miércoles, 15 de junio de 2011

CINDERELLA / JORGE SALAN

9 de junio 2011. Sala La Riviera

Justo un año después de su primer concierto en España vovlían a la misma sala los cada vez menos glamurosos y más crudos hard rockeros de Philadelphia que tanto nos hicieron patear las pistas de baile de los garitos rockeros a finales de los ochenta.

Pero antes de meternos en harina con ellos, vamos con los encargados de abrir el show que no fueron otros que JORGE SALAN y sus chicos, en este caso con la que yo definiría como formación más clásica con la que ha contado el guitarrista y cantante madrileño a lo largo de su carrera con Fernando Mainer al bajo, Carlos Expósito a la batería y Javi Díez a los teclados y guitarra rítmica.
En los cuarenta minutos de los que dispusieron nos hicieron disfrutar de una buena descarga del mejor hard rock hecho en España y atacando por sorpresa para muchos con una magnífica versión de “Over The Hills And Far Away” con la que homenajearon como se merece al llorado Gary Moore. A esas alturas todavía la gente estaba tomando posiciones y entrando en la sala para poco a poco ir entrando en calor con el buen hacer del cuarteto que sonó realmente bien, sólido y potente, con un Jorge superándose en su faceta de cantante, tanto en inglés como en español, tocando la guitarra como muy pocos pueden hacerlo, respaldado por la excelente pegada de Carlos y Fernando, y con Javi apoyando con sus coros y teclas en este caso más presentes que en otras ocasiones. “Utopian See Of Clouds” y “Fuera y Aire” fueron coreadas hasta llegar a la presentación habitual de los músicos a cargo de Jorge cerrada por un mini solo de batería que enlazaron con una fantástica “En La Tormenta” sucedida por una breve instrumental con retazos de “Pride On The Top”.
Nuevo momento brillante y emotivo con la tremenda “Dedication” de Thin Lizzy que ya hacía tiempo que no tocaban en directo recuperándola con acierto, para despedirse definitivamente con “Subsuelo” llena de feelin’ y que en esta ocasión sonó más cruda sin la participación del violín pero igual de intensa cerrando una gran actuación, tan breve como convincente que, por si había dudas, volvió a reafirmar a Jorge Salán como uno de nuestros mejores valores.

¿Un año después, o más de veinte años tarde?, esa era la cuestión. CINDERELLA me dejaron una grata impresión cuando les vi el pasado año, seguramente porque esperaba bastante menos de lo que finalmente ofrecieron, además de jugar con la excitación de lo novedoso al ser la primera vez que los veía. En esta ocasión se dieron varios factores que hicieron que, sin ser una gran decepción, si me resultara inferior a la de entonces.


Para empezar el factor sopresa obviamente estaba eliminado, la asistencia de personal fue bastante menor, algo lógico por otra parte repitiendo en tan poco tiempo sin material nuevo que ofrecer, en hora y cuarto escasa y con un precio elevado de las entradas (casi cuarenta eurazos), aunque eso sí, los que fueron se entregaron como la primera vez coreando y jaleando al ritmo que marcaban Tom Keiffer y compañía. Un Keiffer que empezó defraudando con su voz en la enérgica “Once Around The Ride” con la que abrieron y con una “Shake Me” mucho menos convincente y poderosa de lo esperado. A partir de la más relajada y entrañable “Heartbreak Station” la voz de Keiffer empezó a calentarse y a sonar francamente bien, tomando el protagonismo con una guitarra horizontal y apoyado en el incio del tema por la voz de Fred Coury al frente del escenario, mientras Jeff LaBar alternaba acústica y eléctrica con clase junto al sonido de piano del teclista Gary Corbett.
Con “Somebody Save Me”, mi tema favorito del grupo, ganaron en intensidad y pegada, manteniendo el nivel de energía y haciendo botar al personal suponiendo uno de los momentos álgidos de la noche, suecedido por una extensa versión de la misteriosa “Night Songs” en la que Keiffer salió tocado por un prominiente sombrero de copa que no pegaba mucho con su look más hippie recordando a Robert Plant, sólo en el look, eh. Rollo vacilón para “The More Things Change” uno de los tres temas que variaron respecto al set de 2010 quedándoloes bastante bien con LaBar tirando de armónica en su inicio, para coger la acústica en la preciosa “Coming Home” saliendo a escena luciendo chaleco y sombrero vaquero.
Recuperaron el ritmo frenético con “Second Wind” con un Eric Brittingham dinámico tirando de bajo supliendo su aspecto muy lejano ya del que lucía en los mejores tiempos de la banda. Nueva vuelta a los temas lentos con dos tremendas baladas como son “Don’t Know What You Got (Till It’s Gone)” con un teclado en mitad del escenario para Keiffer que flojeó un poco con su voz, para mejorar casi sin descanso con la intensa y descarnada “Nobody’s Fool”, que nos dejó preparados para el pelotazo “Gypsy Road” al que le pasó un poco como a “Shake Me”, que fue más cantada por el público que por el grupo cerrando antes de los bises.
El primer bis fue de lo mejorcito del concierto, una extensa y profunda “Long Cold Winter” llena de sentimiento y rollo bluessy en la que se explayaron tanto instrumental como vocalmente, magnífica. El cierre definitivo no tuvo tanto nivel ya que a Tom le empezaba a faltar el aire, de hecho apenas consiguió hacer sonar mínimamente el saxo que cogió para adornar la fiestera “Shelter Me” que nos acabó dejando con un agridulce sabor de boca.
Un concierto con momentos memorables, pero con otros que podían haberlo arruinado de no ser por la predisposición del respetable y las tablas del grupo. En este punto vuelve a surgir la pregunta ¿Más vale tarde que nunca?, una vez puede, dos quizás sea excesivo, al menos para Cinderella.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: David Esquitino (Cinderella), Mariano Palomo (Jorge Salán)

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