viernes, 26 de septiembre de 2014

VIXEN

25 de septiembre 2014. Sala Shoko (Madrid)
 
Volvían veintitrés años después de su última visita a Madrid una de las bandas femeninas más admiradas y respetadas a finales de los ochenta y en los primeros noventa, las norteamericanas VIXEN. En condiciones normales, y si no hubiera sido porque tuve la oportunidad de verlas descargar el año pasado en el Firefest de Nottingham, hubiera acudido al concierto lleno de dudas e interrogantes, pero en este caso iba sobre seguro y estaba convencido que no me iban a defraudar.
Y así fue, se presentaron sobre las tablas de la céntrica sala capitalina, que en esta ocasión estuvo muy escasa de iluminación, tres de las cuatro integrantes originales, Janet Gardner (voz), Share Pedersen (bajo) y Roxy Petrucci (batería), junto a la entregada guitarrista Gina Stile (ex Envy) que lleva ocupando ya hace bastante tiempo el lugar de la tristemente fallecida Jan Kuehnemund, y en esta ocasión a un teclista desconocido, para ofrecernos de nuevo un concierto lleno del encanto clásico de la banda, pero mucho más duro y afilado de lo que muchos podían pensar. Entre el público hubo de todo, gente que alucinó con la caña desplegada por el quinteto y otros que esperaban una versión más pulida y menos cruda de los temas que desgranaron.
 
En cualquier caso, poco después de las nueve de la noche, salieron a escenas las cuatro damas del hard rock desplegando carisma y cariño ante la nutrida audiencia que acudió al reclamo llegando a un número superior a las cuatrocientas almas que desde los primero acordes de una saturada "Rev It Up" se entregaron a la causa sin condiciones. Y digo saturada porque ese fue uno de los problemas que hubo en algunas fases del concierto, con las guitarras de Gina, y en este caso y en la siguiente canción de Janet, excesivamente altas y distorsionadas, perdiendo buena parte de las elegantes melodías que nos sedujeron hace años.
Ya con el himno "How Much Love" la cosa empezó a mejorar, pudiendo distinguirse mejor sus tremendas voces, no solo la de Janet que estuvo espléndida tanto como cantante manteniendo una potencia y timbre vocales impresionantes, así como de maestra de ceremonias o frontwoman sin parar de soltar bromas y chascarrillos sobre todo sobre los constantes problemas de Gina y Share con las cintas que sujetaban sus instrumentos haciendo que saliera a escena en varias ocasiones un roaddie para colocárselas.
 
Siguió la actuación sin problemas con la enérgica "Cruisin'" sobre el frenético ritmo marcado desde los tambores por una poderosísima Roxy Petrucci que además tuvo el detalle de desarrollar su actuación con una camiseta de España, y a la que se iban las miradas casi intuitivamente para disfrutar de su fantástica ejecutoria. Las palmas acompañaron el inicio de la desbocada "Bad Reputation" con una Gina rascando con poderío su guitarra y moviéndose como una posesa sin parar de posar e interactuar tanto con el público como con sus compañeras ofreciendo algo distinto a lo que ofrecía Jan, menos elegante pero más heavy y dinámica.
Empezamos a darnos cuenta de que el teclista no era de atrezzo en el inicio de "Cryin'" uno de los hits que auparon a Vixen a la parrilla de la MTV y que fue recibido con el previsible entusiasmo por parte del respetable que siguió sin pausa dando palmas y coreando sobre los acordes de la curda "I Want You To Rock Me" en la que Jan fue metiendo estribillos de clásicos del hard ochentero ("Pour Some Sugar On Me", "Up All Night", "Here I Go Again", "Kiss Me Deadly", "I Love Rock & Roll", "Every Rose Has Its Thorn") creando uno de los momentos de mayor complicidad de la noche.
 
En clave más melódica, pero igualmente endurecidas sonando muy rotundas y convincentes cayeron "Not a Minute Too Soon", en la que eché en falta mayor presencia de las teclas, y una magnífica "Streets In Paradise" que siempre ha sido de mis favoritas del grupo, para llegar a la versión de "Rockin' In The Free World" de Neil Young, y que como sucediera en Inglaterra, fue cantada por Share defendiéndose muy bien con la voz además de seguir con su bajo, ayudada al final por Janet que había abandonado el escenario para tomarse un respiro.
Cogió aire la vocalista para desbordar toda su pasión dedicando a su amiga Jan Kuehnemund la balada "Love Is a Killer", de nuevo con la guitarra de Gina comiéndose a los teclados, para después rasgarse con una distorsión mucho más sucia en "Never Say Never", uno de los pocos temas rescatables del desafortunado "Tangerine" y único tema propio que tocaron fuera de sus dos primeras obras discográficas que, después de todo, era lo que la gente quería escuchar como se pudo constatar viendo la tímida respuesta que obtuvo.
 
Con "Hell Raisers" recuperaron el pulso más heavy-hard rockero resultando realmente potente y casi agotadora con la guitarra entrando a cuchillo sobre su acelerado ritmo, antes del inicio a capella de otra de mis favoritas "Love Made Me" que me encantó volver a escuchar en directo, habiendo tiempo entremedias para la foto de rigor para el Facebook de la que se encargó Share con su móvil.
 
Breve solo de batería de Roxy, muy bien recibido por el público, para enlazar una alargada y rockanrolera por momentos "Wrecking Ball" en la que se explayaron a gusto, cerrando definitivamente con una excesivamente saturada y algo deslucida "Edge Of A Broken Heart" que hizo que alguno torciera el gesto al final tras algo menos de hora y media de show sin apenas pausas, llena de brío, actitud y determinación, pero con el para mí perdonable inconveniente de su sonido en algunos momentos. A mí me gustaron, algo menos que en el Firefest una vez eliminado el factor sorpresa de entonces, pero en general prefiero que las bandas pequen por exceso que por defecto en lo que a caña se refiere en directo, aunque entiendo que hubiera gente que no saliera todo lo satisfecha que esperaba.
 
Tras el concierto, apenas unos minutos después, las cuatro protagonistas de la banda tuvieron a bien salir al puesto de mechandising a firmar y fotografiarse con un buen número de fieles que en algún caso seguro que vieron cumplido un deseo que tenían hace muchos años, aunque sólo fuera por eso seguro que les mereció la pena acercarse al concierto.
Mariano Palomo

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