve la suerte de compartir esta maravillosa experiencia, y sobre todo a mi amiga Ana por su cariño y atenciones haciéndonos todo más fácil.

Grazie Mile.

Mariano Palomo

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